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COMPETENCIA LECTORA EN EDUCACION PRIMARIA


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  376 Palabras (2 Páginas)  •  510 Visitas

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COMPETENCIA LECTORA

HOJA DE LECTURA PARA EL ALUMNO (A)

PRIMER CICLO

LOS BURROS DE DON TOMÁS

Don Tomás compró cuatro burros. Montó en uno y volvió a su casa. Por el camino los contó: uno, dos y tres. No contaba el que montaba. Ya en su casa, dijo a su mujer:

─¡Mira!, he comprado cuatro burros y traigo sólo tres; me han robado uno. ─¡Qué raro! ─dijo la mujer. ─Tú no ves más que tres, pero yo veo cinco

(68 palabras)

COMPETENCIA LECTORA

HOJA DE LECTURA PARA EL ALUMNO (A)

PRIMER CICLO

BASILIA

—¡Buenos días, doña Prudencia!

—Buenos, Basilia, ¿qué se te ofrece?

—¿Podría regalarme unas calabacitas?, me estoy muriendo de hambre.

—No Basilia, sólo me quedaron las que necesito para mi familia.

—Nomás regáleme unas poquitas. Se lo agradeceré mucho.

—Está bien. Si me ayudas a barrer el patio te las daré.

—Gracias, doña Prudencia, mejor regreso otro día.

—Pues, ¿no que te estás muriendo de hambre?

—Sí, pero también tengo sueño. ¡Adiós, señora!

Ella G. Alvarado Navarrete

(77 palabras)

COMPETENCIA LECTORA

HOJA DE LECTURA PARA EL ALUMNO (A)

PRIMER CICLO

LA GENEROSIDAD DE TOÑO

—¡Mamá, mamá! Afuera grita desesperadamente un señor.

¿Me das una moneda de cinco pesos para dársela? –pidió Toño a su mamá.

—¡Con mucho gusto, hijo! Me agrada que seas tan generoso con tus semejantes. Pero, dime, ¿quién es esa persona a quien tú quieres ayudar? —le contestó la mamá.

Toño, muy complacido, le dijo: “asómate a la ventana, mami,

y tú misma podrás oírlo…”.

La mamá se asomó, y vio a un señor que pasaba por la calle gritando: “¡Helados! ¡Hay helados a cinco pesos! ¡Ricos helados a cinco pesos!”.

(94 palabras)

COMPETENCIA LECTORA

HOJA DE LECTURA PARA EL ALUMNO (A)

SEGUNDO CICLO

¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO?

Habitaban unos ratoncitos en la cocina de una casa cuya dueña tenía un hermoso gato, tan buen cazador, que siempre estaba al acecho. Los pobres ratones no podían asomarse por sus agujeros ni siquiera de noche. No pudiendo vivir de ese modo por más tiempo, se reunieron un día con el fin de encontrar un medio para salir de tan espantosa situación.

—Atemos un cascabel al cuello del gato —dijo un joven ratoncito—, y por su tintineo sabremos siempre el lugar donde se halla.

Tan ingeniosa proposición hizo revolcarse de gusto a todos los ratones, pero un ratón viejo dijo con

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