CANASTA DE CUENTOS MEXICANOS
Enviado por 23alexis777 • 18 de Noviembre de 2014 • 22.370 Palabras (90 Páginas) • 588 Visitas
B. TRAVEN
Canasta de
cuentos mexicanos
Prólogo a las «Obras Escogidas de B. Traven» 3
B. Traven 23
Canastitas en serie 25
Diplomáticos 33
Aritmética indígena 39
Dos burros 47
Corresponsal extranjero 54
Jugando con bombas 56
El suplicio de San Antonio 63
Solución inesperada 70
Amistad 76
La tigresa 81
PRÓLOGO A LAS «OBRAS ESCOGIDAS DE B. TRAVEN»
Traven, misterio sin misterio
En octubre de 1966 publiqué en la revista mexicana Siempre!, número 695, un reportaje titulado Siempre! revela, al fin, el misterio literario más apasionante del siglo, y presenta al mundo a B. Traven. Quién es, cómo es, cómo vive y cómo piensa el extraordinario novelista hecho leyenda. Por primera vez un periodista podía decirle al público éste es B. Traven, esto es lo que me ha dicho, sin que el famoso autor envuelto en el misterio, o alguien con poderes suyos, lo desmintiera.
Carecía aquel primer reportaje de la fotografía de Traven —que otro siguiente ya mostraría de tal forma enriquecido— y prescindía, además, de una referencia al domicilio del escritor en la ciudad de México, donde yo habíale entrevistado y examinado cartas y documentos propios de sus relaciones con los escritores y con la prensa del mundo, que inserta frecuentes críticas a su vasta y apasionante obra. La imagen física del rostro de Traven la proporcionaba entonces con un grabado del busto, a la sazón casi terminado, que le hacía su amigo el escultor Federico Cannessi, pues Traven es enemigo de la fotografía personal y de toda otra manifestación publicitaria. Si uno quiere encontrar abierta la puerta de su casa, debe dejar la cámara fotográfica en la calle, como yo hice. Pero Traven no se opuso a que publicara la fotografía del busto destinado a ocupar un lugar en el pequeño jardín de su casa mexicana.
Aquél es el busto de un hombre a quién sus amigos de México, sabiendo que se trata de B. Traven, mencionan siempre como Hal. Porque es la misma persona que en algunas ocasiones ha firmado papeles y ha tratado asuntos, en calidad de representante de B. Traven —como, por ejemplo, la filmación de alguna de las películas basadas en novelas de Traven—, bajo el nombre de Hal Croves.
La identidad de Traven, cosa útil para críticos y bibliógrafos, sería más fácil si sólo estuviese limitada a este dualismo. Pero la historia que circula entre indicios que parecen inobjetables y otros que resultan concordantes o fantásticos, hay nombres que hacen mucho más difícil convenir irrefutablemente sobre la misma persona a la que, sin embargo, todos convergen.
Unos se aproximan a la definición actual y literaria del personaje conocido como Traven Torsvan, que declara haber nacido en Chicago a los efectos de la actual ciudadanía mexicana —por naturalización—, y otros parecen alejarse de él, como el alemán Richard Marhut, simplificado en Ret Marut, actor, director de teatro, escritor, editor y revolucionario. Hay quienes remontan la identidad hacia un estudiante de teología llamado Charles Trefny, de una universidad alemana. O bien la ponen bajo ciertos seudónimos ocasionales que alargan la fantasía, prolongan la duda y añaden motivos más que sobrados para el intento de unir una obra literaria de grandes resonancias mexicanas con su verdadero y único autor. Así se ha supuesto igualmente que un combatiente internacional de la guerra de España, allí caído bajo el seudónimo de Ziegelbrenner— nombre de una publicación alemana anterior a la I Guerra Mundial, durante ella y hasta 1921—, era también B. Traven, o al menos uno de los Traven que ciertos pesquisidores no desechan totalmente. Del mismo modo se ha presupuesto que la obra de Traven es producto de un equipo de mexicanos, de quienes haría cabeza la representante visible y traductora de los libros al español, la señora Esperanza López Mateos, o solo ella.
El lector de las ocho novelas que siguen a estas notas, advertido o no del aspecto impreciso de la personalidad del autor, tendría suficiente con vivir las aventuras marineras o de los buscadores de oro; los dramas de las monterías en las selvas mexicanas y de los indios oprimidos, para comprender que su realismo ha sido prendido y devuelto a las páginas por un hombre cuya imaginación tiene la virtud y la capacidad de la recreación de gentes, cosas y latitudes que se antojan fantásticas. Empero son reales con el fluido de un relato literario excelente y de un sentimiento que manifiesta la actitud del autor en la vida. Forzosamente ha de preguntarse también quién es ese hombre, cuál es su aventura. Y entonces llega a la novela del autor de la novela.
Durante muchos años, la identidad de B. Traven ha sido —y todavía lo es— motivo de pesquisas y de sensacionalismo, donde el interés literario subyace en aras de esclarecer las incertidumbres crecidas sobre su persona, tan legendaria como la de sus propios personajes. El lector de su obra comprende entonces por qué se ha desatado, sobre todo en Europa, y más especialmente en Alemania, la búsqueda en casos minuciosa, infatigable, con dispensa de mucho tiempo y de dinero, de un Traven físico que un día dijera: "Sí, señores: yo soy Traven con todos los riesgos y todos los méritos." Pero Traven evita una declaración semejante y prefiere dejar correr las aguas incluso cuando se enturbian con indicios o suposiciones que pudieran no favorecerle. Porque menosprecia la publicidad y se aferra a principios de independencia personal. ¿Solo por eso? También, probablemente, porque su vida misma, como la de algunos de sus personajes, se encuentra entretejida y cosida en circunstancias creadoras de personalidades públicas diversas sobre una misma individualidad real, cuya imagen circunstanciada respectiva prefiere no destruir sino fusionar con cada contingencia y momento. Quizá crea que vive en un mundo impreparado para resistir reconocimientos científicos o sinceros sobre la presencia y existencia distintas de un hombre que siendo uno, fue siendo otro al paso del tiempo. Pero que es relativamente el mismo bajo la presión de las formalidades a las que debe apariencia y una cierta adaptación.
Un escritor de México
La seguridad de que B. Traven —y no Bruno Traven, como aparece en algunas ediciones, diferencia que indica en el segundo caso, un origen pirático— vivía o había vivido en México, nace de sus libros, inequívocamente situados, con excepción del primero El barco de los muertos, y el último, Aslan Norval, en la Huasteca petrolífera mexicana (sobre el golfo de México), como Rosa Blanca; en las serranías metalíferas de este país, como El Tesoro de la Sierra Madre; y en las selvas del Sudeste, muros de caoba y de
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