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Enviado por   •  23 de Agosto de 2011  •  835 Palabras (4 Páginas)  •  595 Visitas

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La Dulzura de las Mentiras por Francisco Febres Cordero

por Francisco Febres Cordero en el Diario El Universo

¡Qué limitadito el excelentísimo señor presidente de la República! (¡Ay, perdón!, después el Mora ese quiay ha de decir que yo insulto a su amo. Más bien, para curarme en salud, retiro todos los epítetos ofensivos y, muy respetuosamente, digo): ¡Qué limitadito el Correa! Es que ¡cómo ha de hacer campaña a favor del polígrafo!

¿Ustedes saben qué es el polígrafo? Verán les explico: es un instrumento integrado por cables conectados a una máquina que, en su extremo opuesto, lleva unos sensores que se fijan en las sienes, en las tetillas, en las muñecas, en los tobillos de quien va a ser sometido al examen de la verdad; una vez que estos sensores han sido colocados, se baja una palanca y ¡tac!, el sujeto se electrocuta. ¡Chuta no, qué bestia, ya creo que me confundí con la silla eléctrica! Aquí el sujeto no se electrocuta sino que va respondiendo a las preguntas que le hacen sus interrogadores y, si dice una mentira, las sienes, el corazón, las tetillas, las muñecas o los tobillos le delatan y el aparato marca esa respuesta como mentira. En resumen, es un método muy antiguo, pero que aquí, como estamos en plena revolución, el Correa quiere implantarlo. O sea es más o menos como el ferrocarril, pero en polígrafo.

Lo peor es que el Correa lanzó un reto para demostrar que en el 30 de septiembre sí hubo intento de magnicidio: si el coronel Carrión pasa por el polígrafo él también está dispuesto a someterse a la prueba para poner en evidencia que no recibió apoyo de las FARC en su campaña.

Imagínense el Correa despojado de su camisa étnica y ponido todos esos sensores a lo largo y ancho de su cuerpo. ¡Qué horrible! Además de su estética, que está hecha pomada, se haría pomada también su revolución ciudadana. Fu, el polígrafo se volvería loco si al Correa, después de registrar que él jamás conoció a las FARC, le preguntarían si quiere seguir siendo presidente de la República. El polígrafo enseguida detectaría que el corazón le late durísimo, los tobillos se le hinchan, las tetillas se le inflaman, todo lo cual demostraría que lo que el Correa quiere es seguir de dictador y entonces el pobre quedaría pésimo ante la faz del polígrafo.

Y así, pregunta tras pregunta, el polígrafo le fuera desenmascarando al Correa en cada una de las respuestas.

Por eso, lo mejor que puede hacer es olvidarse del tal polígrafo y seguir nomás con sus mentiras que, de tan dulces, son las que nos tienen a todos felices porque nos hacen creer que ¡por fin!, en el país se está implantando la justicia, la corrupción no existe, el trabajo se multiplica y alcanza para todos, la seguridad es un hecho incontrastable, la salud ya es de todos y, además, su gabinete está integrado por intelectuales

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