Poder
Enviado por juniorjjdjjd • 22 de Junio de 2015 • Tesis • 2.060 Palabras (9 Páginas) • 138 Visitas
con el estado de la experiencia que la propició. Evidentemente, la separación entre el saber (la teoría) y el actuar (la praxis) es una garantía para tener los hechos circunscritos en un marco de conocimiento, así como un encubrimiento de que sus proposiciones son hipótesis que se corroboran sólo dentro de aquel marco y no universalmente, valiéndose de la neutralidad del científico y sus instrumentos. Las consecuencias del pretendido trabajo del científico fuera de la esfera de la práctica y la sociedad son la creencia en una “trascendencia” o eternidad de su labor y, junto a ella, el fatalismo o la absoluta asimilación y conformidad con el orden de la realidad descrito. Mas la historia de la ciencia moderna no ha omitido en sus campos de estudio la comprobación de aquellas dos imponentes consecuencias. Y es que la condición mudable de la sociedad y el pensamiento, en oposición al progresivo afianzamiento de las ciencias naturales, se presentaba como una limitación para la “perennidad” de la ciencia que se ocupara de aquellas. Ni siquiera la ciencia positivista, fiada solamente de las experiencias científicas, renunció al estudio de la sociedad. Si en el origen de la teoría tradicional, el sujeto autónomo, que es fundamento del saber, busca la coincidencia con el objeto exterior, ¿qué condiciones extrañas a la teoría modifican indefectiblemente la aproximación científica tradicional? Los encuentros entre cognoscente y cognoscible cambian, si no en la lógica trascendente, sí en la historia inmanente. Horkheimer extiende la posición de Marx: también el objetivo al que apuntan las ciencias, aquél que atiende meramente al objeto y no al investigador, surge de la historia, del orden social del presente. El comportamiento mecánico respecto de las transacciones materiales en la sociedad burguesa aprovecha la “imperecedera” teoría tradicional como poder de sustentación de su particular manejo de las relaciones sociales –particular, ya que históricamente recién nace en el siglo XVI. No se trata de una simple analogía o emparejamiento al azar entre la teoría y el orden social establecido; es el esclarecimiento de que en el capitalismo Jorge Ávila 76 tardío aun la investigación científica más pura se paga y se somete a las reglas económicas, y que el mecanicismo de sus dicta económicos vuelve pasivos, desinteresados y sencillamente calculadores y previsibles a quienes deberían encarnar la fuerza crítica de la razón. § 2. La insuficiencia de las ciencias “críticas” de la sociedad El desentrañamiento del sustrato social de la ciencia, la “sociología del saber” o “estudio de las ideologías”2 , es el móvil que relativiza por necesidad la teoría tradicional y avanza por el camino de una teoría que contenga la totalidad histórico-social. Luego, debe saberse cómo las ciencias tradicionales, con su propósito de descubrir la totalidad mediante su método científico, han compensado su verdadera relatividad del conocimiento de la sociedad con un estudio que intente ser absoluto. Se trata de descubrir cómo el pensamiento crítico de la sociedad durante la modernidad tardía ha abordado los fundamentos de su supuesta objetividad y cómo, de acuerdo a la postura marxiana, sigue siendo, a su pesar, “ideología”. A inicios del siglo XX, la sociología positivista iniciada por Comte, que debía descubrir con exactitud la dinámica trascendental que gobierna el pasaje de los estados de la sociedad, afronta el problema de determinar qué teoría se puede extraer de la realidad inmanente que es el cambio social. Las teorías darwinistas de Spencer, una suerte de determinismo que regulaba no sólo las edades geológicas sino las civilizaciones, son objetadas por Pareto, quien señala la irracionalidad o el subjetivismo –la pérdida de certidumbre de los puros datos empíricos con relación a las creencias de los individuos– en los ascensos y caídas de las élites. Progresivamente, la clave de esta contingencia se discernirá en los individuos mismos y no en un conglomerado sin pensamientos propios. De esta manera, la interpretación de la subordinación de las ideas del individuo a las de la sociedad se tornará en la meta del estudio empírico de la sociología; la crítica del segmentarismo científico prospera en el subjetivismo de la sociología. Durkheim entiende la sociedad cual una regularidad insondable más allá de la coerción hacia el individuo, mientras Weber 2 Cf. Horkheimer, Max, op. cit., p. 43. Max Horkheimer: Teoría tradicional y teoría crítica. La singularidad epistemológica para la transformación de la sociedad 77 sí cree en la comprensión del colectivo social de un modo espiritual –una dimensión política de las ideologías compartidas socialmente– evidenciada en la creciente racionalización y burocratización de las sociedades y Estados. Igualmente importante es la aparición del psicoanálisis como afirmación del sujeto cognoscente en tanto enriquecedor, por la praxis, de la experiencia social, y no al contrario3 . Sentencia Adorno que el positivismo fue útil para la correcta comparabilidad y correlación entre los resultados empíricos, tal y como la reciente sociología antipositivista detecta las ideologías como manifestaciones de los individuos, inhibiéndose de confrontar sus opiniones con la organización real y las relaciones laborales en que se hallan. El estudio social teme llenar su tabula rasa con valores que no provengan de su tipo de constatación científica –la comprensión weberiana del capitalismo en tanto derivado de una ética planificada–, que está amparada en el carácter ineludiblemente neutro del subjetivismo4 . Por estos reparos, la sociología reciente todavía se gobierna por el dualismo epistemológico, sin asir como objeto a la totalidad humana, apartándose de la pregunta comprometedora por el valor ético-social de su ciencia. Entre las otras visiones “críticas” de la ciencia, tampoco el pragmatismo o la Escuela de Marburgo han conseguido juntar el trabajo científico con la realidad de su producción social a partir de una división del trabajo, suprimiéndole todo sentido que relacione al científico con una condición laboral en la sociedad. Aíslan la teoría del dinamismo social: la primera, por concebir la utilidad como externa a la teoría, desconectando los hechos; la segunda, por disolver todo lo empíricamente observable en categorías absolutas5 . La crítica se extiende ad initium, a la misma consagración de la teoría y la herencia de su estatus social por tradición. Desde su concepción aristotélica como la actividad más elevada
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