DANZAS, TIEMPO Y NARRACIÓN

DANZA, TIEMPO Y NARRACIÓN

La danza es considerada como una actividad social con movimientos corporales no verbales sino gestuales y con patrones que determinan una cultura, que cada movimiento, cada mirada, incluso la parafernalia de la danza lleva inherente un mensaje, que puede ser de rabia, alegría, tristeza, etc.

La danza es la expresión de las fuerzas vitales y la forma más directa que tiene el ser humano para manifestarla en su cuerpo, (Danzas folklóricas de Colombia, 2000,9).

En la danza se puede dar una semiosis, que pocas veces es interpretada por la totalidad del público, quién se limita a observarla solo como un hermoso espectáculo; es por eso que esta debe ser trabajada en clase de educación física ya que se ocupa de manejar un repertorio de movimientos bastante amplio.

Para lograr lo antes mencionado, en las danzas no solo se debe tener en cuenta los movimientos sino también otros elementos que son necesarios para una buena semiosis, presentaremos a continuación, algunos de estos: iniciaremos con el ritmo, el cual determina el acompasamiento con que se deben ejecutar los movimientos, la expresión corporal que es el lenguaje del cuerpo, la estereometría que es la forma en que el bailarín mueve su cuerpo, el tiempo que va de acuerdo a la duración del sonido, la parafernalia que tiene que ver con el vestuario que debe usar el bailarín o bailarines y la coreografía, este último elemento es el que da vida a la trama pues es aquí donde el coreógrafo estructura la planimetría a desarrollar, esta planimetría es representada por signos y símbolos teniendo en cuenta la temática o historia a contar.

La danza pasa por unas etapas que son: construcción de la trama, la ejecución de la misma que es determinada por el tiempo y por último la semiosis transmitida al público.

Es decir que la danza tiene una historia y un tiempo o también podríamos decir un tiempo y una narración, para entender un poco esto haremos referencia a lo que dice Paul Ricouer en el texto “Tiempo Y Narración”, en su primer capítulo mímesis I afirma, el tiempo se hace tiempo humano en la medida en que se articula en un modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se convierte en una condición de la existencia temporal. (Ricouer, 116)

Analizando lo anterior podríamos decir que el tiempo solo es valedero en la medida que exista una narración, la cual podría ser oral, escrita, o gestual, con historias reales o imaginarias, en donde el tiempo solo es tiempo cuando existe la narración.

También se considera que la mímesis I, es la precomprensión del mundo de la acción y de su carácter personal, es el preconcepto de la obra, es el mundo práctico. Es el antes en la lectura de un texto, se podría decir que es donde se da la elaboración del texto sin tener en cuenta la importancia del tiempo tanto en el texto escrito, como en la escritura propia del mismo.

Es por eso que en mímesis uno es donde se puede realizar el trabajo práctico y de análisis, para eso se utilizan algunas técnicas etnográficas de investigaciones de campo recopilando y registrando información; para cumplir con este propósito podemos utilizar la observación, diálogos sobre lo observado, encuestas, entre otros, y posteriormente analizar los registros recogidos.

En la etnografía es importante determinar el espacio, sitio o lugar a trabajar, pues un etnógrafo depende de su audiencia ya que él escribe para alguien y además es el mediador entre la tradición y la audiencia. Pues dependiendo de esta audiencia es que el escribirá el texto.

Pasamos ahora a la mímesis II, que hace relación a la configuración mediante la acción de la trama con la ayuda de la imaginación, aquí se da una transfiguración que hace enlace entre el antes y el después, es la disposición de los hechos narrativos, es cuando se da la construcción de la trama por parte del lector ya que apenas está conociendo el contenido

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