Éxodo Y La Acción Liberadora De Dios
Enviado por mdelgadod • 17 de Enero de 2014 • 2.312 Palabras (10 Páginas) • 674 Visitas
LA GRAN ACTUACIÓN LIBERADORA DE DIOS QUE CONDUCE A LA CONSTITUCIÓN DEL PUEBLO DE DIOS POR MEDIO DE LA ALIANZA
Miguel Delgado
Introducción
Tomando en cuenta lo que nos narra el libro del Éxodo, intentaremos ir descubriendo el hilo conductor de la acción de Dios en el pueblo hebreo y cómo ésta acción se convierte en mutua relación entre ambos (Yahweh e Israel), llegando a ser liberación de la opresión.
Igualmente, en el Éxodo tiene lugar el nombre de Yahweh, su especial liberación de toda esclavitud, su especial guía y orientación, su alianza de fidelidad y culto especiales. En el Éxodo nace el pueblo de Israel, nace la Torah y con esto nace la Biblia. El éxodo es el momento inicial de Israel como pueblo de la alianza, a su vez, el éxodo es el objeto de la fe de Israel, porque es precisamente en la experiencia del éxodo, que Israel ha conocido y experimentado a Yahweh como Dios liberador y siempre cercano. En consecuencia, la religión de Israel nace de la historia del éxodo y en particular de la alianza, de la que toma cuerpo toda la ética del pueblo elegido, la cultual y la social.
Este Dios liberador y cercano ha elegido a Israel como su pueblo, intentaremos conocer cómo y para qué se da tal elección. Así como intentar definir que implica esta elección y la posterior alianza, tanto para Israel como para Yahweh.
Alianza y libertad
Si leemos con atención, podemos descubrir que las tradiciones del libro del Éxodo, nos narran en realidad distintas maneras de ver la experiencia de salida o éxodo de Egipto. Para algunos fue una expulsión (Ex 12, 33.39), otros, lo consideraron una salida ordenada o movimiento migratorio (Ex 12, 35; 13, 17ss), mientras que para otros, fue una forma de huida (Ex 12, 42; 14,5). De alguna manera se afirma que toda la experiencia iba encaminada a la formación de Israel como pueblo, ya que todo Israel había bajado a Egipto, todo Israel había salido de Egipto y todo Israel había subido por el desierto hacia la nueva tierra.
Lo que es evidente, es que el acontecimiento del éxodo de Egipto, fue tomado en consideración por algunos de los grupos que se encontraron en el desierto y tomaron como suya tal experiencia. Además, el libro del Éxodo nos narra que el hecho del éxodo fue tarea de la acción liberadora de Dios. Este fundamento de la fe en Yahweh podemos verlo Ex 1, 1-15 y lo expresaríamos así: el pueblo aparece como un pueblo oprimido por la esclavitud en Egipto, es entonces cuando su clamor se eleva hasta el cielo y es escuchado por Yahweh, toma la decisión de liberar, llamando a Moisés para que realice en su nombre tal liberación.
Como antecedente de la opresión sufrida por los descendientes de Jacob en Egipto, el Éxodo nos narra que el nuevo faraón no había conocido a José (Ex 1, 8) y que debido a la gran cantidad de semitas en el delta del río Nilo, tenía temor a una coalición de éstos con los enemigos de Egipto (Ex 1, 9-10). Por tal motivo, establece medidas de opresión hacia los hebreos con el objetivo de exterminarlos de manera cruel: orden a las parteras para que maten a los niños recién nacidos de mujer hebrea (Ex 1, 21) y posteriormente la orden clara de arrojar al río a todo niño hebreo (Ex 2, 1). Estos antecedentes, generan una lucha entre el faraón egipcio y Yahweh, es en realidad una doble lucha: la lucha de Israel, paralela a la lucha de Yahweh, hasta que en algún momento llega a ser una sola lucha, la lucha de Yahweh contra la opresión del faraón.
En la lucha mencionada, será Moisés el intermediario o instrumento de Yahweh para llevar a cabo la liberación. En la teofanía que se da en Madiam, el Dios que se le ha manifiesta a Moisés, es el mismo Dios de los patriarcas (Ex 3, 7-9) que le pide un trabajo especifico. Pese a los temores o exclusas de Moisés, Dios lo arma con los poderes necesarios para obtener credibilidad y todo esto va cristalizando la idea en Moisés de liberar al pueblo. El primer requisito será regresar a Egipto y comenzar así su misión (Ex 4, 18-23). Para cumplir la misión, el pueblo debía tomar conciencia de liberación y de relacionar esto con la promesa de descendencia hecha a sus padres (Ex 4, 27-31). Al hacerlo, reconocen que siendo esclavos en Egipto, no podrían entonces heredar la tierra prometida y llegar a ser hombres libres. Según el relato, Aarón se convertirá en la roca de Moisés.
La lucha mencionada se lleva a cabo en dos fases, la primera comienza con la entrevista de Moisés y el Faraón, que resulta en un fracaso por el corazón endurecido de faraón y recrudece aún más los trabajos (Ex 5), lo que desalienta a Moisés hasta el punto de querer abandonar la lucha. La segunda fase se prolongará en signos y medidas de presión hacia el faraón, es una lucha directa con la participación de Yahweh, Moisés acá no tiene verdaderamente acción (Ex 7, 8-11 – 12, 29-30). Los signos, prodigios o castigos, son de origen Yahvista y Sacerdotal y darán testimonio del poder de Yahweh frente a Egipto. Expresan como lo que es salvífico y liberador para el pueblo pobre y oprimido, es ruinoso para el rico y opresor. Los prodigios que se realizan en Egipto, aparecen en orden ascendente y encuentran su punto culmen en la muerte de los primogénitos egipcios. El último prodigio (10º) es el paso personal de Yahweh por Egipto.
Posteriormente, las andanzas por el desierto se presentan como la manera de explicar la realidad del pueblo: es lugar de peligros, lugar de la intervención de Dios, lugar de relación con Dios, lugar de infidelidad del pueblo, lugar de maduración de la experiencia de Dios. Esta experiencia llegará a su culmen con la alianza en el monte Sinaí. Ambos temas (éxodo y alianza), han sido unificados en el Pentateuco (Ex 19 a Nm 10) y tienen como común denominador a “la tierra de la promesa”. Cada tradición (J, E, P, D), se refirió de manera particular al éxodo y a la alianza sinaítica, resaltando características propias con los datos recibidos y de la teología elaborada por los propios personajes o grupos.
Un elemento de importancia para identificar al Dios de la alianza, es a través de su propia revelación. Yahweh en realidad no le revela a Moisés Su nombre, le revela su esencia, que es SER. Es algo más importante que el nombre, la esencia, el ser, el existir. Un Dios que se niega a revelar su nombre es un Dios vivo, un Dios que no se deja manipular. Recordemos que en Oriente, el conocer el nombre de otra persona es conocer su existencia y puede prestarse para manipularla o condicionarla, tal y como se hacía con los dioses o espíritus que estaban al servicio de quien los invocaba.
Por tanto, el Monte Sinaí (Horeb para la tradición Deuteronomista), no sólo es el lugar de la revelación del “Nombre” de Yahweh (Ex 3, 13-22), sino también de la Ley (Instrucción) que
...