Arrugas.

ARRUGAS

Emilio, un anciano jubilado y que padece alzhéimer es ingresado por su hijo en un asilo, que esta cansado de todas las molestias que genera su enfermedad.

Mientras lo llevaban a su nuevo cuarto, recuerdo su primer día de escuela, cuando se sintió desamparado y deseaba volver con su madre.

Al llegar a su cuarto ve que compartirá habitación con Miguel, que lleva en Galicia 30 años y aun no a perdió el acento Argentino, país en el que pasó la mayor parte de su vida. Miguel apodara Rockefeller a Emilio al enterarse de que fue director de una sucursal bancaria.

Miguel es el encargado de enseñarle a Emilio las instalaciones y de ponerle al día de la rutina diaria de su nuevo hogar, le muestra la sala que conocen como la pecera, el salón de la televisión donde solo les ponen documentales de animales y la piscina, que solo es para impresionar a los clientes.

Ya en el comedor comparte mesa con otros ancianos y observa que algunos están muy resignados. Y también observa el amor de Loly hacia Modesto, su marido y la paciencia que tiene cuidándolo, pese a que él no se da cuenta de nada, debido a su avanzado estado de alzhéimer.

Los miércoles los ancianos acuden a clase de gimnasia, unos ejercicios muy básicos que consisten en pasarse la pelota unos a otros, pero algunos ancianos disfrutan mirando e incluso tocando a la guapa fisioterapeuta, que cada semana lleva el conteo del tiempo de cada vez que van mejorando y cuando rompen sus “records”.

Un día a Emiliano se le desaparece su reloj y decide buscarlo entre las cosas de Miguel, descubriendo que este esconde en su armario una caja llena de dinero y de pastillas, y miguel lo amenaza con pegarle si cuenta lo que vio.

Cuando llega la Navidad, todos los ancianos reciben a sus familiares, mientras que Emilio se pregunta quién es el niño que lo llama abuelo.

Y es durante esas fiestas cuando él se da cuenta de la enfermedad que padece, ya que le dan por error la medicación de Modesto, y comprueba que es prácticamente como la suya.

Un día Emilio sube al segundo piso, pese a que Miguel le había advertido de que no lo hiciera, descubriendo allí a los asistidos, la gente que necesita ayuda para todo, sintiéndose muy triste a ver todo eso.

Le cuenta a Miguel su descubrimiento y este le propone tomarse las pastillas que tenía almacenadas en su cuarto, a lo que Emilio se niega, al ver visto esa escena tan trágica decidió aventarse ala piscina con todo y su ropa.

En ese momento Miguel le ayuda, para evitar que los enfermeros y médicos no se den cuenta de lo que hizo, y así evitar que le hagan pruebas, para que no lleven al segundo piso, como lo hicieron con Modesto, subiendo Loly con él para poder seguir cuidándolo.

Con el dinero de Miguel se hace con un coche el cual conduce Emilio,

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