Actividad fisica y enfermedades.

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RESUMEN

Este artículo busca revisar en la bibliografía acerca de los problemas que genera una mal nutrición e inactividad física en cuanto a las enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes tipo II, hipertensión y obesidad.  

Pretendemos con el siguiente estudio descubrir un poco más acerca de éstas enfermedades, logrando  descubrir que tipo de ejercicios se puede realizar con cada patología como medio de prevención o ayuda a las ECNT.

Palabras clave: diabetes tipo II, obesidad, hipertensión, actividad física.

ABSTRACT

This article seeks to review the literature about the problems generated by a bad nutrition and physical inactivity in the chronic non-communicable diseases, such as type II diabetes, hypertension and obesity.

We try with the next study discover more about these diseases, managing to discover what kind of exercises can be performed with each pathology As a Means of prevention or help the ECNT.

Keywords: type II diabetes, obesity, hypertension, physical activity.

INTRODUCCIÓN

Las enfermedades no transmisibles (ENT), son enfermedades de larga duración, lenta progresión, que no se resuelven espontáneamente y que rara vez logran una curación total (MINSAL, 2015) [1], y que constituyen un problema creciente a nivel mundial producto de diversos factores que intervienen en la evolución de éstas enfermedades, los cuales se asocian a estilos de vidas, hábitos, costumbres, sedentarismo, dietas inadecuadas y estrés.

El ejercicio es un componente importante en el manejo de las enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, entre otras, de manera que puede ser utilizado para fomentar la salud y la calidad de vida de las personas, el cual practicado con regularidad es un elemento esencial para el mantenimiento de unas condiciones óptimas de salud sin distinción de edad, sexo o características étnicas.

Se estima que el riesgo de morir es 1.5 a 1.7 veces mayor en sujetos de baja condición física, independientemente de la cantidad de grasa corporal o IMC.

El ejercicio físico ejerce sus efectos saludables al actuar sobre diferentes niveles, uno de los cambios se produce en los propios protagonistas del movimiento, como son los músculos, las articulaciones y los huesos. También aumenta la flexibilidad, la velocidad y la fuerza de contracción muscular mediante modificaciones anatómicas y fisiológicas: las fibras musculares aumentan en grosor y en número, mejoran su capacidad (enzimas y transportadores) para aprovechar la energía, y aumentan su vascularización para favorecer el aporte de los nutrientes y el oxígeno; mejora los movimientos de las articulaciones [2]

Uno de los efectos beneficiosos del ejercicio, es que se ejerce sobre el metabolismo de las grasas,  la glucosa y eleva los niveles de HDL (colesterol bueno).

En el año 2015, la federación internacional de Diabetes estimo que el 12% de la población tiene la enfermedad, siendo la prevalencia más alta de Sudamérica con un total de un millón 700 mil chilenos  [3].

DIABETES TIPO II

La diabetes tipo II, se asocia a la obesidad y a un estilo de vida sedentario, teniendo como objetivo prevenir o retrasar la progresión de esta patología, con el fin de mantener la glucosa en sangre, la presión sanguínea y los niveles lipídicos. Por lo cual, el ejercicio junto con una dieta hipoglucida  (disminuir el aporte total de carbohidratos complejos dentro de la dieta y la eliminación de los azucares simples), son clave para la prevención de la Diabetes entre un 30 y un 50% en la población general, buscando aumentar el Fitness cardiorrespiratorio, mejorar el control glicémico, producir un descenso de la resistencia a la insulina y el peso corporal en cuanto a % de grasa, mejorar el perfil lipídico, reducir la presión arterial y mejorar la calidad de vida.

Las recomendaciones tradicionales son las de realizar actividad física entre 150 y 210 minutos por semana de ejercicio físico aeróbico (incrementa la GLUT4 y por lo tanto el consumo de la glucosa en sangre por una vía que no es dependiente de insulina) de moderada intensidad (el músculo utiliza la glucosa disponible producida por la glucogenólisis intramuscular y por el incremento de la captación de la glucosa)[4], incluyendo de 10 a 15 minutos de calentamiento y vuelta a la calma, siendo beneficiosos para  la persona, ya que mejora en el control de la glicemia,  se produce una mayor reducción de la HbA1c (la hemoglobina glicosilada),  aumenta la sensibilidad de la insulina y  por lo tanto una mayor tolerancia a la glucosa entre 24 y 72 horas postejercicio.

Una sesión de ejercicio continuo de alta intensidad (7 minutos al 60% VO2max; 3 minutos al 100% VO2max y 2 minuto al 110% VO2max) mantiene la hiperglucemia producida por el ejercicio durante más de 60 minutos tras su finalización (siendo su pico máximo a los 30 minutos y decrece a los siguientes 180 minutos).

Según estudios realizados en España, el ejercicio físico de una intensidad de 50-80% de 1 RM realizado 2 veces por semana produce aumentos significativos tanto en la fuerza muscular como en la sensibilidad a la insulina, y disminuye significativamente la grasa abdominal, por lo cual se concluyó sugerir que dos sesiones por semana, de alta y baja intensidad con ejercicios de fuerza, produciendo  mejoras significativas de la diabetes tipo 2 en edades avanzadas.

La recomendación actual de actividad física  es 150 min/semana de actividad aeróbica moderada/vigorosa y 2 sesiones (ideal 3) /semana de entrenamiento de fuerza (60 min).

Las personas con niveles de glicemia sobre los 300 mg/dl, cetona en la orina o glicemia bajo los 100 mg/dl o simplemente que presentan hipoglicemias asintomáticas no se recomienda realizar actividad física.

HIPERTENSIÓN

La presión arterial, es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón, y mientras  más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.

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