Aparato Respiratorio
Enviado por pato435 • 26 de Noviembre de 2013 • 4.390 Palabras (18 Páginas) • 272 Visitas
APARATO RESPIRATORIO
El sistema respiratorio tiene la función de aportar oxígeno y eliminar el dióxido de carbono del organismo. Este proceso cíclico se realiza en las dos fases de la respiración: la inspiración, durante la cual el oxígeno entra en los pulmones, y la espiración, en la que se expulsa el dióxido de carbono resultante de los procesos metabólicos. Los conductos a través de los cuales tiene lugar este proceso se denominan vía aérea o respiratoria, la cual se clasifica en superior (alta) e inferior (baja), según su posición en el sistema. Por su parte, los órganos responsables del intercambio de gases son los pulmones.
LAS VÍAS RESPIRATORIAS
La vía superior o alta del aparato respiratorio incluye las siguientes regiones: cavidad nasal, faringe y laringe. A partir de ésta, comienza la vía respiratoria baja, que incluye hasta los alvéolos.
El oxígeno entra en el organismo a través de la nariz o de la boca, preferentemente la primera que actúa como filtro evitando la penetración de objetos extraños, reteniendo las partículas suspendidas en el aire y los microorganismos nocivos para el organismo y calentando y humedeciendo el aire inspirado para adaptarlo a las características corporales. En los huesos frontal. Etmoidal, esfenoidal y maxilar se localizan los senos paranasales. Que son cavidades recubiertas por mucosa.
El aire inspirado penetra en la faringe, que está dividida en dos partes: la nasofaringe, prolongación en sentido dorsal de las fosas nasales, y la orofaringe, en la zona posterior de la boca. Después, prosigue su camino descendente hasta llegar a la faringe, órgano fonador, y el esófago, que conecta con el estómago y el resto del aparato digestivo.
La laringe, situada a la altura media del cuello, es el órgano de la fonación. Está constituida por cartílagos unidos por ligamentos y membranas que conforman una estructura en el anillo hueco revestido por mucosa. Otra función importante de la laringe es impedir la entrada del bolo alimenticio a los pulmones mediante el cierre de una válvula denominada epiglotis.
La laringe se continúa con la traquea, una estructura cartilaginosa y elástica en forma de tubo hueco cilíndrico que se ramifica en su parte inferior en los dos bronquios principales, semejantes en su estructura y composición al conducto traqueal, y cuya función principal consiste en dirigir el aire hacia los pulmones, al tiempo que lo purifica, merced a la acción de unos finos filamentos llamados cilios, y adapta su temperatura a la del organismo.
Después, el bronquio principal izquierdo se subdivide en dos ramas denominadas bronquios lobares, y el derecho, en tres, que penetran en los distintos lóbulos pulmonares a través del hilio. Los bronquios lobares experimentan miles de ramificaciones sucesivas siguiendo una estructura de árbol invertido hasta llegar a las subdivisiones más finas, denominadas bronquiolos. Los bronquiolos se diferencian de los bronquios, además de su menor tamaño, por el hecho que carecen de anillos cartilaginosos. En su extremo distal, los bronquiolos desembocan en los llamados alvéolos pulmonares, donde tiene lugar el intercambio gaseoso.
LOS PULMONES
Situados en la caja torácica, los pulmones son dos órganos dispuestos simétricamente a ambos lados del espacio llamado mediastino. Ligeros y de textura esponjosa y elástica, en ellos tiene lugar el intercambio de gases. Los pulmones están envueltos en un saco membranoso y fino denominado pleura, que les sirve de protección, y contienen en su interior a los bronquios, los bronquiolos y los alvéolos pulmonares. Están divididos en lóbulos, tres en el derecho y dos en el izquierdo. Estos lóbulos están separados entre si por cisuras.
Por el interior de los pulmones circulan innumerables vasos sanguíneos. En los saquitos terminales de los bronquiolos, los alvéolos, se lleva a cabo el intercambio de gases: la sangre venosa se purifica, cediendo el material de desecho y adquiriendo el oxígeno del aire inspirado, para convertirse en sangre arterial.
Para su funcionamiento, los pulmones necesitan además un aporte sanguíneo propio, por lo que estos órganos presentan un sistema de circulación doble.
LA RESPIRACIÓN
El objeto de la función respiratoria es hacer posible el intercambio gaseoso necesario para el desarrollo de las actividades metabólicas del organismo. El proceso de la respiración se realiza en varias fases:
Ventilación, o transporte de aire desde el exterior hasta los pulmones. Tiene lugar cuando se contraen los músculos inspiratorios y el diafragma para crear en la cavidad torácica una presión negativa que provoca su expansión; tal es el movimiento de inspiración, que es un proceso activo. La espiración, en cambio, es un mecanismo pasivo y produce la relajación de la cavidad torácica.
Perfusión, que se entiende como llegada de la sangre venosa a los capilares pulmonares y el retorno de sangre oxigenada hacia el corazón.
Difusión gaseosa entre los alvéolos y la sangre, que es arterial para la captación de oxígeno y venosa para la eliminación del dióxido de carbono.
Transporte de los gases por es sistema circulatorio, ligados a la hemoglobina: oxígeno en la sangre arterial y dióxido de carbono en la sangre venosa.
Respiración celular, conjunto de procesos metabólicos por los cuales las células absorben el oxígeno necesario para sus reacciones químicas y desprenden el dióxido de carbono residual de las mismas.
PATOLOGIAS DEL APARATO RESPIRATORIO
Tuberculosis (TBC)
Enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones, aunque puede extenderse a otros órganos del cuerpo. Se distingue por la formación tubérculos y necrosis caseosa en los tejidos orgánicos.
Diagnóstico:
En las primeras fases de la tuberculosis se produce fiebre moderada, tos persistente y débil, cansancio, escalofríos, palidez, sudoración nocturna y pérdida de peso y apetito. La sensación de cansancio aumenta progresivamente con el avance de la dolencia. Son frecuentes complicaciones como pleuritis e inflamación del hígado y el bazo. El diagnóstico se establece con una radiografía de tórax o mediante broncoscopia con aspiración de secreciones. Otros métodos de diagnóstico comunes son la prueba de la tuberculina y la biopsia de tejido.
Tratamiento
El tratamiento se basa en la administración prolongada (mínima 6 meses) de antibióticos, preferentemente rifampicina, pirazinamida e isoniazida, combinados a veces con estreptomicina o etambutol.
Cuidados de enfermería
Vigilar en la auscultación la presencia de crepitaciones.
Indagar los contactos que el paciente haya podido mantener con otras personas, para determinar y prevenir
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