El continente americano
Enviado por creyes12 • 14 de Noviembre de 2013 • Informe • 1.337 Palabras (6 Páginas) • 284 Visitas
El continente americano había estado ocupado por humanos por lo menos desde 15 mil años antes del encuentro de 1492 y, como lo muestran los escasos registros documentales que sobrevivieron al fanatismo “civilizador” de los conquistadores, la necesaria interrelación del hombre con la naturaleza impelía a diferentes aproximaciones al conocimiento y manejo de la misma, que son la esencia del quehacer de la ecología. Parte de este conocimiento pervive hasta nuestros días y trata de ser rescatado por la etnoecología, y otra parte se encuentra en documentos elaborados en los primeros años de la Colonia que fueron escritos por indígenas y colonizadores. Destacan entre los primeros, el médico Martín de la Cruz y el traductor Juan Badiano, que en 1552 elaboraron en latín y en náhuatl el Códice de la Cruz-Badiano, en donde describen plantas medicinales mexicanas utilizadas por los naturales a partir de su conocimiento de las relaciones con el medio. En 1559, el franciscano Fray Bernardino de Sahagún produjo una gran obra que entre otros aspectos abordaba la historia natural del antiguo México. Entre 1571 y 1577, Francisco Hernández, nombrado protomédico general de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano por el rey Felipe II, realizó una expedición que tenía por principal objetivo describir la historia natural de la Nueva España y estudiar la medicina herbolaria de los naturales. Esta expedición resultó en una obra de 17 volúmenes que no pudieron verse publicados por su autor y fueron rescatados parcialmente hasta el siglo xviii.
En 1780, el fraile jesuita Francisco Javier Clavijero escribe desde el exilio su obra
magna Historia Antigua de México en donde, entre otras muchas cosas, diserta sobre los patrones de diversidad de los mamíferos del Nuevo Mundo comparándolos con los del Viejo Continente.
Uno de los personajes que contribuyó de manera significativa al desarrollo de lo que hoy es la ecología fue indudablemente Alexander von Humboldt. A partir de sus exploraciones en México y América del Sur pudo inferir patrones sobre cambio climático, distribución geográfica de organismos e incluso sobre deriva continental e impactos ecológicos por actividades humanas en sus obras Ensayo sobre la geografía de las plantas, en 1811 y Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, en 1834. Aunque las obras de Humboldt no pueden considerarse como parte de la ciencia mexicana, descansaron fuertemente en la contribución de naturalistas mexicanos cuyas obras consultó, y reconoció el “celo por las ciencias naturales en que con tanto honor se distingue México”. Uno de estos naturalistas y quizá el más importante de los precursores de la ecología en México es José Mariano Mociño.
Doscientos años después de que Francisco Hernández finalizó su expedición a la Nueva España, Carlos III envió una nueva expedición concebida con una visión más amplia que incluía un equipo de médicos, botánicos, zoólogos y artistas. Dirigida por Martín de Sessé y Lacasta, abarcó de 1787 a 1803, casi 16 años de intenso trabajo de campo e incluyó la instauración de la cátedra de botánica en la Real y Pontificia Universidad de México, el Jardín Botánico y el primer Gabinete de Historia Natural.
José Mariano Mociño se integró a la expedición en 1789, y es a partir de este momento que nace la ecología mexicana en la forma de una historia natural científica. Mociño fue mucho más allá de los objetivos de una expedición botánica, abarcando todos los aspectos relevantes de las ciencias naturales de la época: participó en el estudio de las erupciones del volcán de San Martín Tuxtla en Veracruz; el análisis de minerales para su utilización industrial; la descripción de la anatomía de peces, mamíferos, aves, insectos, mariposas, y realizó anotaciones acerca de nombres y usos de plantas con fines terapéuticos o nutricionales, además de los fines botánicos. Incluso ejecutó importantes estudios de ecología humana en Nutra, hoy Vancouver. Los expedicionarios regresaron a España en 1803 y una serie de vicisitudes que incluían los conflictos europeos y los procesos insurgentes en América motivaron que mucho del material que llevaron los expedicionarios se perdiera o pasara a diferentes manos,
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