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Tao Chino


Enviado por   •  30 de Agosto de 2014  •  3.250 Palabras (13 Páginas)  •  295 Visitas

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Los místicos taoístas

El Tao es el origen de todas las cosas. Es aquello por lo que todas las cosas llegan a completarse. Por él todas las cosas existen. (HANFEIZI)

El Tao llena todas las formas y, sin embargo, es imposible retenerlo del todo. Se va pero no retorna. Llega pero no permanece. Si lo deseas, no llegarás a oír un solo sonido que lo desvele. Con todo, surge de repente en el interior de la mente. Tan oscuro es que su forma no puede verse. Tan penetrante, que está en todo nuestro ser. No es posible verlo en movimiento, tampoco oír su silencio, y , sin embargo, hace a la perfección todo lo que se propone. A esto llamamos Tao. (KUAN TSE)

El Tao es el origen del Cielo y de la Tierra. Existe antes de la creación y nadie ha visto su forma ni conoce su nombre. También le llamamos “inteligencia espiritual”. (KUEI KU TZU)

El Tao es como un océano en el que oro y plata desaparecen, en el que se pierden de vista montañas de inmundicia. Bajo sus aguas, los pequeños camarones y las grandes ballenas comparten el espacio. Todos los ríos fluyen hacia él y sin embargo nunca se llena. Sus aguas alimentan a todos los seres y aún así hay abundancia para todos. (KUAN YIN TZU)

El Tao envuelve el Cielo y la Tierra, ciñe el universo, contiene el yin y el yan, gobierna las tres luminarias y desarrolla una actividad inagotable. (HUAINANZI)

Tung Kuo Tzu preguntó a Chiang Tzu: “¿Qué es eso que los hombres llaman Tao? ¿Dónde está? “. Chuang Tzu respondió: “No hay ningún lugar en el que no exista”. Tung Kuo Tzu dijo: “Sé más específico”. Chuang Tzu respondió: “Está en la hormiga, es muy humilde. También está en el mijo, que es aún más humilde. Y está en una teja de adobe, mucho más humilde. Incluso en el excremento”.

Tung Kuo Tzu no respondió.

Chuang Tzu añadió: “Así es el perfecto Tao; completo, omnipresente, global. Estas tres palabras distintas tienen un significado similar. Todas indican la misma realidad”.

Existe el Tao de las personas y el Tao de la naturaleza. El de la naturaleza representa la inacción. El que está implicado en la actividad es el Tao de la gente. El Tao de la naturaleza es el principal, el Tao de los hombres le es subordinado. Ambos están separados. Esto es algo sobre lo que nosotros únicamente podemos meditar.

Conocer el Tao es fácil. Abstenerse de hablar de él es difícil. Saber y no hablar de lo sabido tiene que ver con la naturaleza. Saber y hablar de lo que uno conoce tiene que ver con lo humano.

El saber de la gente corriente nunca va más allá de cosas como enviar y recibir regalos y cartas. Consumen su espíritu vital en lo inútil y trivial. Con todo, suspiran por ayudar en los asuntos de gobierno y por dar forma e informidad a la gran unidad.

La complejidad de las cosas en el Universo les confunde, porque no comprenden el Origen Sublime de las cosas.

El ser humano integral, perfecto, permite a su espíritu esencial retornar al no-origen y cierra felizmente sus ojos en la región del no ser. Su espíritu no tiene forma, como el agua que fluye, burbujeando perfecta pureza. ¡Que dignos de compasión son los que tienen una comprensión infinitesimal y no comprenden la Gran Tranquilidad! .

Lo que no tiene forma la adquiere; cuando la tiene la pierde. Todos hablan de ello, pero aquel que ha alcanzado el Tao no habla de ello. Hablar de ello indica que uno no lo ha alcanzado. No se puede comprender con la perspicacia, y hablar de ello no es tan bueno como el silencio. El Tao no puede ser oído. Es mejor cerrar los oídos que escuchar. Es el Gran Logro.

Lo que tiene forma sólo alcanzará la paz cuando se parezca a lo que no la tiene. El Tao no tiene ningún punto de origen y no pasa por ninguna abertura. Posee la realidad y por eso no tiene que estar en ningún lugar. Siempre permanece, sin principio ni final. Es intemporal.

Todas las cosas tienen vida y muerte. Surgen de algún lugar y vuelven. Su forma de aparecer y desaparecer es invisible, pero la denominamos “la puerta de la

Naturaleza” , que es el no ser.

El ser no puede crear al ser fuera del ser. Debe proceder del no ser, el lugar en el que el sabio se oculta a sí mismo.

Sea quien sea que sostenga que el ser y el no ser, la vida y la muerte son una sola cosa: ¡Yo seré su amigo!.

Aquello que hace que todas las cosas nazcan es la esencia cósmica. Bajo la tierra produce los cinco cereales y en lo alto del cielo la hueste de estrellas. Entre el Cielo y la Tierra forman los seres espirituales. Aquel que lo posee en su corazón puede ser llamado. Sabio. (LIU PU WEI)

Quien no tenga una comprensión clara de la Naturaleza no será puro en su virtud. El que no tenga una comprensión completa del Tao se verá incapaz. Pero el que no tenga una comprensión clara del Tao es verdaderamente digno de compasión.

Lo que hace que las cosas sean lo que son no es una cosa en sí mismo. El límite de cada cosa está determinado por su frontera. Lo ilimitado se encuentra en lo limitado y, aunque dentro de un límite, es, sin embargo, ilimitado. Hablamos de saciedad y de vacío, de marchitamiento y de decadencia. El Tao hace que una cosa esté llena o vacía, pero el Tao en sí mismo no está ni lleno ni vacío. El Tao hace que las cosas estén marchitas y en decadencia, pero en sí mismo ni se marchita ni decae. El Tao otorga a las cosas su principio y fin, pero en sí mismo no tiene principio ni fin. El Tao hace que las cosas se acumulen o dispersen, pero en sí mismo ni se acumula ni se dispersa.

Los principios de la armonía y la música nacieron de la suprema Unidad, que dio lugar al yin y al yan, los cuales se separaron únicamente para reunirse de nuevo y se unieron únicamente para separarse. Este proceso es “la norma del cielo”. (HUAINANZI)

En la Unidad está el origen de la fuerza de la vida. El movimiento en el interior de esta fuerza produce intención. Envuelto en sí mismo es denominado caos, pero cuando el caos se abrió hizo girar las cuatro estaciones y todas las cosas fueron creadas. (HO KUAN TSE)

El hombre recibió del Cielo su naturaleza espiritual y de la Tierra su estructura material. Al morir lo espiritual y lo material, regresan cada cuál a su origen, y el “yo” deja de existir. Por esta razón el sabio se modela a sí mismo a imagen del Cielo y ni es esclavizado por las cosas materiales ni es llevado por mal camino por nada ni nadie, puesto que considera al Cielo como su padre y a la Tierra como su madre. Los movimientos yin y yan son su ley, y su vida es regulada por las cuatro estaciones. Su pureza se basa en la serenidad del Cielo y su paz en la estabilidad de la Tierra. Cuando las cosas les pierden, mueren, y , si las obedecen, viven.

Los espíritus inteligentes tienen su morada en la

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