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De Los Delitos Y De Las Penas


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  1.444 Palabras (6 Páginas)  •  211 Visitas

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Capítulo 1: Origen de las penas

Las leyes son las condiciones con que los hombres aislados e independientes se unieron en sociedad, cansados de vivir en un continuo estado de guerra, y de gozar una libertad que les era inútil en la incertidumbre de conservarla.

Las leyes surgen para defender las libertades de las usurpaciones privadas de cada hombre en particular, para evitar estas usurpaciones es necesario la presencia de motivos sensibles que fuesen bastantes a contener el ánimo despótico de cada hombre cuando quisiere sumergir las leyes de la sociedad en caos antiguo. Estos motivos sensibles son las penas establecidas en contra de dichos infractores de aquellas leyes.

Capítulo 2: Derecho de castigar

Lo primero que hay que tener en cuenta es que toda pena que no se deriva de la absoluta necesidad, es tiránica. El soberano establece las penas sobre los infractores cuando estos atientan contra el depósito de la salud pública. En el corazón humano encontraremos los principios fundamentales del verdadero derecho que tiene el soberano para castigar los delitos, cualquier ley que se separe de éstos encontrara siempre una resistencia que vence al fin.

Ningún hombre ha dado gratuitamente parte de su libertad propia con solo la mira del bien público, ya que cada uno de nosotros querría, si fuese posible, que no le ligasen los pactos que ligan a los otros. Fue la necesidad quién obligo a los hombres a ceder parte de su libertad propia, y cado uno quiere poner en el depósito publico la porción más pequeña que sea posible. El agregado de todas estas pequeñas porciones de libertad forma el derecho de castigar. La palabra de derecho no es contradictoria de la palabra fuerza, antes bien, aquella es una modificación de ésta. Y por justicia se entiende como el vínculo necesario para mantener unidos los intereses particulares. Todas las penas que no están destinadas a mantener estos intereses particulares son injustas por naturaleza.

Capítulo 3: Consecuencias

La primera consecuencia de estos principios es que sólo las leyes pueden decretar las penas de los delitos, y esta autoridad solo puede residir en el legislador que actúa como representante de la sociedad.

La segunda consecuencia es que si todo miembro particular se halla ligado a la sociedad, ésta también lo está con cada uno de ellos por un contrato que por su naturaleza obliga a las dos partes. El soberano es el único que puede formar leyes que obliguen a todos los miembros, pero no juzgar cuando alguien haya violado el contrato social, porque entonces la nación se dividiría en dos partes: una representada por el soberano, que afirma la violación, y otra por el acusado, que la niega. Por esto es necesario que un tercero juzgue el hecho, y aquí se ve la importancia de la existencia de un magistrado.

La tercera consecuencia es que aun cuando se probase que la atrocidad de las penas, estén opuestas al bien público y al fin mismo de impedir los delitos, o a lo menos inútil, también en este caso serían en contra de la justicia y en contra de la naturaleza del propio contrato social.

Capítulo 4: Interpretación de las leyes

Se podría hablar de una cuarta consecuencia la interpretación de las leyes penales: la autoridad de interpretar las leyes penales no puede residir en los jueces criminales por simple hecho de que no son legisladores. La función principal de los jueces es examinar si los hombres han hecho una acción en contra de las leyes.

Se considera que el espíritu de la ley sería la resulta de la buena o mala lógica de un juez, de su buena o mala digestión: dependería de la violencia de sus pasiones, de la flaqueza del que sufre, de las relaciones que tuviese con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas fuerzas que cambian las apariencias de los objetos en el ánimo fluctuante del hombre. Pero un códice fijo de leyes, no deja más opción a los jueces que examinar y juzgar según las acciones de los ciudadanos sean o no conformes a la ley escrita.

Capítulo 5: Oscuridad de las leyes

Si es un mal la interpretación de las leyes, otro es la oscuridad que arrastra consigo necesariamente a la interpretación, y aún será mayor si las leyes están escritas en una lengua extraña para la mayoría del pueblo, ya que cuanto mayor fuere el número de

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