Dame tranquilidad, Padre Santo!
Enviado por Jennypa • 14 de Noviembre de 2012 • Ensayo • 306 Palabras (2 Páginas) • 534 Visitas
Paula-Mamá
Desde allí, recostada de la baranda del balcón, podía observarla. Se encontraba metida en el río, justo en el centro y el agua le llegaba hasta la cintura. Sin embargo, a pesar de la distancia, podía ver sus zapatos inmensos a través del agua cristalina. Aquellos zapatos de cuero negro que habían perdido su forma natural, porque ahora se ajustaban maravillosamente a la fisonomía de los pies de Mamá: anchos, anchísimos, reveladores de callos y juanetes de toda una vida. También desde allí podía observar sus ropas, tan secas como sus pies. El sol hacía resaltar el vestido de medio luto con sus mangas hasta los codos, abierto al frente, con grandes botones nacarados y ajustado por el cinturón, que nunca faltaba. Se trataba del mismo vestido de siempre, que si se alteraba era para alargar o acortar una pulgada las mangas, hacer más fino o más ancho el cuello, o añadir algún detalle como una puntilla de algodón, un bolsillo, o un clavel prendido al pecho.
Así, recostada de la baranda, mientras la miraba extasiada, podía escuchar a mi madre que observándola a mi lado, recitaba su plegaria habitual: -¡Dios mío, dame serenidad para enfrentarme al momento cuando Tú decidas llevártela! ¡Dame tranquilidad, Padre Santo!
Entonces, Mamá levantó su brazo en alto para saludarme y comenzó a moverse. Yo corrí desesperada. Bajé rápidamente las escaleras semicirculares como tratando de acortar mis pasos para acelerar el tiempo. Sin embargo, podía verme a mí misma detenida, fija la mano derecha en el pasamano y la izquierda contorsionándose en un saludo, en un gesto casi infantil: de lado a lado, de lado a lado.
Ella continuaba saliendo del río. ¡Sus pies de roca, su cuerpo de ébano y algodón! Yo le gritaba- ¡Mamá! ¡Mamá! , y ella me respondía- ¡Nena!
Desde entonces, no recurrí más a los recuerdos.
(Amalia Rivera 26- 27).
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