Cuando no puedes devolver una vida
Enviado por gato10 • 7 de Marzo de 2014 • Ensayo • 751 Palabras (4 Páginas) • 232 Visitas
Cuando no puedes devolver una vida
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Los niños siempre han representado el futuro de los padres, de una familia, de una nación y de la humanidad en general. Es casi imposible que una persona permanezca sin sonreír cuando ve un niño que extiende su mano y le entrega un regalo. Sonreír es la reacción más natural que provoca el contacto con un niño.
Cuando hay un accidente, una emergencia o una situación de peligro, siempre se oye a alguien gritar: “Primero las mujeres y los niños”, porque es el clamor más natural en el corazón de la gente. Porque sin importar cuán duros hayamos sido en nuestro trato para con otros adultos, nos sentimos conmovidos cuando se pone en riesgo la vida de los niños, hasta el punto de que daríamos la vida por ellos.
Sin embargo, es extremadamente doloroso no poder dar la vida por alguien que amamos, y peor, privarlo de ella. La gente no acierta a comprender lo que se siente, a menos que haya pasado por una experiencia similar. Perder un hijo es de por sí terrible, ¡cuánto más penoso ser uno mismo quien lo priva de la vida! No existe consuelo que no implique un desgarro en el alma.
Ahora bien, los problemas del mundo endurecen a algunos hombres y mujeres hasta el punto de perder de vista ese natural sentimiento de amor y cariño por la vida de alguien que está desarrollándose en el vientre materno. Tal vez porque no recibieron la debida educación, o porque sus padres nunca les hablaron al respecto, por ignorancia, ingenuidad o porque fueron extraviados por propaganda que desvaloriza la vida hasta el grado de proponer como una opción o solución drástica el cegar el fruto del vientre.
Los celos, el orgullo, el odio, el no saber cómo resolver el problema u otro sentimiento perjudicial pudiera causar que alguien perdiera momentáneamente los papeles y se cegara pensando que el mejor proceder sería acortar una vida. Pero después, permanecería por el resto de su vida en un estado de contemplación del ser amado o de la sufrida madre, sin poder deshacer el daño ni disipar el dolor de una conciencia sinceramente arrepentida. Parecería no haber precio que se pudiera pagar como justa compensación. Solo queda la ilusión profunda de desear ver nuevamente al ser amado.
Por ejemplo, a veces se habla de madres que voluntariamente deciden poner fin a su gestación, aunque les duele profundamente hacerlo; también de madres que fueron forzadas física o emocionalmente a hacerlo, a pesar de que hubieran preferido librarse de la condena; y de madres que sufrieron una pérdida por una mala práctica médica, un descuido o accidente; ¿y qué decir de madres que no sintieron ni sienten ningún remordimiento por hacerlo?
Y a veces se habla del padre, esposo o hermano que maltrató a su esposa, madre, hija o hermana hasta el punto de causar daño
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