DCN Inicial
Enviado por LCEGyV • 22 de Julio de 2013 • 2.378 Palabras (10 Páginas) • 441 Visitas
INTRODUCCIÓN
DOCUMENTO CURRICULAR NACIONAL DEL NIVEL INICIAL
La educación debe consistir en formar personas con valores dispuestos a afrentar los diferentes problemas que se dan en la sociedad, dispuestos a recuperar los valores ya perdidos de la sociedad, con capacidad de enseñar para la plena vida en la sociedad.
La transformación educativa debe de darse en un marco teórico filosófico y humanista que promueva una visión antropológica, comunitaria y social, alejada del individualismo; que sostenga una visión unitaria e integral de la persona como totalidad y que responda a la necesidad de acercar la educación a la vida concreta para lograr una conciencia crítica de las realidades que se viven.
La educación aparece articulada por este fenómeno social por excelencia, que es la cultura. Cultura que engloba múltiples aspectos: conceptos, explicaciones, razonamientos, lenguaje, ideologías, costumbres, valores, creencias, sentimientos, intereses, actitudes, pautas de conducta, tipos de organización laboral, económica, social, tecnológicas, tipos de hábitat, etc. o sea el conjunto de respuestas colectivas que han generado los miembros de un grupo social para poder superar las dificultades encontradas a lo largo de la historia.
Es necesario responder con calidad a las demandas de todos los grupos sociales, en relación con los nuevos conocimientos que exige el mundo del trabajo.
La educación no puede dejar de lado el mundo del trabajo y la producción y debe reconocer el valor del trabajo como instrumento de realización personal y social.
Asimismo, irá tomando diferentes formas en las estructuras organizacionales del sistema educativo provincial en su organización interna, en la de los contenidos curriculares, en los modelos, institucionales, en las estrategias de aula, entre otros.
DOCUMENTO CURRICULAR NACIONAL
1. Concepto:
La educación debe constituirse en un factor esencial de transformación
Social, en instrumento válido para la recuperación de los valores propios de nuestra identidad cultural, el desarrollo del espíritu crítico y reflexivo de las actitudes y capacidades para la vida social y productiva, la interacción comunicacional y la participación ciudadana. Corresponde a la actividad educativa proveer a las personas de condiciones básicas para la participación plena de la vida en sociedad.
Esta formación que se promueve, orienta hacia el desarrollo de ciudadanos críticos y responsables, capaces de crear y recrear, transformadores de la sociedad a través del conocimiento y el trabajo. Ciudadanos defensores de las instituciones democráticas, los derechos humanos y el medioambiente.
La transformación educativa deberá realizarse entonces, en el marco de una filosofía humanista, que promueva una visión antropológica, comunitaria y social, alejada del individualismo; que sostenga una visión unitaria e integral de la persona como totalidad y que responda a la necesidad de acercar la educación a la vida concreta para lograr una conciencia crítica de las realidades que se viven.
En consonancia con estos principios sostendremos una concepción de hombre como persona y como sujeto social, reconociendo su singularidad e irrepetibilidad, su autonomía íntimamente ligada a la valoración personal y su libertad.
Características.
Los primeros años de vida constituyen una etapa intensa en el desarrollo y aprendizaje humano, por el continuo y acelerado crecimiento físico y
el proceso interno de diferenciación de funciones relacionadas con el movimiento, las emociones, los sentimientos, el pensamiento y el lenguaje
que hacen de éste un proceso gradual de mayor complejidad.
Todos queremos niños y niñas que tengan las oportunidades necesarias para desarrollar sus potencialidades, en los diferentes contextos de nuestro país.
Los niños interiorizan los diversos elementos de su cultura y
con ellos satisfacen sus necesidades de pertenencia y de identificación cultural. Los seis primeros años de vida del niño son cruciales en su desarrollo, interiorizan su cultura, aprenden su lengua materna, y los elementos de comunicación que tienen a su alcance como los gestos,
los símbolos, manifestaciones diversas del arte, entre otros.
Los niños menores de seis años van adaptándose poco a poco al medio social que le rodea. Su desarrollo afectivo está asociado al mundo de
sensaciones, sentimientos y preferencias personales. Inicialmente se organiza sobre la base del llanto y la sonrisa, que son las formas básicas
de tomar contacto y relacionarse socialmente.
Poco a poco los bebés van reconociendo a las personas más significativas, que lo atienden y lo protegen. Durante esta primera etapa el niño contacta y reacciona frente a diversas personas guiándose por sensaciones de placer displacer, sin diferenciarlas entre sí.
No distingue las sensaciones que le pueden provocar su madre u otra persona eventualmente. La persona que lo atiende es una extensión de sí mismo.
Entre los 0 y 2 años, los niños presentan un notorio crecimiento físico y desarrollo de las habilidades motoras tanto gruesas como finas, que van
de la mano con los cambios que se dan en las áreas cognitiva, afectiva y simbólica.
Entre los 6 y 12 meses se desarrolla la habilidad motora para desplazarse gateando y caminando, así como para manipular, jalar y abrir los objetos con mayor coordinación y precisión.
Entre los 12 y 18 meses se da un mayor desplazamiento en el entorno,
ya camina, trepa, sube peldaños, patea pelotas, entre otras actividades. Sigue la trayectoria de los objetos con la mirada, los tira y se desplaza para
encontrarlos.
Entre los 18 y los 24 meses, el desplazamiento se orienta por el reconocimiento de las posiciones en el espacio: dentro fuera, arriba, abajo,
encima, al lado, abierto, cerrado, delante y detrás.
Entre los 2 y 4 años, el desarrollo de las habilidades motoras le permite al niño mayor balance del cuerpo para lanzar y patear pelotas, impulsarse para brincar un peldaño, pedalear, saltar sobre dos pies y sobre un pie, entre otros.
A partir de los 3 años, el niño realiza muchas preguntas sobre las cosas, por lo que se denomina la “edad de los por qué”. Memoriza intencionalmente la información que obtiene como respuesta a sus preguntas y
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