AMNESIA CONTINUA
Enviado por xshaka28xl • 31 de Julio de 2014 • Ensayo • 1.200 Palabras (5 Páginas) • 299 Visitas
AMNESIA CONTINUA
No sé cómo, pero empezamos a caminar juntos de manera un tanto inesperada, apenas transcurridas tres semanas de iniciadas las clases y luego de un par de días de empezar a pasarnos la voz, primero porque él llegaba y las demás chicas lo saludaban con la idea de que se adaptara al grupo lo más rápido posible (entonces lo que convenía era tratarlo con confianza, buscar su amistad sin ningún tipo de barrera ni reserva y, en seguida acercarme lentamente para, a continuación, brindare un beso en la mejilla). En segundo lugar, porque nos sentábamos muy cerca, al final del salón, y nos fuimos acostumbrando a mirarnos, a compartir cualquier pregunta o resumen que teníamos de actividad en algún curso.
Los profesores, conforme pasaban las horas, iban haciendo su ingreso y lo presentaban como el alumno nuevo: Jhony Román. ¡Ya!, decían las juguetonas del aula y él se sonreía tímidamente, al principio; después, al final de aquella primera semana, parecía como si siempre hubiese estado entre nosotros. Los varones lo trataban con respeto y lo invitaban a que se reuniese con ellos durante la tarde para jugar o ir a ver una película al Mall. Las chicas lo veían un tanto emocionadas, quizá porque era fornido y alto para su edad; tal vez debido a la serenidad que mostraba a primera vista. Claro, sería una de ellas quien le soltaría por primera vez el apodo que hasta ahora lleva bien puesto: “salchichón”. Pero eso sería finalizando el bimestre.
Entrábamos por el parque grande que hay a dos cuadras y nos sentábamos en una banca vacía. Hablábamos de cosas tontas, como mi película favorita, mi actor preferido, mi forma de dormir y cosas por el estilo. Él acababa de llegar de Lima hacía unos meses y a su papá se le había ocurrido matricularlo en el colegio donde yo estudio desde siempre; me parece que alguien se lo recomendó y allí estaba ahora. Yo sabía que para llegar a su casa tenía que esperar el carro en la avenida, así que esa primera vez que terminamos andando juntos, le pregunté si no se preocuparían por su tardanza y él me respondió que no, que su papá estaba de viaje y que su madrastra no lo molestaba. Por desgracia mi departamento queda a una cuadra de distancia del cole y yo no podía demorar demasiado. Entonces dábamos otra vuelta por el parque y retornábamos por mi calle hasta la puerta del edificio en donde vivo. Él se despedía y se iba sonriendo, prometiendo que más tarde entraría en línea para conversar más tiempo, a pesar de que eso no era igual ni le gustase.
Al comienzo no me parecían raras esas caminatas cortas, aun cuando a la mañana siguiente las chicas empezaran a hacerme comentarios con segunda intención, ante la sorpresa que eso me creaba. Me parece que él le había dicho a alguien que yo le gustaba o algo parecido, pero yo no quería pensar más y solo hacía como si no entendiese nada. Sin embargo, en el fondo, cuando ya se había vuelto costumbre que nos vieran salir del colegio e irnos juntos al mismo parque de todas las veces, entonces las cosas empezaron a cambiar; yo no podía esperar esas caminatas ni su mirada al entrar al aula.
Una tarde, Katy me llamó y me pidió que fuese a su casa. Caminé las tres cuadras que hay de distancia y, al llegar, antes de que yo tocara el timbre, salió él y me invitó a entrar. Se habían reunido varios compañeros de clase con la intención de pasar el rato. Me senté y él buscó algo en su mochila; era un helado de chocolate. Me lo alcanzó diciéndome que era muy rico. Todos nos miraron con una sonrisa cómplice, esperando el desenlace. Yo no les hice
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