Delito.

En algunos casos el autor del delito actúa con la voluntad de realizar la conducta prohibida por la ley, es decir, actúa con la intención de cometer el delito; este tipo de delitos son conocidos como dolosos o intencionales.

Un ejemplo de delito doloso es el caso de quien ataca a una persona para asesinarla, o quien ingresa en una propiedad para robar.

Entrar a una casa con la intención de robar, es un delito doloso.

Existen otros delitos llamados culposos o imprudenciales, que son aquellos en los que una persona comete un delito por accidente, sin tenerlo previsto o confiando en que no se producirá el resultado castigado por la ley. En estos casos, la violación a la ley se origina en la falta de cuidado o precaución. A diferencia de los delitos dolosos o intencionales, en los delitos culposos o imprudenciales, la persona no tiene el propósito de causar un daño, pero su descuido es tan grave que se produce el daño afectando a otra persona.

Un ejemplo de delito culposo o imprudencial es atropellar con un vehículo

a una persona de manera accidental, por conducir un automóvil sin tomar las precauciones debidas, como ir a exceso de velocidad o distraído.

Conducir un automóvil y atropellar a una persona por ir distraído, es un delito culposo. Como puede observarse, la falta de cuidado o de reflexión, la distracción y otros errores, pueden tener como consecuencia cometer un delito.

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