DULCES ECUATORIANOS

Nuestro pequeño, pero extraordinario Ecuador además de poseer su propia gastronomía exquisita, también cuenta con una gran variedad de recetas de dulces, golosinas, manjares tradicionales, que muchos ecuatorianos han tomado por oficio continuar elaborando estos dulces, siguiendo el legado de su familia, que desde la época colonial se dedicaron a endulzarnos la vida con lo nuestro y que ha sido una fuente de trabajo por muchas décadas que han servido de sustento a muchas de nuestras familias de todas las regiones ecuatoriales.

Una infinidad de olores, colores y sabores atraen a propios y extraños, deleitándolos y haciéndonos sentir como un niño goloso otra vez, trasladándonos al pasado mientras nuestro gusto se satisface como en un mundo donde un dulce, por más pequeño que haya sido, siempre nos sacó una sonrisa, donde compartir con un amigo las golosinas fue lo más gratificante que hicimos. Nosotros los ecuatorianos somos golosos por naturaleza, porque en cada rincón, en cada calle, en cada parque, encontramos uno que otro dulce, que de igual manera un vendedor ambulante lo ofrece, aquellos dulces que desde pequeños probamos, esos que no tienen etiqueta, que son sencillos pero muy deliciosos y que por deducción sabemos que son elaborados por manos nacionales artesanalmente. Dulces que han probado nuestros abuelos, padres y hoy nosotros, es decir, que son tradición degustarlos. A continuación están los dulces, degustados y conocidos de nuestro país, que todo ecuatoriano si no lo ha probado, por lo menos los ha visto.

De esta manera encontramos una cocada, una espumilla, un manjar de leche, un helado de paila, una melcocha en cualquier región del país, por ejemplo la tan empalagosa cocada es propia de la Costa, donde se da el coco, que no es más que tiras de coco, del cual le da una consistencia abizcochada; las cocadas hoy en día las encontramos con distintos colores y sabores artificiales como chocolate, fresa, leche y piña, sin perder el sabor dulce único del coco, del cual lleva su nombre.

Otro deleite son las espumillas, que encontramos en cada esquina de las ciudades, siendo esta hecha a base de huevo, fruta y colorante, la cual tiene una consistencia espumosa que frecuentemente nos la venden en un cono, lo mismo que ocurre con los tan codiciados helados de paila, que tienen un sabor único, su nombre se debe a que se los elabora en unas pailas gigantes de bronce, con jugo de fruta natural y la paila está sobre el hielo cubierto de paja, que para que el jugo se congele el artesano debe dar vueltas a la paila hasta adquirir el producto deseado, éste postre y los nombrados anteriormente no son de gran valor, pueden ir desde los cincuenta centavos hasta los dos dólares, que está al alcance del bolsillo para consentir a nuestro paladar de vez en cuando. De la misma forma ocurre con el manjar de leche que en ocasiones seguidamente pertenece a productos de consumo diario, este delicioso manjar

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