Acceso Global A Medicamentos
Enviado por gissvacc • 16 de Noviembre de 2013 • 1.479 Palabras (6 Páginas) • 235 Visitas
El acceso global a los medicamentos en el contexto internacional actual
De los veinte millones de personas que la Organización Mundial de la Salud, la Unicef y Onusida estiman en su informe del 2010 que deberían estar recibiendo tratamiento antirretroviral para la infección por VIH, solamente cinco millones tenían acceso a la terapia a finales del 2010 (1). Un tercio de la población mundial no tiene acceso regular a los medicamentos esenciales, y esta proporción puede llegar a ser más de la mitad de la población en algunos países en desarrollo. Los medicamentos son una herramienta esencial que posee la sociedad para prevenir, aliviar o curar las enfermedades, y el acceso a ellos es un derecho fundamental de los ciudadanos, parte del derecho a la salud como lo establecen algunos tratados internacionales o la misma constitución política de numerosos países.
El problema del costo de los medicamentos –de extrema urgencia para los países en desarrollo– amenaza con afectar a todo el planeta en el transcurso de los próximos 10 a 15 años, incluso a los países industrializados, cuya población está habituada desde hace casi cincuenta años a acceder sistemática y gratuitamente a los medicamentos necesarios.
En efecto, ¿hasta qué punto los sistemas de salud de los países industrializados podrán seguir soportando el aumento del costo de reembolso ante la aparición, por ejemplo, de nuevos medicamentos contra las enfermedades cardiovasculares o el cáncer? Y ello, por no hablar de los tratamientos que se desarrollarán y patentarán a partir de la investigación sobre el genoma humano –sin olvidar que se ha llevado a cabo gracias a fondos públicos–, ni de las terapias relacionadas con el envejecimiento de la población, o la aparición de formulaciones pediátricas.
Numerosos países europeos ya destinan a los productos farmacéuticos un porcentaje más elevado de sus gastos totales de salud que los Estados Unidos, país en el que el gasto alcanza el 12,4 %. Así, por ejemplo, en Alemania se destina el 15,2 %; en España, el 22,8 %; en Finlandia, el 16,3 %; en Francia, el 16,6 %, y en Italia, el 20,1 %. La tendencia es la misma en el conjunto de los países ricos: por ejemplo, en Canadá los medicamentos representaban en el 2005 el 17,7 % del presupuesto de la salud, contra el 11 % quince años antes; y en Japón se observa la misma tendencia. Hace 10 años, ningún país industrializado gastaba en medicamentos más del 10 % de su presupuesto de salud (2).
Desde 1995, año del nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el debate sobre el precio de los medicamentos ha estado en la primera línea de los medios de comunicación y foros internacionales debido a los posibles efectos del ADPIC, el acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio.
La lógica del sistema –si se le puede llamar “lógica” a este círculo sin salida– considera que la generalización del sistema de patentes (de una duración mínima de veinte años) impuesta por el acuerdo sobre el ADPIC es indispensable para permitir que las empresas farmacéuticas privadas sigan investigando. El argumento es el siguiente: la investigación es costosa, pero es financiada por las patentes que, al garantizar a las empresas farmacéuticas un monopolio, les permite mantener precios elevados, para poder continuar la investigación y el desarrollo de nuevos productos.
Ahora bien, estos precios impiden que la mayoría de las personas que necesitan estos nuevos productos, pueda procurárselos. Si bien hay que preservar la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos, también es esencial que éstos puedan salvar vidas a partir del momento de su descubrimiento y no veinte años después... Hay que evitar que se perpetúe la absurda situación actual, en la cual millones de personas mueren por falta de medicamentos que, sin embargo, existen y la sociedad podría poner al alcance de todos.
En gran parte en manos del sector privado, la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos dependen del mercado potencial del producto, y no de las necesidades de salud de las poblaciones con menos recursos. En el transcurso de estos últimos veinte años, puede decirse que no se investigaron enfermedades y epidemias que afectan a millones de personas en los países en desarrollo, como la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis, la esquistosomiasis e, incluso, la enfermedad del sueño.
Pero el problema del alto costo de los medicamentos no es el único que tenemos que enfrentar, el acceso a una de las principales armas terapéuticas –los antibióticos– podría verse también afectado. La resistencia antimicrobiana amenaza la capacidad existente de solucionar con eficacia problemas
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