El colapso, la bancarrota
Enviado por lalocaquetehabla • 24 de Enero de 2015 • 728 Palabras (3 Páginas) • 178 Visitas
El colapso, la bancarrota. Una luz al final de un túnel muy oscuro
Veo la bandera de Venezuela con su hermoso tricolor nacional ondeando al viento, un viento pesado, de esos que no acarician, que más bien me golpea incomodándome el rostro. Hay ocho estrellas y de repente en la imagen nubosa, veo una que cae, solo quedan siete en el pabellón que ocupa mi visión panorámica. No están dispuestas en arco, sino en un cúmulo que me recuerda a las pléyades sobre un fondo azul que se vuelve ante mis ojos como el firmamento. Mientras cae esa estrella sobre mi universo perceptual, miro estupefacta cómo se resalta en la caída un solo color que se impone tras un estallido, gritos como salidos del averno, en medio de un sonido ensordecedor de llantos desesperados… es el amarillo que brilla, que enceguece a quien lo mira, un resplandor que impide la normal percepción. No estoy sola en mi visión, estoy ahora en un infierno junto a mis compatriotas.
En este purgatorio de almas desamparadas, sin esperanzas, ciegas por lo finito-lo limitado, veo cómo el amarillo (ese resplandor caliente) nos toca a todos quemándonos, martirizándonos entre aleluyas y hosannas, ese resplandor hiriente toma toda la bandera que ondea esta vez ante un viento caliente, me quema, mientras el azul y el rojo van recogiéndose sobre sí mismos poco a poco, el cúmulo de estrellas se desvanece, luego los ríos de sangre. Unos ángeles vienen a tendernos las manos. Se abren los cielos planetarios.
Muchos en ese desierto amarillo suben los brazos entre alaridos para ser rescatados por los seres alados y mientras el color rojo queda separado de la bandera, veo cómo caen los fantasmas de los estudiantes muertos, la sangre de tantos venezolanos que han bañado las calles, los asesinados, los muertos antes de tiempo como ánimas dislocadas profiriendo una sola sentencia: “Abajo cadenas, abajo cadenas, abajo cadenas”, gritan como ahogadas, como ya sin voz…
Es espeluznante, lloro, es demasiado para mí, pero sigo viendo más imágenes, esta vez del pasado recogiéndose en el rojo sangre, las violaciones de jóvenes en las cárceles, los arrojados al Guaire, los torturados mientras los jueces y las autoridades que nunca vieron nada, se mofan. Veo las caras de los presos políticos de hoy, grises, de los que aún permanecen, de los exiliados, la GNB atacando a civiles, los narcosoles apoderados del país con su abuso de poder, con su sed insaciable, y sigo viendo el pasado en una sucesión de imágenes, los cierres de los medios de comunicación, las lágrimas de mi gente de RCTV, la mirada chispeante roja y alegre de algunos viendo a las madres separadas de sus hijos… y veo más: las largas colas para comprar comida, la gente desesperada con diferentes enfermedades, la insalubridad, la falta de medicinas, el racionamiento de los servicios básicos, la barbarie del hampa, las falsas elecciones, los reclamos hechos a la nada, el entierro sin
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