Verbum Domini
Enviado por smazzbass • 7 de Octubre de 2012 • 339 Palabras (2 Páginas) • 338 Visitas
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA
DEI VERBUM
SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN
PROEMIO
1. El Santo Concilio, escuchando religiosamente la palabra de Dios y proclamándola
confiadamente, hace cuya la frase de San Juan, cuando dice: "Os anunciamos la vida terna,
que estaba en el Padre y se nos manifestó: lo que hemos visto y oído os lo anunciamos a
vosotros, a fin de que viváis también en comunión con nosotros, y esta comunión nuestra
sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn 1, 2-3). Por tanto siguiendo las huellas de
los Concilios Tridentino y Vaticano I, se propone exponer la doctrina genuina sobre la
divina revelación y sobre su transmisión para que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio
de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.
CAPÍTULO I
LA REVELACIÓN EN SÍ MISMA
Naturaleza y objeto de la revelación
2. Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su
voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen
acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina. En
consecuencia, por esta revelación, Dios invisible habla a los hombres como amigos,
movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y
recibirlos en su compañía. Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras
intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia
de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las
palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio
contenido en ellas. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana
se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de
toda la revelación
Preparación de la revelación evangélica
3. Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio
perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación
sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el
principio. Después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación, con la promesa
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