Apuntes sobre la Expedición de Jacques Mahu

Los holandeses llegaron diciendo que eran flamencos fieles del rey Felipe, pero Antonio Recio no les creyó pies la corona española no habría dejado que sometidos europeos se acercaran a comerciar con América sin ningún español a bordo de su buque (p.169).

A la sazón, Chile vivía una pobreza extrema. Los visitante se asombraban de que todo el mundo anduviera “en cueros”.

Baltazar de Cordes empezó en el Trouwe como comisionado especial a cargo de las muchas mercancías a bordo del buque que estaban destinadas al comercio con América y las Molucas. Por ello tenía el título honorífico de “capitán”. Dicho título no le daba mando directo sobre el buque, pero le daba cierta autoridad sobre los hombres de guerra a bordo.

Al ser interrogados, los marinos dijeron haber zarpado de los puertos Engad y Ugad en Róterdam, el 27 de junio de 1598. Habrían sido engañados por sus superiores para persuadirlos de embarcarse en la travesía: les habían dicho que se dirigían al Cabo de Buena Esperanza, en vez de América, donde pesaba una prohibición de los españoles respaldada por la Iglesia (Tordesillas).

Los marinos recordaban que se habían embarcado luego de la fiesta de fines de mayo. En dicha fiesta ponían frutas y aves —especialmente papagayos—, además de diversos chiches, entre las ramas de un árbol que llamaban “La Maga”. Se dedicaban a hacerle puntería con arco y flecha; quien lograra derribar al papagayo se convertía en rey por ese día.

A poco partir, el 23 de septiembre, murió Jacob Mahu en la costa de Guinea, mientras la flota descendía por la costa africana para hacer creer a sus hombres que iban al Cabo de Buena Esperanza. Lo reemplazó Simón de Cordes, conforme con las instrucciones que establecieron los armadores antes de que la flota zarpara.

Permanecieron en Gabón, en el Cabo Lope González, durante cerca de un mes. Continuaron entonces hacia el Oeste por un buen rato antes de confesar a la tripulación que iban a América. Les aclararon entonces que solo iban a comerciar; aunque esto fuera poco creíble: internarse en el Mare Clausum era un desafío que los españoles no dejarían pasar sin una lucha.

En realidad, los armadores de Róterdam habían dado a su flota un doble propósito:

-El primero era el más evidente, y consistía en comerciar con América y las Molucas.

-El segundo era tácito (debido a la gran cantidad de armamento que llevaban) e implicaba defenderse y apoderarse de todos los galeones y plazas españolas que pudieron ofrecer alguna riqueza.

Es evidente que el plan inicial no consistía en aliarse con los indios para dirigirlos contra los españoles, puesto que los únicos que no estaban sometidos a España eran los araucanos. Aliarse con los huilliche en Chiloé fue algo improvisado para obtener el segundo propósito.

A poco andar se encontraron con una flota de piratas ingleses, con los que comerciaron. Es de notar las relaciones amistosas entre la reina de Inglaterra y los estatúder holandés, ambos enemigos naturales de los españoles.

El 12 de marzo de 1599 llegaron finalmente al Río de la Plata, tras ocho meses de viaje y privaciones. Se encontraron ahí con pequeños bichos rojos, semejantes a gusanos, que saltaban entre sus dedos como pulgas. Lo holandeses estimaron que los bichos podían haber sido arrojados al río por las ballenas.

...