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Charlas De Seguridad


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  35.241 Palabras (141 Páginas)  •  555 Visitas

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LA PREVENCIÓN DE ACCIDENTES

ES RESPONSABILIDAD DE TODOS

MUCHAS VECES les he dicho que las lesiones personales son un de los grandes males de la industria moderna. Esa expresión no es nada exagerada, por eso uno de los objetivos principales que buscamos en estas charlas de cinco minutos, es enseñarles a prevenir accidentes. En los cinco minutos de hoy vamos a tratar de aclarar de quién es la responsabilidad de prevenir accidentes y quién es la persona responsable cuando ustedes se lesionan.

Si repartiera entre ustedes un papel y les pidiera que escribieran quién creen ustedes que es la persona responsable cuando ustedes se lesionan, muchos de ustedes escribirían seguramente: el gerente general, usted (o sea, yo, por ser supervisor), el jefe del departamento, . . . Quienes escribieran esto tendrían razón... por lo menos en parte. Al gerente general, al jefe de nuestro departamento, a mí, a todos nos interesa que ustedes no se lesionen. Sabemos que los accidentes con lesión producen dolor físico y moral. ¿Ustedes creen que a mí me agradaría tener que llamar a la puerta de su casa y comunicar a su esposa e hijos que uno de ustedes se ha lesionado de gravedad en el trabajo y está internado en el hospital? A nadie le gusta comunicar noticias tan tristes, y a ningún gerente o jefe de departamento le agrada o beneficia cuando se publican los altos índices de lesiones incapacitantes en sus plantas.

En nuestras plantas se llevan a cabo regularmente diferentes programas para ayudarles a ustedes a prevenir lesiones. Uno de esos programas es esta charla de cinco minutos. En todos estos programas presentarnos información que pueden servirles para evitar toda clase de accidentes. Parte de esta información, lo sé, no es nueva para ustedes, lo que pretendemos es refrescar su memoria, porque son puntos que creemos muy importantes y que les pueden ayudar a evitar sufrir lesiones.

Una y otra vez recalcamos la importancia de la protección personal, por ejemplo. Yo sé que a veces es un poco aburrido tener que repetir siempre consejos y advertencias parecidas, pero si pensamos en cómo podemos beneficiarnos de seguir esas recomendaciones o consejos, merece la pena poner un poco de atención y seguirlos. ¿Han hablado alguna vez con un compañero de trabajo que sufrió un accidente grave? Piensen por un momento en un compañero de trabajo que, supongamos, perdió los dos ojos. ¿Creen ustedes que si por un milagro recuperara los dos ojos, en adelante no haría todo lo posible por proteger su vista? Las cosas más grande de este mundo, las riquezas personales, como la vista, el oído, los miembros de nuestro cuerpo, no lo apreciamos en realidad hasta que los perdemos.

Y si alguna vez alguno de ustedes pierde o incapacita para siempre alguno de estos órganos o miembros, será inútil que echen la culpa a otras personas, que responsabilicen de la pérdida o incapacitación de esos órganos o miembros a alguien, como a mí, al jefe de nuestro departamento, a nuestro gerente general.

Con esto quiero decirles tan sólo que en último término el prevenir accidentes es la responsabilidad de todos nosotros, de cada uno de nosotros. Si ustedes se exponen a peligros innecesarios, por mucho que les hable, por muchos consejos que les de, servirá de muy poco.

Yo les puedo hablar una y otra vez sobre la importancia de llevar el casco de protección, pero si ustedes no se lo ponen cuando lo necesitan, mis palabras habrán caído en el vacío. Yo no podría evitar que se quiebren la cabeza, porque yo no puedo llevar su casco de protección.

En resumen, de ustedes, de cada uno de ustedes depende el que sufran o no una lesión. Con las charlas, con las películas, con los programas de entrenamiento, tratamos de crear un ambiente en el que ustedes puedan desarrollar actitudes correctas, tratamos de enseñarles a protegerse de los peligros que les rodean. Pero ustedes tienen la última palabra.

Por lo tanto, y con esto quiero terminar, traten de desarrollar actitudes que sean positivas. La integridad física de ustedes depende en última instancia de sus actitudes personales. Y nunca se olviden que cada uno de ustedes es responsable de sus acciones, ustedes son los únicos que pueden evitar el que ustedes se lesionen.

Tomado del “Supervisor”. Publicación del Consejo Interamericano de Seguridad.

CHARLA 1

LAS LLAVES

Y LAS LESIONES

EN CIERTA FORMA las lesiones con llaves son como el mal tiempo. Hace mal tiempo en todos los países, pero en unos lugares más que en otros. Lo mismo sucede con las llaves. Se usan en todas partes y se tienen lesiones con ellas en todas partes, pero en algunos lugares más que en otros.

Posiblemente la razón principal por la cual la gente se lesiona con las llaves es que no le dan mucha importancia. Si se piensa un poco uno se imagina que cualquiera puede usar las llaves sin lesionarse. Sin embargo, aún las cosas que parecen más simples necesitan cierta instrucción y que se les preste atención.

La persona que usa una llave es la única que puede evitar la lesión. La compañía, por supuesto, debe facilitar llaves en buenas condiciones y apropiadas para el trabajo a realizar. El hombre que usa sus propias llaves tiene la misma responsabilidad.

El supervisor tiene la responsabilidad de que los operarios que usa llaves sepan usarlas con seguridad, si hay alguien que no sabe, tiene la obligación de enseñarle. Y deberá supervisarlos a fin de que no reincidan.

Pero un supervisor no puede estar mirando sobre el hombro de un trabajador en todo momento. Además a nadie le gustará que su supervisor lo haga. Por lo tanto si hay que evitar lesiones con las llaves los primeros en evitarlas tendrán que ser los que las usan.

Lo primero que hay que desterrar es la idea de que se necesita ser muy tonto para lesionarse con llaves. Algunos accidentes de este tipo parecen cosas de tontos, pero no son sólo estos los que participan. He aquí un ejemplo:

Julián se ocupaba del arreglo de una tubería y tenía bastante experiencia en esto. Debía romper una unión en un tubo de dos pulgadas, el cual tenía una longitud de 4 metros. Justamente el día anterior había escuchado una buena charla sobre escaleras. Se fue al almacén y buscó una que estuviera en "perfectas" condiciones. Colocó la escalera cuidadosamente, se subió y colocó la llave en la unión. No tardó en darse cuenta que la escalera era un poco corta desde el punto de vista de la prevención. Se bajó, buscó otra más larga, la colocó cuidadosamente y empezó de nuevo. Pero -y aquí hay un gran pero- había dejado la llave colgando de la unión. Probablemente había una pequeña

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