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Comunicacion Gubrnamental Para El Consenso


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  9.126 Palabras (37 Páginas)  •  262 Visitas

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HACIA UN MODELO DE COMUNICACIÓN GUBERNAMENTAL PARA ELCONSENSO

1. COMUNICACIÓN GUBERNAMENTAL, GESTIÓN Y CONSENSO

El presente es un esfuerzo dirigido a pensar un modelo de comunicación gubernamental que tenga como objetivo principal la búsqueda del consenso. Se lo ha concebido aplicable a todo tipo de contextos, aunque tiene una orientación que permite ser interpretado con mayor comprensión en contextos políticos o sociales de recurrente inestabilidad institucional, o de sistemas complejos. Inicialmente podría sostenerse que muchos gobiernos tienen en la inexistencia de proyecto una de las causas que producen inestabilidad institucional.

Por ello se trata de buscar una respuesta, al menos instrumental, a la pregunta “¿y ahora qué?”, una vez pasadas las elecciones. Aunque no sólo ello, puesto que una buena gestión de gobierno no necesariamente garantiza un voto premio al oficialismo (Riorda, 2004b). En todo ese razonamiento, la racionalización y justificación que permita legitimar las acciones de gobierno son un instrumento insustituible, no exento de fuertes controversias, sin el cual el ejercicio del poder en tanto gobierno podría verse seriamente entorpecido por la falta de consenso.

Aunque no es imposible definir lo que es consenso, es dificultoso llegar a un análisis empírico de sus características, debido a la vaguedad, nivel de abstracción y ambigüedad de creencias efectivas sobre las que este se basa. Si bien podría diferenciarse el consenso relativo a las reglas fundamentales que dirigen el funcionamiento del sistema (rules of the game) del consenso que tiene por objeto ciertos fines o instrumentos particulares (Sani, 1998, pp. 315-316), el consenso es un término relativo, puesto que no es sencillo diferenciar aquellos dos modos. Por ello el consenso es, a los fines de este modelo, la búsqueda de acuerdos políticamente operantes centrados en la idea de que, si bien puede haber (y de hecho probablemente siempre existan) grupos en los márgenes del consenso, o bien fuera de este, las políticas de un gobierno deben ser aceptadas socialmente por la mayor cantidad de personas.

Y si las creencias que integran el consenso (o la disensión) varían en cuanto a la intensidad de la adhesión que suscitan, incluso dentro de una misma situación, se puede insistir más rigurosamente en unas y menos en otras (Shils, 1977, p. 49). Para lograrlo hay que considerar el papel de los factores que están en juego, así como los modos de interpretación, y los esquemas mentales a través de los cuales estas experiencias son vividas, y a las cuales se les da un significado (Sani, 1998, p. 317). Esta tarea es esencialmente la acción directa que le compete al modelo propuesto, al que se intenta acceder e incidir desde la comunicación gubernamental.

Pero para cumplir con los objetivos planteados, partiendo y pensando desde la comunicación

gubernamental, hay que considerar que el área del conocimiento en cuestión es la menos abordada dentro del campo de estudio de la comunicación política, sea desde perspectivas académicas como así también desde miradas profesionalistas. Además, el corpus dominante de los escritos tiene dos tipos de

características asociadas a los perfiles antes mencionados: unos priorizan la cuestión de los efectos de la

comunicación política, como objeto de estudio, en tanto manipulación, mientras que otros priorizan la

efectividad, en tanto éxito de la comunicación política.

A modo de intento en la búsqueda de un punto medio entre aquellas perspectivas, el enfoque es

eminentemente institucionalista pretendiendo que las ideas de gestión sean diseminadas, compartidas y

asumidas como hábitos perdurables en las organizaciones públicas tratando de comprender lógicas de organización de la comunicación que pueden contribuir al diseño de mensajes amigables en el ambiente en donde la organización desarrolla su actividad (Graber, 2003, p. XII), siempre con la pretenciosa ambición de modelar a dicha práctica con el objeto de obtener capacidad institucional y condiciones de gobernabilidad que doten de consenso a las gestiones.

En el contexto de este modelo, la comunicación política permite reducir las tensiones irresolubles entre las demandas de la ciudadanía y la posibilidad de respuesta de los gobiernos, al menos desde lo que la comunicación política puede aportar en beneficio de la gestión y, mucho más aún, de los ciudadanos. Por

eso no hay, ni puede haber un desarrollo rectilíneo en lo ofrecido, sino un deseo de lectura esapasionada de aproximaciones críticas, para priorizar asuntos o teorías cargadas de ambigüedad con visiones que trascienden muchos modelos explicativos. Por ello el enfoque es también un abordaje que alcanza lo retórico,

1 Este trabajo es una versión previa y abreviada del capítulo de libro Riorda, Mario (2006) “Hacia un modelo de

comunicación gubernamental para el consenso” en Elizalde, Luciano, Fernandez Pedemonte, Damián y Riorda, en tanto se centra en el uso persuasivo de la comunicación, asociada a la organización de argumentos que muestran cómo el poder gubernamental y la legitimidad son mantenidos a través de la publicidad como parte sustantiva de la comunicación (Rose, 2000, p. 5 -25). Compartiendo la existencia de un primer y segundo orden de las ideas (lo que también se entiende como denotación y connotación respectivamente), es que el primer orden muestra un nivel de la significación como tal, y hay un segundo orden de significación, de tipo mitológica, en donde se pueden lograr interpretaciones más profundas (Barthes, 1989) y que adquieren una sólida preponderancia por su mayor eficacia.

Comunicación gubernamental y construccionismo El paradigma de gran parte de este trabajo puede situarse teóricamente dentro de la comunicación política en la línea del “construccionismo”, sosteniendo que la fundamental premisa que esta perspectiva invoca es que la realidad es un producto social, y que los primeros significados por los cuales la realidad es construida, pertenecen al lenguaje. Obviamente hay una idea kuhntiana en todo este abordaje, en el sentido de que la verdad, los argumentos y las evidencias son construcciones sociales (Valls, 1996, pp. 143-144). Lo que se pretende es que la gente pueda interpretar los actos de acuerdo a los intereses o a las definiciones que de manera previa o posterior se vayan instalando desde el gobierno mediante su comunicación.

El enfoque construccionista ubica el énfasis de investigación sobre las ideas o los significados políticos y los procesos por los cuales la gente adquiere el sentido del mundo político. Ese proceso es continuo y dinámico, y genera una espiral activa de interpretaciones y reinterpretaciones constantes, basándose siempre en lenguajes simbólicos que

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