Centenario del Canal Interoceánico “División que Suma”

Centenario del Canal Interoceánico

“División que Suma”

Antagónicamente a cualquier precepto indicador de la división de tierras nacionales como sinónimo de caos, victimario de inhóspitas condiciones en los países que lo ejerzan, surge un tramo que separa a un mismo pueblo, a cambio de unir al mundo entero. Una monumental obra consagrada bajo el nombre “Canal Interoceánico de Panamá”.

Dos corrientes opuestas, Pacífico y Caribe, convergen para dar origen a una vía, que cuan “Kairos” oportuno, acorta el tiempo con fin de proveer comunicación marítima rápida y eficaz.

Para algunos solo una “vía interoceánica”, para mí, la victoria alcanzada tras interminables luchas. Tierras propias, ultrajadas por manos extrajeras. Abandonada a la deriva por franceses, acopiada por estadounidenses que alimentando la esperanza de aquellos oriundos hambrientos de progreso, reparten promesas falsas mientras se apropian del suelo istmeño, culminando con la travesía del vapor Ancón en 1914 la gran obra, a la vez que les reniegan todo derecho que como ciudadanos panameños deberían tener, dejándoles en la viva reencarnación de la miseria pura. Incoaron fervientes levantamientos, como aquel 9 de enero, jóvenes actuando como el suplemento vitamínico de una sociedad anémica de monotonía marginada en su propia Patria. Recordados como los mártires que se levantaron persiguiendo el susurro de auxilio demandado por su país, movidos por ese sentimiento nacionalista que los llevó a izar su bandera en zona prohibida, sin importar perder lo único de lo cual aun no se les había despojado, su vida.

Por la perseverancia consuetudinaria istmeña, se firmó el Tratado Torrijos-Carter, confiriendo luz de alivio entre penumbra. El 31 de diciembre de 1999, el Canal estaba sujeto a una administración panameña, vigente hasta la fecha.

Así nace la octava maravilla del mundo, a partir de división territorial y unión de aguas. Este año, en vísperas de inaugurar un nuevo juego de exclusas, conmemora su Centenario, sumando años de sonrisas y nostalgias por los recuerdos aun vívidos de aquella época de despojo; suma razas, religiones, países; suma flora y fauna de las exclusas con tecnología e innovación; suma tiempo, a aquellos navíos cuyos tripulantes rebozan en deseos por llegar a sus hogares tras viajes extensos, y a aquellos que apenas emprenden su ruta; sigue sumando unidad, amor, esperanza, sentimiento patriótico, al manifestarse como un sello nacional; pero sobre todo es una división que suma desarrollo, avance, progreso y éxito a la sociedad y con ello, al mundo entero.

Yúliya Ar.

...