Sexo Y Ls Religion

La Iglesia Católica desde sus inicios presento posiciones críticas frente a una variedad de temáticas que a su juicio son vulgares e incitan al pecado. Posiblemente el sexo es considerado una de aquellas temáticas; por esa razón, a través del tiempo todos aquellos hombres ligados de alguna manera u otra manera a la religión, se han encargado de difamar y crear una definición totalmente parcializada sobre el sexo, una definición que será adoptada por la mayor parte de la sociedad. Solo hasta hace unos años la ciencia entro a hacer oposición a esta definición que inhibe procesos naturales del desarrollo del hombre. La ciencia, con teorías basadas en estudios, resultados experimentales y demostraciones de todo tipo, desplaza a la religión de su lugar hegemónico basado en unos pilares éticos y morales, que cada vez son más dudosos. Aun cuando la religión esta perdiendo poder y credibilidad en la sociedad moderna, especialmente entre los jóvenes, hombres devotos como Monseñor Alfonso López Trujillo, publican escritos como “los valores de la familia contra el sexo seguro”, con posturas radicales, argumentos que se basan en los valores y juicios morales, pero que al fin y al cabo pierden validez frente a los artículos académicos y científicos, que demostraran que el sexo no debe ser tachado como una muestra de pecado y banalidad, sino que es una respuesta de los instintos naturales de reproducción y atracción que guían al hombre.

El sexo ha generado polémica desde su origen, pero ha sido la iglesia quien se ha encargado de hacer esa división y de crear ese significado tan burdo y casi grotesco a un acto que pareciera ser natural. No es fácil comprender los motivos que conducen a que se adopten este tipo de posturas que al parecer son frágiles de estructura. La historia muestra que constantemente la religión tuvo una importante influencia en la educación, de hecho los primeros filósofos y académicos fueron los religiosos. Siguiendo esta línea histórica, resalta el hecho que nunca se profundizo por parte de estos hombres en temas de la reproducción o el sexo como tal. Esto será lo que el primer articulo a estudiar, que lleva como titulo “Secularización, religión y educación sexual “progresiva” escrito por Mary Lou Rasmussen tendrá como objeto explorar y explicar, poniendo en evidencia y hasta cierto punto invalidando lo propuesto por Monseñor Alfonso López Trujillo.

Los Estados sufren transformaciones en el tiempo; su geografía delimitada por sus fronteras, su población definida por factores de migración y mortalidad y sus economías determinadas por las decisiones de algunos pocos dirigentes. Estas transformaciones son generalmente respuesta a los intereses de la sociedad, del común de la gente, que esta en búsqueda de mejores condiciones de vida y libertades en términos generales. Un paso esencial fue la secularización; momento en el que el Estado responde a sus intereses y limita la intervención de la iglesia. Fue una transformación absoluta en la mentalidad, pero que a su vez respondió a las necesidades de los gobiernos para poder ejercer su labor de la mejor manera. ¿Si un Estado que ha de velar por los intereses de millones de personas, pudo transformar un esquema y una mentalidad, por que la religión no habría de hacer lo mismo con un concepto tan relativo como el sexo? Esta pregunta surge a partir del artículo de Rasmussen donde propone un cambio de mentalidad más abierta para los religiosos y el término que usa es “progresivo”. Esto sugiere que la apertura hacia este tema no se hará de un solo tajo, sino de manera gradual. El primer paso será reconocer que el sexo no es pecado, no es banal o vulgar y que la posición recelosa que adopta López Trujillo frente al tema del sexo y los métodos anticonceptivos es equivoca, que no son un mecanismo para popularizar y degradar las relaciones sexuales, sino que son un mecanismo de control de natalidad y prevención para las parejas que según los estudios inician una vida sexual activa a más temprana edad. Dado que la religión es tan tozuda en la educación, debería unirse con los métodos modernos de educación para de esta manera sincronizar las teorías sobre el sexo, transformar su postura crítica contra el sexo y aprovechar para transmitir un mensaje religioso a los jóvenes que cada día requieren con mayor razón algún tipo de guía espiritual.

Así como el sexo genera polémica y repulsión entre los religiosos, también es un concepto vinculante entre la sociedad y la religión. El segundo artículo, que lleva por titulo: “Validez y eficacia de la breve medida multidimensional de la religiosidad /espiritualidad de los jóvenes” es una muestra clara de cómo las posición radical de la Iglesia frente a una variedad de temas críticos o complejos de tratar, resulta en que grupos sociales encuentren las actividades sexuales y sugestivas representativamente más atractivas que cualquier guía espiritual que pueda proveer la Iglesia. Constantemente los jóvenes buscan libertades, independencia, eso es lo que el sexo les da y la religión les quita. Los jóvenes se dejan llevar por el instinto de atracción y supervivencia, dos puntos esenciales para el desarrollo y crecimiento de la vida del hombre. Por ende, cuando López Trujillo expone estos argumentos críticos y se opone profundamente a los métodos que permiten a los jóvenes disfrutar del sexo en forma segura, esta creando rechazo; pretendiendo advertir de los peligros y trayendo a colación esa interpretación sucia y banal del sexo, no para disuadirlos de las practicas sexuales, sino que mas bien promueve un rechazo por la iglesia y su posiciones

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