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Parte De La Misa


Enviado por   •  16 de Agosto de 2013  •  1.645 Palabras (7 Páginas)  •  282 Visitas

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PARTES DE LA LITURGIA EUCARISTICA

a) Presentación de las ofrendas

b) Plegaria Eucarística

c) Rito de Comunión

a) PRESENTACION DE LAS OFRENDAS

Esta preparación del sacrificio durante bastante tiempo se ha llamado "ofertorio". Ofrecer y presentar son términos parecidos, pero es mejor el nuevo nombre de presentación de ofrendas para no confundir ideas. Este momento no es de ofrecimiento del sacrificio, lo cual tendrá lugar después de la consagración, cuando tengamos la víctima, que es Cristo, presente bajo las especies sacramentales.

Ahora simplemente se presentan los dones.

Cierto que esta presentación puede tener un bello simbolismo: traemos dones de la oración, bendiciendo al Señor, que nos lo ha dado. Y lo hacemos con la mirada tendida hacia adelante, hacia lo que esos dones serán luego, al ser transformados.

El rito puede comenzar, si la Misa es cantada, por la "antífona del ofertorio". Es un fragmento del salmo que raramente expresa la idea de ofrenda. Originalmente este canto acompañaba la procesión que llevaba los dones al altar. Su fin es, antes que nada, crear el ambiente de alegría, de generosidad y de alabanza en el cual debe desarrollarse esta donación.

Ciertamente será cosa muy buena que los fieles, o algunos de sus representantes, traigan sus dones (el pan y el vino destinados al sacrificio o algunas ofrendas para el mantenimiento de la Iglesia y del clero, o para ayudar a los pobres que es la colecta). Así se expresa la participación de todos. Pero esta procesión no tiene sino un valor de expresión. Ella no es esencial. En los comienzos de la renovación litúrgica, se ha exagerado, frecuentemente, su importancia.

Ha sido realizada también de un modo torpe y descuidado. Por ejemplo, al llevar al santuario instrumentos de trabajo que no pueden ser "ofrecidos" (porque se los llevarán de vuelta), sino sólo bendecidos, y esta bendición no tiene ligazón directa con la Misa.

En ciertos lugares, se ha dado gran importancia a la "ofrenda" de las hostias, olvidando que "esta ofrenda que puede ayudar a elevar el número de comulgantes y que tiene cierto valor expresivo, no consiste, en realidad, sino en hacer pasar las hostias de un recipiente a otro, puesto que las reglas actuales no permiten consagrar el pan ordinario Que los fieles habrían traído de sus casas. Las hostias que el fiel deposita para consagrar, ya estaban en la Iglesia.

En fin, consistiría este rito en poner sobre el altar -que debía estar vacío hasta este momento- el corporal (mantel), el purificador (servilleta), el cáliz y finalmente, el Misal que permitirá al sacerdote leer las oraciones acompañando a la acción.

LA BENDICION DE DIOS PARA EL PAN Y EL VINO

El sacerdote ya está en el altar, por vez primera, después de haberlo besado al comienzo de la Misa. Recibe de un ayudante la patena con el pan. "Patena" significa "plato". Conviene, en nuestros días, que la patena, sea más bien, un plato hondo, mejor aún, una copa sin pie, a fin de poder recibir todo el "pan", no solo la hostia del celebrante que preside, sino las de los otros celebrantes y las del pueblo. Por lo tanto, no conviene poner las hostias del pueblo por separado, en un "cibatorio" o copón. Este vaso, que originalmente no era sino un cáliz dotado de una tapa y que, por su silueta, parecía un segundo cáliz, no tendría que servir sino para la conservación de hostias en el sagrario.

El sacerdote eleva un poco la patena con el pan delante de sí, pronunciando esta fórmula: "Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de Tu generosidad y ahora te presentamos; él será, para nosotros pan de vida".

Y pocos instantes después, el sacerdote hará un gesto similar elevando ligeramente el cáliz con vino y un poco de agua, pronunciando una fórmula paralela: "Bendito seas, Dios del Universo por este cáliz, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de Tu generosidad y ahora te presentamos; él será, para nosotros, bebida de salvación".

Se bendice a Dios por el don del pan, puesto que El es el creador de todas las cosas y por todo lo que es bueno y es sostén de nuestra vida viene de su bondad.

Si se canta la antífona del ofertorio o algún canto equivalente, el sacerdote dirá las dos fórmulas, que hemos estudiado, en voz baja. Si no hay canto, las pronunciará con voz inteligible, de manera que los fieles puedan participar de la "bendición" que el celebrante dirige a Dios, aclamando con la respuesta: "Bendito seas, por siempre, Señor".

LA PREPARACION DEL CALIZ

Antes que el sacerdote presente el cáliz, es necesario que éste, preparado con el vino. Esta acción compete al sacerdote y al diácono.

Al vino se le agregará un poco de agua. Era el uso en tiempos de nuestro Señor, no sólo entre los judíos, sino también entre los griegos y romanos, por un motivo puramente práctico: el vino de los antiguos era muy denso, de mucha graduación alcohólica, y

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