EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGÍA, La aportación de la física
Enviado por perla239 • 1 de Marzo de 2018 • Informe • 2.273 Palabras (10 Páginas) • 696 Visitas
EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGÍA, La aportación de la física,
23, Alba Andrade, Fernando.
Reseña crítica
El libro: EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA, La aportación de la física, es el resultado de una intensa labor de investigación, del maestro Fernando[a] Alba Andrade. Egresado de la Facultad de Ingeniería y de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Realizó sus estudios de especialización en Oak Ridge, EUA, y en la Comisión de Energía Atómica. Se doctoró en Ciencias Físicas en la UNAM y en la actualidad es investigador emérito del Instituto de Física y maestro en la Facultad de Ciencias de esa casa de estudios[b].
Con sólo observar la trayectoria del Profesor Fernando Alba Andrade[c], podemos constatar que es una persona de amplios conocimientos en las áreas relacionadas con el estudio de la Física. Un investigador que ha buscado el conocimiento en varias instituciones, con el fin de establecer comparaciones y unificar criterios. Un autor, que sin duda nos ofrece a través de este libro de la colección La Ciencia para Todos, con el número 23 de Fondo de Cultura Económica, una maravillosa ventana al mundo de los descubrimientos e innovaciones científicas, dejando abierta una invitación para adentrarnos en este quehacer.
El libro reseñado tiene una estructura lógica de contenidos, basado en el desarrollo histórico del campo de acción de las ramas de la física; inicia con la aparición del hombre sobre la Tierra, continúa con las civilizaciones que florecieron con la evolución de las sociedades, el renacimiento y la revolución industrial. De la misma forma, divide su presentación en los hechos más relevantes en cuanto al establecimiento del concepto y el despliego del tiempo, el espacio, la instrumentación, la mecánica, la óptica, la electricidad, el magnetismo, la electrónica, las computadoras y la energética. Cada tema de los antes mencionados marcaron su propia era.
Sin perder el sabor a ciencia, Alba Andrade utiliza un lenguaje, sumamente comprensible; propio de los textos de divulgación, ya que, el objetivo es informar a los lectores de sucesos, de los quizá jamás tuvieron algún antecedente, el estilo del autor merece una especial atención, ya que, al inicio de cada capítulo, contrasta la antigüedad con la actualidad, aunque en ocasiones es necesario la adición de términos técnicos, líneas después ofrece una explicación al respecto. Otro aspecto que me parece importante señalar es que su sello principal es la retroalimentación, es decir, que a pesar de que nos encontremos en otro capítulo, en unas cuantas letras, nos hace recordar lo leído anteriormente, esta forma de escritura es su principal estrategia para hacer más sencilla la comprensión, puesto que al final, este libro es una cadena de investigaciones, inventos y descubrimientos, que nos presentan en forma cronológica, cómo la posición de un científico puede llegar a convertirse en las bases sólidas del trabajo de otro, que incluso vivió en una época diferente.
Todo lo contenido en esta obra tiene una razón de ser, un origen que se descubre e interpreta sólo hasta después de leerlo completamente, cada elemento tiene un especial significado, tal es el caso de su portada; la imagen principal es la de una escultura hecha por la cultura Zapoteca que hace alusión al trabajo de fundición realizado en la era prehispánica de nuestro país, una referencia acerca de los desarrollos tecnológicos de las civilizaciones, en el caso particular de la fundición del oro por técnica de la cera perdida. Como fondo de la portada está la imagen de los fragmentos producidos al lanzar un átomo de lantano de alta energía contra un núcleo de lantano en reposo; un punto importante en el capítulo de Energética.
Afirma Alba Andrade, que describir el camino que ha recorrido el conocimiento a través del tiempo y de los pueblos, es hablar de las técnicas sofisticadas de Egipto en la fabricación de vidrios, máquinas simples y metalurgia, es hablar de China y sus inventos como el papel y la pólvora, es hacer referencia de la difusión que proporcionaron los griegos y los más importante; es analizar de manera objetiva los aciertos y errores en el pensamiento de nuestros hombres de ciencia, tal como lo demuestra el escritor al decir que “ las ideas de Demócrito, el famoso filósofo griego, fueron totalmente intuitivas y a ellas se impusieron otras totalmente intuitivas de otros filósofos como Sócrates y Platón –hombres con gran prestigio-que para desgracia de la ciencia tuvieron durante muchos siglos gran influencia en el mundo”, es uno de los pocos autores que habla de los investigadores no como seres perfectos, sino como seres humanos susceptibles al error; como lo demuestra al señalar que “todo lo que dijo Aristóteles en Física fue incorrecto”, y que lo único benéfico fue que aceptara la redondez de la Tierra.
Al sumergirnos en esta obra, tomamos conciencia de que existen redescubrimientos, i.e. que la invención o descubrimiento de un fenómeno, la mayoría de las veces ya había sido planeado por alguien más, pero no había madurado esa idea lo suficiente como para proponerlo de manera formal. Así mismo, nos hace ver como la comunidad de científicos se admiraban y apoyaban entre sí, como Leonardo Da Vinci, quien impulsó los trabajos de Arquímedes para su publicación, expresando que “la ciencia verdadera comienza con la observación y que la experimentación es la madre de toda certeza” pensamiento que años más tarde, fue de gran apoyo para Galileo Galilei y el desenvolvimiento de la ciencia moderna.
Adicional a la información técnica, el autor nos permite ver una faceta humana de un gran físico: “Si he visto más lejos que otros hombres, es porque gigantes me cargaron sobre sus espaldas.” Reconociendo el trabajo realizado por sus contemporáneos anteriores, y: “No sé que pueda yo parecerle al mundo, pero para mí mismo, he sido como un muchacho jugando en la playa divirtiéndose en encontrar una piedra pulida o una concha más bella que las demás, mientras un océano de verdades se encuentra sin descubrir frente a mí”, sin duda su humildad fue enorme, al reconocer que sus investigaciones eran una mínima muestra de la evolución científica.
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