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Cómo Generar Interés En El Alumno Por El Estudio


Enviado por   •  27 de Diciembre de 2013  •  2.689 Palabras (11 Páginas)  •  829 Visitas

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13 de junio del 2012

Índice

1. Justificación…………………………………………..

2. ¿A qué nos referimos con “interés”?……………...

3. Mitos alrededor de la motivación…………………

4. ¿Qué les interesa a los niños?.................................

5. Factores que influyen en la motivación………….

6. Metas en los alumnos. Motivación intrínseca y extrínseca………………………………………………

7. Manejo docente de la motivación……………….

8. Conclusiones…………………………………………...

9. Bibliografía………………………………………………

Justificación

En esta investigación, se procurará informar a los futuros maestros como es que debemos actuar para poder aplicarnos en la docencia con calidad, esto para favorecer nuestro trabajo y para hacerlo más significativo para nuestros alumnos del mañana.

Hago referencia a fomentar el interés por el estudio a nuestro campo de estudio, los niños, y pues cómo hemos de motivarlos para que logremos la meta propuesta, y para alcanzar esta meta debemos conocer el mismo interés de los niños, qué los motiva, cómo es que les gusta trabajar, además, también será necesario conocer las opiniones de la sociedad, ya que ésta hace interferencia fundamental dentro de la educación de sus consecuentes.

El interés por el estudio es el principal requisito que necesita el alumno para poder sobresalir, ya que si no lo tiene, no pondrá de su esfuerzo y simplemente desertaría. Cabe mencionar que existen casos en los cuales si existe tal elemento fundamental, pero sin embargo no existe la debida motivación que requiere dicho interés, por lo consecuente este último se pierde y llegamos al mismo fin.

Como conclusión tenemos que es necesario apoyar a nuestros alumnos, motivándolos para que estos mismos se vayan inyectando el interés por seguir aprendiendo cada vez más, por lo que hay que integrar temas dentro de su contexto, que estén a su alcance y que les agraden, y si es requerido emplear materiales útiles para que se les haga mas vívida la enseñanza y tengan ganas de estudiar para que lleguen a ser personas sobresalientes dentro de su comunidad, y así mas personas se vayan motivando como en secuencia, e ir formando una sociedad grande y con gran capacidad.

¿A que nos referimos con “interés”?

Según la Real Academia Española 2009 el interés es la inclinación del ánimo hacia un objeto, una persona, una narración, etc.

Evidentemente, en la actividad docente, buscamos que esta inclinación la posea el alumno por estudiar. Y entonces aparece la inevitable incógnita ¿cómo hará que la tenga? E inminentemente viene a nuestra mente una palabra clave: motivación.

Y ¿Qué es la motivación?

Recurriendo una vez más a la RAE, podemos encontrar el siguiente resultado: ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla en interés y diligencia. Se ha de aceptar esta definición, únicamente si con la palabra “preparar” se hace alusión a las operaciones necesarias para obtener un producto, de manera constante.

Enfocándonos ya al ámbito escolar, encontramos que para algunos autores de peso la motivación constituye uno de los factores psico-educativos que más influyen en el aprendizaje. Esta no se refiere únicamente a la aplicación de una técnica o método de enseñanza en particular, por el contrario, la motivación escolar conlleva una interrelación de diversos componentes cognitivos, afectivos, sociales y de carácter académico que se encuentran involucradas y que de una u otra manera tienen que ver con las actitudes de los alumnos y sobre todo de sus profesores, ellos juegan un papel clave para la adquisición de esta motivación.

Mitos acerca de la motivación

Seguramente mas de algún maestro en algún momento de su vida, ha escuchado decir a sus alumnos expresiones cómo: “¡Que flojera!”, o “¿Cuánto falta para que salgamos?”, entre otras expresiones que denotan una completa falta de entusiasmo en lo que se refiere a las actividades escolares. Ante esto, existen bastantes actitudes o posturas que los docentes podríamos tomar ante esta situación pero, lamentablemente, una gran mayoría se da por vencida con justificaciones de por medio, buscando la salida fácil, para no aceptar la responsabilidad que corresponde.

A continuación se enumeran algunos de los mitos más frecuentes que surgen alrededor de la motivación.

• La motivación escolar es un proceso exclusivamente endógeno, intrapersonal, donde intervienen poco los factores interpersonales.

• La disposición favorable para el aprendizaje es inherente a la personalidad del alumno y no está determinada por su ambiente familiar o contexto socioeconómico de procedencia.

• La motivación escolar es un proceso básicamente afectivo: “me gusta” o “no me gusta estudiar”.

• La motivación es un proceso que se origina al inicio de un actividad o tarea de aprendizaje (como si fuera una especie de interruptor de luz que una vez encendido permanece así hasta el final).

• Para motivar a los alumnos sólo se requiere trabajar alguna dinámica o juego grupal que sea atractivo para ellos.

• Los buenos alumnos están motivados para el aprendizaje por sí mismos; los malos estudiantes, por las recompensas externas que pueden obtener.

• Los profesores no son responsables de la motivación de sus alumnos.

¿Qué les interesa a los niños?

Como ya sabemos, la eficacia de la acción educativa depende del grado de interés que ésta pueda generar en el ánimo del alumno, lo cual explica la preocupación de los educadores por hacer atractiva la enseñanza.

Para que algún hecho u objeto suscite interés, es necesaria cierta predisposición psicológica del sujeto; y que las actividades satisfagan o respondan a una serie de exigencias o necesidades existentes de una persona. Evidentemente, éstas evolucionan dependiendo la etapa del individuo.

El cuadro de intereses sufre las mayores transformaciones cuando sucede ese tránsito de la casa a la escuela porque amplía considerablemente su campo de experiencias, poniéndole en contacto con un grupo social más amplio que el familiar.

Según la clasificación de Claparéde, los alumnos de entre seis y doce años, se encuentran en el estadio de la producción. Es ahí cuando el conocimiento del niño es de carácter concreto y, por tanto, debe estar necesariamente referido al objeto. Por esta razón las actividades que incluyan

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