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Crimen Organizado


Enviado por   •  14 de Agosto de 2012  •  4.386 Palabras (18 Páginas)  •  560 Visitas

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LA INDUSTRIA DEL DELITO

CRIMEN ORGANIZADO

La expresión “crimen organizado” se escucha con frecuencia en los programas de televisión y la leemos casi diario en periódicos y revistas. Sin embargo, su significado no resulta tan claro y es indispensable definirlo cuando sabemos que se trata de una industria mas redituables y exitosas del mundo actual. Algunos organismos públicos dedicados a su estudio y su combate nos explican que es “una conspiración criminal permanente, con una estructura bien ordenada, y motivada por el estrés económico”. Por su parte, la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado (que considera el combate de este una de las prioridades por atender en el tercer milenio) lo comprende como “un grupo estructurado de tres o mas personas que actúan de forma concentrada para cometer uno o mas crímenes de importancia en busca de beneficio material”. Ha surgido, al mismo tiempo, las definiciones de los expertos en las conductas delictivas. Howard Abadinsky, eminente criminólogo estadunidense, nos da una versión mucho más amplia e inclusiva: El crimen organizado es una empresa sin contenido ideológico que involucra a un conjunto de personas en cercana interacción social, organizadas de acuerdo con una base jerárquica, con al menos tres niveles de rangos. Su propósito es asegurar ganancias y poder mediante actividades ilegales. Las posiciones en esta jerarquía dependen de relaciones de parentesco o amistad, o también de las calificaciones técnicas de quien es invitado a formar parte de la organización. Las posiciones no dependen de los individuos, sino de un sistema. El crimen organizado busca la competencia y asumir monopolios de acuerdo con una base territorial. Su principal método de trabajo para lograra los fines que persiguen o mantener el orden la agrupación es la violencia. La pertenencia al grupo esta restringida, y cuenta con reglas explicitas u orales cuyo respeto se fomenta mediante sanciones que pueden incluir el asesinato. La búsqueda de una definición a preocupado mucho abogado y juristas, pues solo al establecerla el crimen organizado puede tipificarse como delito en los código penales de los diferentes países, acción indispensable a partir de la segunda mitad del siglo XX. Ver sus acciones como delitos comunes entraña el peligro –que ya es una realidad en muchas naciones- de permitir que crezcan aparatos de poder que rivalizan con el Estado y vulneran la seguridad publica. Para la mera comprensión del problema podemos concluir que el crimen organizado es una asociación delictiva bien estructurada que, a diferencia de los grupos comunes de maleantes, reinvierte la capital que obtiene mediante sus acciones. Sus otros rasgos esenciales son la permanencia de sus actividades, intereses diversificados, estructura jerárquica, acumulación de capital, reinversión, uso de influencias políticas y ejercicio de la violencia. Muchas de esas características son muy semejantes a las de cualquier empresa dedicada a actividades licitas, de allí que se le haya llegado a considerar a una industria. A inicios del XXI el crimen organizado opera en todos los continentes, y sus ganancias se estiman en mas de un billón (un millón de millones) de dólares; cuarenta mil personas lo practican en Estados Unidos y actúa en sesenta países de Europa, Asia, África y América. En Japón, por ejemplo, hay tres mil grupos de la mafia local (yakuza) a los que pertenecen 150 mil personas involucradas en el trafico de drogas y armas, prostitución, secuestro, extorsión y juego ilegal (han dado, incluso, origen a un genero cinematográfico cuyo mejor exponente es el cineasta Takashi Mike con su clásico Ichi el asesino). Los 500 grupos de Nigeria trabajan en ochenta países, y en Sudáfrica se cuentan 200. En el caso de América Latina, basta citar como ejemplo el tráfico de personas hacia Estados Unidos, que producen ganancias anuales de mil millones de dólares.

Antecedentes históricos

Aunque el último siglo ha cobrado un auge sin precedentes, el crimen organizado no es un fenómeno nuevo. Los conquistadores barbaros (vándalos, godos, turcos y mongoles) usaban la violencia y el saqueo sistemático contra Estados establecidos. En la Edad Media los señores feudales ejercían el monopolio de la violencia y ofrecían protección a los siervos a cambio de su trabajo y una participación de las cosechas, lo que constituía una forma primaria de extorsión. En la era de las exploraciones y los descubrimientos, los piratas – dedicados a asaltar buques y navíos- eran ya un sistema de crimen organizado. Como respuesta a esos ataques los gobiernos de Portugal y Holanda crearon servicios de protección que ponían a la ventana y ponían especias de artículos valiosos, una primera forma de contrabando organizado por el propio Estado. La marina mercante en los siglos posteriores abrió muchos de los caminos que hoy recorre el crimen organizado. En los siglos XVIII y XIX los comerciantes británicos y estadunidenses desarrollan en China un redituable mercado para el opio que conseguía en la India. Para 1900 un tercio de los chinos –unos cientos cincuenta millones de personas- ya eran adictos a esa droga. En paralelo, a lo largo de todos esos siglos se desarrollo el trafico de personas mediante la esclavitud que practicaron, entre otros, griegos, romanos y los conquistadores de las distintas regiones del mundo, aunque entonces no se le consideraba un delito. Por increíble que parezca, este sigue siendo un fenómeno vivo, pues se calcula que a inicios del tercer milenio casi doscientos millones de personas viven bajo alguna forma de esclavitud. El gran impulso que tuvo el crimen organizado en el siglo XIX fue consecuencia de la Revolución Industrial. La migración del campo a las ciudades y el desarrollo de transportes a alta velocidad dieron formar a grupos delictivos bien estructurados, muy eficientes, que pudieron adaptarse sin problema a las nuevas condiciones del mercado, consolidaron su poder, acumularon capital y recibieron al siglo XX con una solida estructura, ideal para la expansión de organización criminales en toda forma como, por ejemplo, la mafia. Algunos rasgos esenciales del crimen organizado son la reinversión de su capital, uso de influencias políticas y ejercicio de la violencia.

El combate al crimen

Los esfuerzos por combatir estas poderosas organizaciones delictivas se han acentuado en los últimos años; sin embargo, no basta con las acciones emprendidas por las naciones en forma aislada. Conscientes de ello, varios organismos internacionales han generado pactos y acuerdos de cooperación para controlar las redes que burlan las fronteras y códigos legales regulares. No obstante, el vasto entramado de complicidades impide lograr una solución efectiva. Otro obstáculo es el amplio aparato tecnológico de el que disponen los criminales:

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