Preguntas Y Respuestas
Enviado por smichaelle • 2 de Octubre de 2014 • 1.409 Palabras (6 Páginas) • 270 Visitas
Tienes preguntas sin respuestas?
Con Dios todas las preguntas con respuestas vienen en un solo paquete.
Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Jeremías 33:3.
. Quien creó a Dios? Salmos 90.2 apoc. 1:8. DIOS no existe, el ES. Ex. 3:14
. ¿Quién soy? Somos Hechura de Dios creados en Cristo Jesús para buenas obras. Efesios 2:10.
. ¿Hacia donde voy? Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:14.
. ¿Para quién hago Lo qué estoy haciendo? Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23.
. ¿Cómo lograr mis metas? Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13.
. ¿Quién e separará del amor de Cristo? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:35, 39.
. ¿Por qué vivir del pasado? No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. . Isaías 43:18,19.
. ¿Qué pide Dios de ti? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Dios de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8?
DIOS NOS CASTIGA? Una de las preguntas más frecuentes que escuchamos entre los cristianos, es acerca del “castigo” de Dios: ¿Nos perfecciona Dios por medio de las enfermedades, tragedias, pérdidas de trabajo u otros medios drásticos?
El castigo es a menudo mal interpretado por nuestros conceptos erróneos acerca de Dios.
Cuando estudiamos en su contexto el capítulo 12 de Hebreos, hemos de tener en cuenta que el contexto comienza en el versículo 1 y no en el 5; de ahí en más podemos entender que el autor de Hebreos no está hablando de enviar cosas malas en contra nuestro; sino que él compara nuestra resistencia hacia el pecado con lo desagradable que resultaba recibir disciplina de nuestros padres terrenales.
Podemos ver que la corrección del Señor es como decir “la resistencia a la tentación”, lo que es comparable con la experiencia de un niño siendo disciplinado por su padre. Resistir la tentación, es a menudo, una batalla. La mente no renovada quiere hacer una cosa y el espíritu quiere hacer otra. Esa batalla desagradable es similar a la de un niño castigado o disciplinado por portarse mal. No es agradable, pero tarde o temprano traerá sus frutos.
“Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos y no hijos”(Heb 12:8)
Resistir la tentación no es placentero, pero traerá su fruto. Aquellos que no resisten la tentación no se comportan como hijos. Los hijos soportan la reprensión (resistiendo la tentación), los bastardes no; ellos no la resisten.
Jesús fue perfeccionado por las cosas que sufrió
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Heb 5:8)
El sufrimien to de Jesús no fue en términos de enfermedad, ni de sufrimiento en las manos de Su Padre, sino de la persecución por la Palabra. Sufrió la tentación de “dejar pasar esa copa” en el huerto de Getsemaní. Él resistió al punto de derramar sangre. Él fue tentado en todo, pero no pecó (Heb 4:15). Su manera de “aprender la obediencia” es nuestro ejemplo para entender qué significa el “castigo” de Dios.
¿Cómo perfecciona Dios a sus hijos?
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2Tim 3:16-17)
De este pasaje entendemos que es posible que un hijo de Dios sea perfeccionado sin tragedias o enfermedad. Es La Palabra de Dios la que nos perfecciona. Es la Palabra la que “nos corrige” y “nos redarguye”.
Conforme nos sometemos a La Palabra y la aplicamos en nuestras vidas somos transformados en el exterior a la imagen interna que tenemos – la justicia de Dios en Cristo (2Cor 5:21)
¡No es nuestro espíritu re-nacido
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