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Complementariedad Entre Medicina Occidental Y Otras Alternativas médicas


Enviado por   •  25 de Diciembre de 2012  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  536 Visitas

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Complementariedad entre medicina occidental y otras alternativas médicas

Según la OMS, la integración entre dos medicinas se da cuando están en igualdad de condiciones y se complementan en el tratamiento del paciente dentro de un sistema único de salud (Bannerman et al., 1983). En la reciente definición del National Center for Complementary and Alternative Medicine (NCCAM, 2002) de los Estados Unidos de América, se define una medicina como complementaria cuando se usa junto con la occidental para el tratamiento de un paciente, y como alternativa cuando se usa a cambio de la occidental. Las MAC son clasificadas en cinco tipos: sistemas médicos alternativos, intervenciones basadas en la capacidad de la mente para incidir sobre el funcionamiento corporal, terapias basadas en productos naturales, métodos basados en la manipulación física o el movimiento de algunas partes del cuerpo y terapias energéticas. Además, definen la medicina integrativa como aquella que utiliza tanto la medicina "convencional" (occidental) como aquellas medicinas o prácticas alternativas o complementarias que han cumplido con los requisitos de evidencia científica, seguridad y efectividad. No obstante tales esfuerzos de clarificación, no se ha logrado una unificación de criterios sobre su definición, así como sobre la forma de evaluar su efectividad.

Las posibilidades de complementariedad o alternancia entre sistemas y prácticas médicas diversas puede darse como política pública, como proyecto institucional o como decisión individual, existiendo una interrelación entre estos diferentes niveles; esto significa que si existen una política pública o un proyecto institucional concretos, como un hospital mixto, la decisión individual de utilizar dos o más alternativas de terapia, o utilizar una a cambio de otra, se facilita para el paciente o el terapeuta y puede hacer el tratamiento más eficaz y más satisfactorio.

Sin embargo, el sólo hecho de que exista una política al respecto no asegura que se den los proyectos institucionales ni la complementariedad clínica, debido a una serie de condicionantes estructurales, organizacionales y personales que influyen sobre la instrumentación de dicha política. Igualmente, el uso de otras medicinas o prácticas médicas como decisión individual del paciente o del terapeuta, puede darse a pesar de que no existan políticas ni proyectos institucionales, como ocurre en este momento en la práctica cotidiana de los que quieren acceder a más de una alternativa. Estos niveles y relaciones se ilustran en la Figura 1.

La complementariedad entre alternativas médicas como política pública o proyecto institucional

• ¿Es necesaria?

Es claro que las enfermedades obedecen a múltiples interacciones entre los sistemas biológicos, sicológicos, sociales y culturales, y que las interpretaciones y significados que el individuo da a los síntomas que siente están influenciados por sus experiencias sociales y culturales. Los médicos buscan una explicación orgánica de la enfermedad, basándose en el limitado enfoque biomédico. Estas frecuentes diferencias entre el modelo explicatorio médico y el del paciente hacen que el tratamiento fracase, el paciente siga sintiéndose mal y busque otras alternativas (Di Silvestre, 1998).

La investigación ha podido sistematizar la influencia que tienen sobre la interacción entre terapeuta y paciente tanto las características personales de ambos (subjetivas y objetivas), como las del contexto y el entorno de cada uno. Estos factores influyen de diferente manera en el resultado de la acción terapéutica. Existen evidencias científicas acerca de la eficacia de algunas terapias no convencionales, y de la relación de los aspectos sicosociales sobre el funcionamiento corporal y en particular sobre los procesos siconeuroinmunológicos (Castés, 2002).

Cada paciente y cada comunidad son únicos a pesar de compartir similitudes culturales, geográficas, económicas, epidemiológicas. Por ello, lo que es requisito de buena calidad en la atención para uno no siempre lo es para otro.

Teniendo como objetivo común el lograr la integralidad de la atención de un paciente o población determinadas, es deseable la complementariedad entre las medicinas como política pública, traducida en acciones conscientes y consensadas promovidas, desde el Estado, con los diferentes actores (funcionarios, terapeutas, usuarios), teniendo en cuenta que existe una demanda insatisfecha de diversidad terapéutica.

Siendo cada vez mayor la utilización de diferentes alternativas, se hace necesario que el sistema de salud dé respuesta a esa demanda a través de políticas públicas que las incluyan en los servicios de salud oficiales, y les dé la legalidad y las garantías necesarias para que entren en competencia en igualdad de condiciones al mercado de la salud, garantizando por parte del Estado la seguridad, eficacia y la calidad de los servicios, además del acceso y el uso racional, de acuerdo con las características propias de cada alternativa y de cada población.

• ¿Es posible?

Evitando la idealización de la relación entre las medicinas como algo totalmente simétrico, y aceptando la diversidad humana y cultural, debemos tratar de identificar sus particularidades y discriminar entre los elementos que las pueden reunir o separar, analizando las posibilidades de que la relación llegue a darse de manera concreta y adecuada.

Existen diferentes alternativas frente al proceso salud/enfermedad/atención y cada una de ellas presenta elementos importantes para la comprensión de las realidades culturales en las que se utilizan. Sin embargo, en los sistemas de salud excluyentes, como el que opera en la mayoría de los países latinoamericanos, se desconoce el aporte de las opciones distintas de la hegemónica, con la consecuencia de que la relación con otras alternativas se manifiesta por conflictos y distanciamientos más que por el respeto y el diálogo.

En este contexto cobra importancia el concepto de Fantoni (1998:3) acerca de la interculturalidad: "...si bien es cierto que los hombres son empíricamente diferentes, son idealmente iguales... Creemos que se trata más bien de afirmar, que sólo si se reconoce que las diferencias de las personas y las culturas tienen que ser universalmente respetadas, podremos exigir que se respeten las particularidades".

Los requerimientos planteados para la elaboración

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