Calidad de la Educación a distancia: Evaluar para mejorar

Calidad en la educación a distancia: evaluar para mejorar

En la actualidad, debido a la nueva normalidad a consecuencia del covid-19, la educación a distancia constituye un nuevo paradigma indispensable para la educación en todos sus niveles, la formación profesional, la capacitación y la actualización de conocimientos. De esta manera, esta modalidad ha llevado a diversas instituciones a replantear su modelo educativo. La manifestación de esta necesidad conduce a que se establezcan mecanismos y criterios que aseguren la calidad de la oferta educativa a distancia en estas instituciones, a partir del compromiso a realizar procesos de autoevaluación y acreditación (Gorga, Madoz y Sanz, 2010). El presente ensayo pretende mostrar una breve reflexión sobre qué significa evaluar la calidad de la educación a distancia; para tal fin se presentará los criterios propuestos por la Guía Iberoamericana para la Evaluación de la Calidad de la Educación a Distancia, elaborada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI, 2020), centrados en los estudiantes, el personal académico y de servicios, la infraestructura tecnológica que da soporte a esta modalidad, y la evaluación.

En primer lugar, una evaluación que permita mejorar la calidad de la educación a distancia debe estar centrada en los estudiantes. Por ello, es importante definir claramente el perfil de ingreso de los estudiantes a quienes va dirigido los programas de estudio en modalidad a distancia, con especial énfasis en las competencias digitales, y que de este modo el estudiante conozca de antemano las exigencias del programa; es decir, los requerimientos tecnológicos y de conectividad, la dedicación exigida, los métodos de evaluación, la tutorización del estudiante, las prácticas externas, y si es que en algún momento específico necesitaría un cambio de modalidad.

Otro punto importante es el personal académico y de servicios que acompaña y establece la conexión entre el estudiante y la institución. Entre el personal adscrito en un programa de estudios no presencial podemos encontrar al profesorado titular o principal, al profesorado colaborador y/o consultor y al personal de apoyo. “Los estudiantes requieren de profesores y guías también, en su aprehensión de conocimientos, desarrollo de aptitudes, habilidades, destrezas y, en suma, de competencias para la vida” (Escudero, 2014). En ese sentido la universidad debe garantizar un plan de formación constante del personal docente con respecto a las tecnologías de enseñanza virtual, modelo educativo e innovación docente.

Por otro lado, esta modalidad requiere de una infraestructura tecnológica que brinde soporte a los entornos virtuales en los que se desenvuelven los estudiantes, aula virtual, aplicativos, plataformas de enseñanza, entre otros. Estos entornos virtuales de aprendizaje deben contar con un software adecuado a las exigencias de esta modalidad, que permita una conectividad simultánea de todos los usuarios las 24 horas. Además, deben contar con un diseño que permita un acceso fácil al contenido, que sea intuitivo y adaptable. En síntesis, la universidad debe garantizar la viabilidad, fiabilidad y seguridad del sistema, así como su disponibilidad.

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