CARTAS MARRUECAS
Enviado por • 13 de Agosto de 2014 • 6.033 Palabras (25 Páginas) • 287 Visitas
CARTAS MARRUECAS.
Carta I
La Carta I va dirigida por el marroquí Gacel a su amigo y sabio, el marroquí Ben-Beley. En ella relata su deseo de viajar con utilidad y de conocer la cultura cristiana sin prejuicios acerca de la misma. Para ello se mezcla entre los cristianos, se halla vestido como ellos y traba amistad con un cristiano de nombre Nuño Núñez. Gacel es prudente y promete a Ben-Beley informarle de lo que irá viendo. No quiere anticipar todavía nada ni hablar de algo que desconoce; no va a hacer esto porque otros lo hayan hecho (Montesquieu).
Carta II
Gacel le cuenta a Ben-Beley lo difícil que es formarse una verdadera opinión sobre el país al que se viaja. Lo único que alcanza a contar a Ben-Beley es que los europeos no parecemos vecinos: externamente serios, pero por dentro muy diferentes en cada país y provincias del mismo. Gacel promete documentarse para hablarle con más profundidad. De momento sólo le hablará de su salud.
Carta III
En esta carta, Gacel relata cómo ha estado informándose sobre la historia de España. Dada la complejidad de la misma, ha pedido a su amigo Nuño su colaboración para elaborar una síntesis y mandársela a su amigo marroquí. Le sugiere que no pierda detalle por tratarse de la clave precisa para comprender los usos y costumbres de España. Caracteriza a España como rica en recursos naturales, lo que explica la codicia de fenicios y otros pueblos. Numancia resistió durante tres ejércitos. Los romanos, gracias a sus riquezas, se hicieron con España. Los godos españoles huyeron a Asturias, salieron mandados por Pelayo. A esto siguieron ocho siglos de guerra con los moros. La unión de Castilla y Aragón se produjo con el matrimonio de Fernando e Isabel. Posteriormente llegaría el odio a Europa por exceso de ambición. Tras la muerte de Carlos I, España era el esqueleto de un gigante.
Los temas tratados por el marroquí se podrían resumir así:
• La península no ha gozado siempre de paz, y es sorprendente que tenga todavía algunos recursos naturales.
• La religión es el motivo de las guerras.
• Es normal que miren con desprecio y temerosos las nuevas industrias.
• Por ese desprecio puede que haya nacido más de un noble.
• Riqueza de América.
Carta IV
Trata de la inquietud con la que los europeos viven la época que les ha tocado vivir. El moro no entiende cómo la gente abomina las generaciones anteriores. Le han dicho que este siglo tiene muchas más ventajas que los anteriores, pero duda que entre ellos se entiendan. A un cristiano le pidió que le dijese las ventajas del siglo XVIII sobre los demás; el marroquí le dijo que en lo civil; antes había más artes, medicina y agricultura; mucho más espectacular, pero poca práctica. En lo que toca a las ventajas morales: príncipes destronados, entregados por traición ejércitos, atropello al matrimonio y a la figura paterna... El moro se pregunta de qué sirve el deslumbramiento de muchas personas; sólo confunde el orden que corresponde a cada Estado.
Los nobles europeos se unirán más y se despegarán de sus naciones. Los estados se mantienen por flaqueza de los otros, no por fuerza propia. Surgirán héroes ambiciosos porque el patriotismo está ausente en ellos. La población se ha reducido a la mitad desde los tiempos de Fernando el Católico. Además, no se conocen los sabios extranjeros, las manufacturas se han arruinado, el apologista (cristiano) se levantó y vio que nadie lo sostenía; lo que dijo es que la cultura del XVIII venía por la excelencia entre los anteriores y los posteriores siglos, por su felicidad y por la de sus contemporáneos. Se come mejor, los maridos y amantes no se desafían y además no se ha producido algo tan honroso para el espíritu humano como los polvos sans pareille (colonia que significaba “sin igual”, de origen parisino).
El moro se retira a rezar para que nunca lleguen a su país los efectos de la cultura europea del XVIII.
Carta V
Gazel se refiere en la carta V a la toma de Méjico por los españoles. Como ha conocido la misma a través de los medios españoles quiere contrastarlo con lo que han escrito los extranjeros.
Carta VI
Gazel le cuenta a Ben-Beley, que en España quien no se dedique a la escolástica, estará muerto de hambre, porque el resto de las ciencias no están reconocidas. Recuerda su reciente conversación con un sabio escolástico en la que se refirió a esas “cosillas” para hablar de diferentes ámbitos de la cultura. En opinión de Gazel, se debería dar más reconocimiento a los científicos, sin embargo, no hay protectores.
Relata el ejemplo de Nuño, que estuvo escribiendo una obra y que, mientras decidía qué hacer con ella y cómo escribirla, no paró de escuchar muchas recomendaciones. Finalmente se cansó y se la dedicó al mozo que traía agua a su casa: Domingo, un muchacho gallego.
En pos de la dedicatoria, le ensalza para hacer la parodia: es un “mecenas” para Nuño, y como tal le trata. Inspirado por la alta dicha de favor de domingo – irónico - alude a la envidia y a Ovidio, que la retrata muy bien. Igualmente ensalza su noble oficio, exagerándolo, con alusiones mitológicas, para conferirle una mayor sensación de grandeza.
Carta VII
Mientras que en Marruecos todos son iguales en el concepto de emperador/plebe, en Europa se distinguen varias clases de vasallos en el dominio de cada monarca.
• Los nobles con herencia de sus padres gozan del favor inmediato del rey.
• Los nobles que trabajan en el ejército son muy numerosos.
• Los hay que no son plebeyos por algún mérito sobresaliente que hayan hecho.
En cuanto a la educación, en Marruecos no hay diferencias en el modo de criar a los hijos. En Europa sí.
• El que nace en la clase más baja no necesita estudios, sino aprender el oficio de su padre.
• El de clase media necesita una educación para desempeñar el empleo de su futuro.
• Los de la clase más alta, han de estudiar con más dedicación, porque a los 25 años ya gobiernan sus estados. Dispondrán de grandes rentas, y frecuentarán palacios.
No hay exactitud en esta teoría de la educación, y es algo que le falta a España en este siglo.
Nuño le puso el ejemplo de que él mismo, un día en Cádiz se encontró con un muchacho de buena clase y le invitó a su casa. Al hablar con el muchacho, Nuño se dio cuenta de que tenía un tío que había sido marino, y el sobrino no soportaba más sus charlas acerca de navío, batallas, etc (esto se opone a la educación que se supone que ha recibido). Nuño le llegó a preguntar cómo le habían educado. El muchacho respondió que a su gusto, al de su madre y al de su abuelo. No estudió apenas,
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