Acciones morales
Enviado por shucui • 4 de Julio de 2014 • Trabajo • 2.398 Palabras (10 Páginas) • 413 Visitas
LA MORAL
• Deriva del latín: mos, moris.
Su significado etimológico era “costumbre”, y también “norma” o “precepto”. De la fusión de ambos sentidos (“costumbre” y “norma”) surge la concepción latina de la moral. La moral, entendida como “buena costumbre” está formada por los diversos modelos sociales de comportamiento. Estos modelos funcionan como patrones de buena conducta y sirven para valorar el comportamiento de las personas. Así, “moral” hace referencia a las “formas de vida”; éstas reflejan las ideas compartidas acerca de los valores y del sentido de las cosas.
ACCIONES MORALES:
Cada día, y a lo largo de toda nuestra vida, realizamos múltiples acciones: la digestión, respirar, comer, ir al cine, leer un libro, estudiar, cocinar, limpiar, convivir, denunciar las injusticias... De todas estas acciones, sólo son morales las que hacemos de forma consciente y libre y, además, tienen consecuencias sobre otras personas.
Aquí tenemos la definición de acción moral. Según esta definición, sólo las personas podemos realizar acciones morales.
Cuando analizamos una acción moral podemos diferenciar en ella los siguientes elementos:
El motivo (¿por qué lo hago?) que nos mueven a actuar. Para que nuestra acción sea moral, el motivo ha de ser consciente.
La intención (¿para qué lo hago? que tenemos, el resultado que pretendemos conseguir, es decir, el fin que buscamos. La conciencia del fin y la decisión de actuar hacen que las acciones morales sean voluntarias (las hacemos porque así lo hemos decidido).
Los medios (¿cómo lo hago?) que debemos emplear para conseguir el fin deseado. La elección de los medios debe tener en cuenta que “el fin no justifica los medios”.
El resultado (la realización de la acción) y las consecuencias (cómo afecta nuestra acción a las personas que nos rodean) ¿Qué consigo al hacerlo?
NORMAS MORALES
Antes de definir qué son las normas morales, debemos saber que:
Una norma es una regla o pauta que indica cómo hacer algo.
Las normas expresan obligaciones (dicen que “algo” es un deber).
Hay varios tipos de normas:
• Normas de cortesía: Se debe ceder el paso a las personas mayores.
• Normas de tráfico: Se debe respetar el paso de peatones.
• Normas de convivencia social: Se debe mantener limpia el aula.
• Normas morales: Se debe decir la verdad.
• Normas legales: Se debe pagar impuestos al Estado.
Las normas morales son normas generales que regulan la conducta de una persona respecto de otras personas en los aspectos que hacen referencia a la preservación de la integridad física, el bienestar, la distribución equitativa de los recursos limitados y la libertad de actuar.
Debemos tener en cuenta que la fuerza de la costumbre y la inercia de la tradición nos llevan a pedir respeto y obediencia a normas morales que ya han dejado de cumplir la función para la que se concibieron. De ahí la necesidad de hacer ajustes y cambios en las normas morales vigentes.
RESPONSABILIDAD MORAL
Hemos definido la acción moral como aquella que se realiza de forma consciente y libre y que, además, tiene consecuencias sobre otras personas. La responsabilidad tiene que ver con la conciencia y con la libertad. Sólo seremos responsables de nuestra conducta moral cuando:
• nuestro comportamiento tenga un carácter consciente. Es decir, cuando conozcamos las circunstancias y consecuencias de nuestras acciones. La ignorancia es un eximente de la responsabilidad, pero esa exención sólo estará justificada cuando no seamos responsables de nuestra propia ignorancia.
• nuestra conducta sea libre. Si nos hallamos coaccionadas por causas externas, perdemos el control sobre nuestros actos y se nos cierra el camino de la elección y la decisión propias (perdemos la libertad). El resultado es que realizamos actos no decididos libremente y, por tanto, no se nos puede hacer responsables de nuestros actos. Ahora bien, que la coacción exterior nos pueda anular la voluntad (libertad) y nos pueda eximir de la responsabilidad, no debe ser tomado en un sentido absoluto, porque, en la mayoría de los casos, a pesar de la coerción externa, todavía nos queda un margen de opción y, por tanto, de responsabilidad moral.
VALORACIÓN MORAL:
La moral, como ya hemos visto, se refiere tanto a las acciones como a los productos humanos que pueden ser valorados como “buenos” o “malos”. La valoración moral consiste en atribuir un valor a una acción o producto humano. Cuando analizamos la acción de valorar, nos encontramos con estos tres elementos:
• El valor atribuible. Aunque no existe acuerdo respecto a qué son los valores, podemos definirlos como un conjunto no bien especificado de términos que denotan entidades abstractas (que no son objetos). Son valores los términos como paz, justicia, belleza, felicidad, bien, libertad, igualdad, solidaridad, amistad, autoestima... Los valores representan el deber ser (el ideal o utopía), no el ser (la realidad), por eso son guías de conducta.
• El objeto valorado. Los objetos susceptibles de valoración moral son las acciones morales, los actos humanos cuyos resultados y consecuencias afectan a otras personas.
• La persona que valora. Cuando valoramos emitimos un juicio sobre la bondad o maldad de los actos morales. Juzgamos desde los principios, normas y valores propios que tenemos interiorizados. Es decir, valoramos desde nuestra cultura.
Para realizar una valoración adecuada de los actos morales, debemos tener en cuenta todos y cada uno de los elementos constitutivos de las acciones morales (motivación, intencionalidad, fin, medios, resultados y consecuencias). Y para valorar adecuadamente a una persona hay que considerar sus actos globalmente, y no de modo aislado. Los actos aislados no definen nuestra personalidad moral. No somos mentirosas porque hayamos dicho alguna mentira.
OBLIGACIÓN MORAL:
Nuestro comportamiento moral está orientado por las normas morales. Las normas morales expresan obligaciones (dicen que “algo” es un deber). En este sentido, podemos decir que tenemos la obligación de comportarnos conforme a las normas morales y de evitar los actos prohibidos por ellas. Pero esa obligación debe ser “elegida” y no impuesta; debe ser fruto de una convicción interior: sólo estamos obligadas moralmente cuando conocemos las normas, cuando las reconocemos como nuestras, y podemos elegir cumplirlas
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