ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

BONO DEMOGRAFICO


Enviado por   •  27 de Agosto de 2014  •  6.146 Palabras (25 Páginas)  •  264 Visitas

Página 1 de 25

Los jóvenes y el bono demográfico: ¿oportunidad o riesgo?

Edición de n 2012

Perú, ¿país de jóvenes?, Juventud, ¿divino tesoro? Estos lugares comunes motivan el examen de las cifras para constatar si son meras frases o realidades comprobables. Se trata no sólo de cuantificar el tamaño y la evolución de la población joven, sino también de examinar brevemente sus potencialidades y problemas.

Por Carlos E. Aramburú

Profesor principal de la Pontificia Universidad Católica

La fecundidad se ha venido reduciendo desde hace por lo menos cuatro décadas en el Perú[1]. Una de las consecuencias más interesantes de la reducción de la fecundidad es el cambio en la estructura por edades de la población. Ello ocurre cuando las cohortes de menores, resultado del“boom” de nacimientos, entran a edad reproductiva y tienen menos hijos que la generación anterior. Se reduce, por tanto, el tamaño relativo de la población infantil. El porcentaje de menores de 15 años bajó del 41% en 1981 al 30.5% en el 2007. La población en edad de trabajar (PET) de 14 a más años creció de 14.4 millones a 19.6 millones entre 1993 y el 2007. Como el proceso de envejecimiento es todavía incipiente, el resultado es una reducción de la tasa de dependencia demográfica (TDD)[2]. En efecto, la TDD bajó de 83/100 en 1981 a 58/100 en el 2007[3].

Como se aprecia en el cuadro “Evolución de las tasas de dependencia”, la dependencia de menores de 14 años se viene reduciendo desde 1990. Por el contrario, la dependencia debida a la tercera edad (mayores de 65 años) viene aumentando en el mismo período, aunque lentamente hasta después del 2010. Como consecuencia, la tasa de dependencia total[4] alcanzaría su nivel más bajo (48.4 personas en edad dependiente por cada 100 personas en edad de trabajar) hacia el 2030. A partir de esa década, la tasa de dependencia total volverá a crecer por efecto del incremento en la proporción de personas adultas mayores. En los últimos 50 años, el Perú ha pasado de ser una población de menores a una de jóvenes, y estamos entrando lenta e inexorablemente a convertirnos en una población con una mayor proporción de personas de la tercera edad.

El bono demográfico

Algunos autores[5] plantean que este hecho, denominado “bono demográfico”, puede aprovecharse para incrementar los ingresos y el ahorro familiar, lo que reactiva la demanda y, por ende, la inversión y el crecimiento económico. Ello siempre y cuando se den las condiciones adecuadas de empleo e ingresos reales crecientes, especialmente para los jóvenes que están en edad de trabajar. El “bono demográfico” ocurre sólo una vez en la historia de una población y es, por tanto, irrepetible.

En el gráfico “Razón de dependencia por edad según regiones”[6] se ilustra la tendencia nacional (línea continua) en la razón trabajadores/población dependiente, alcanzándose el punto más alto para todo el país en el 2030 (2.1 trabajadores/dependiente). Al mismo tiempo se señala la ubicación de cada región en cuanto a esta razón en el 2005. Como se aprecia en Lima y Tacna, ya se había alcanzado en el 2005 la mayor razón trabajadores/dependiente, similar a la que tendrá el país en el 2030. Es decir el “bono demográfico” ya está en su nivel más alto en estas dos regiones de mayor desarrollo. Por el contrario, en regiones como Apurímac y Huancavelica, se encuentra en el 2005 la menor tasa trabajador/dependiente, lo que revela el predominio de la población infantil en estas regiones.

Cuanto más avanzado sea el proceso de transición demográfica, caracterizado básicamente por el descenso de la fecundidad, mayor será la razón trabajador/dependiente en cada región. Estos datos revelan la gran heterogeneidad de las dinámicas poblacionales regionales y alertan sobre la necesidad de empezar a aprovechar las oportunidades del bono demográfico desde ahora.

Es necesario recalcar que aprovechar el bono demográfico –como se ha hecho en países como Corea y Taiwán– supone diseñar y aplicar políticas activas de capacitación laboral y de promoción del empleo especialmente entre los jóvenes y adultos jóvenes. Ello no será tarea fácil, pues la oferta laboral crece por encima de la tasa de crecimiento demográfico (2.8% versus 1.6%), debido tanto al incremento de la población en edad de trabajar (PET) como de la mayor oferta laboral, especialmente entre la población femenina. Entre 1993 y el 2007, la PEA femenina creció en 4.1% anual y la masculina en 2.1%, y la tasa de actividad aumentó del 49.8% al 54.1% de la PET[7].

Según las proyecciones del INEI, la PEA entre 20 y 29 años creció de 3’558,356 personas en el 2000 a 4’058,473 personas en el 2010, y se proyecta en 4’297,425 personas al 2015[8]. Ello representa un aumento de más de 700,000 jóvenes que trabajan o buscan trabajo en esos 15 años. ¿Cuáles son entonces las condiciones y las perspectivas de empleo para los jóvenes?

El empleo y los jóvenes

Según un estudio reciente, casi el 14% de los jóvenes entre 15 y 29 años busca trabajo y no lo encuentra[9]. Típicamente las tasas de desempleo abierto son casi el doble entre los jóvenes que entre la población adulta. Pero adicionalmente la misma fuente revela una fuerte precariedad en la calidad del empleo de los jóvenes que sí trabajan. El 36% son peones agrícolas, personal de limpieza o ambulantes. Casi un 17% trabaja en el comercio al por menor, como cocineros o en trabajos afines. Un 11% son obreros y sólo el 5% se desempeñan como profesionales[10]. El 62% labora en el sector terciario (servicios), un 19% en el secundario (manufacturas e industria) y un porcentaje similar (18.7%) en el primario (agricultura, pesca y minería)[11]. Otro dato que confirma la mala calidad del empleo juvenil en el Perú es que el 52% de los jóvenes que trabajan no cuenta con ningún tipo de seguro de salud.

En un estudio sobre los jóvenes de cuatro de las ciudades más importantes del país (Lima, Arequipa , Trujillo y Huancayo), se encontró que la tasa de desempleo abierto era de 8.3% y la oculta de 1.3%, es decir, 9.6% en total. Además se constató que el 57% de los jóvenes ocupados tenía empleos precarios de acuerdo con la definición del estudio[12]. Aparentemente en las ciudades de mayor dinamismo económico el desempleo es menor, pero la precariedad en el empleo de los jóvenes sigue siendo alta. En efecto, aunque hay un mayor peso de los asalariados del sector privado (58%), especialmente en empresas pequeñas –como se ha señalado– el 17% trabaja en forma independiente en labores no-profesionales, el 12% en Arequipa, Huancayo y Trujillo son trabajadores familiares no remunerados (7% en Lima) y más del 5% son trabajadoras

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (38 Kb)
Leer 24 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com