Sexo En La Religión
Enviado por Cheloemo • 24 de Octubre de 2013 • 1.116 Palabras (5 Páginas) • 252 Visitas
Toque de queda
Hace poco en Barranquilla y en el área metropolitana se instaló el toque de queda, que es la prohibición, establecida por instituciones gubernamentales, de circular libremente por las calles de una ciudad, en este caso entre las 11 pm y las 5 am con el fin de evitar que los menores tomen parte o sean víctimas del reciente aumento en los índices de criminalidad que se ha estado dando en la ciudad en los últimos meses. La medida adoptada por la alcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera y la Secretaria de Gobierno del distrito Josefa Cassiani ha provocado mucha polémica en la población, especialmente entre los jóvenes, los mayores (y únicos) afectados, debido a su cuestionable efectividad en una problemática social de esta talla.
El problema con esta medida radica en que no busca acabar con las tasas de criminalidad. Esto se toma como una meta secundaria, un extra que resulta de la pérdida de la libertad de deambular por la noche que tienen los jóvenes. ¿Y qué sucede con esto? Claramente va a generar actitudes subversivas, va a generar resistencia. Los menores de edad van a salir por la noche igualmente, desobedeciendo esta norma porque se toma como un mecanismo de coerción. Y con mucha razón. El toque de queda es un flagrante ataque por medios legales del derecho humano a la libertad. Es irrelevante si se da para la protección de los menores o no. Benjamin Franklin, de hecho, afirmó alguna vez que “aquellos que deseen perder su libertad a cambio de su seguridad temporal, no son merecedores de ninguna y eventualmente perderán ambas.
Y no tendrá ningún resultado. Los menores van a hacer caso omiso y las tasas de criminalidad seguirán aumentando. Los pocos que sean retenidos simplemente pueden sobornar al policía y volver a su vida. El toque de queda es una medida inefectiva que no tiene como fin acabar con el problema y, sin embargo, el gobierno actúa como si fuese la santa panacea para la ciudad. Lo único que provocan es el aumento del descontento social y de la inseguridad.
Es indudable que los medios de comunicación sirven como un potente método de control social. La televisión y el radio (por mencionar un par) tienen mucha influencia en la ideología individual y colectiva en Colombia; y es por esto que no puede negarse su influjo en dicha problemática. Programas como El Capo, diseñados específicamente para glorificar la vida y obra de los líderes de la mafia e interesar a su audiencia con una idealización de “la vida del otro lado de la ley”, son culpables por la creciente indiferencia ante la vida y la moral que se viene dando. La cultura de la mafia muestra al desprecio por la vida humana y al triunfo de la ilegalidad como situaciones cotidianas. Inadvertidamente proponen la apoteosis social de los líderes criminales, mientras propician las ideas de la individualidad y competencia como únicos medios de conseguir éxito en la vida. Todas estas ideas tienden a enajenar al individuo de la sociedad, lo hace sentir extraño a ella, excluido. Esto, junto a la mentalidad de “los malos siempre ganan” propia de la cultura de la mafia, genera en el individuo la sentida necesidad de conseguir su sustento por fuera de la ley, ya que siente que el Estado no le ayuda; por el contrario, siente que su meta es la de frustrar
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