Deportes Autoctonos

Ante la globalización, el mundo vuelve su mirada al pasado, al origen que nos identifica y define como naciones. La cultura física, el juego y el deporte en México, se han desarrollado este siglo, a partir de la influencia europea y norteamericana básicamente. En 1988, un grupo de personas de manera voluntaria, toman la iniciativa para investigar, de manera organizada y sistemática los antecedentes de la cultura física en México; por lo que se constituye la Asociación de Deportes de Origen Prehispánico del Distrito Federal, A.C., con el fin de conocer las diversas modalidades de estos deportes practicados en la ciudad de México por migrantes del interior de la República, y contribuir con ello a su promoción, desarrollo y difusión.

Es hasta el año de 1996, que se reestructura la mesa directiva de la Asociación del Distrito Federal. En este año se comienza a trabajar en la recuperación y adopción de otros juegos autóctonos al medio urbano; El primer paso fue importar el Juego Autóctono de la Pelota Purhépecha del estado de Michoacán al Distrito Federal, el cuál se consiguió difundir masivamente porque las jugadas fueron y han sido en un parque público; Esto significo el la convivencia y el intercambio con las comunidades de origen de los juegos, el interés por la investigación en la zona Nahua Chichimeca del Distrito Federal, y la adopción de otros juegos. Otro hecho importante de este proceso en la Ciudad de México, fue la reincorporación de la mujer a estos juegos. En el Distrito Federal, hemos hecho presencia en foros públicos y privados, dando exhibiciones, conferencias, talleres, investigaciones e implementaciones didácticas en programas educativos.

Por medio de los hallazgos arqueológicos, históricos y etnográficos, se sabe que hubo diferentes formas de jugar e igualmente distintos propósitos, aunque también debió jugarse por puro gusto y, en las primeras épocas, sin ninguna otra implicación o compromiso que el del propio juego. “las más de 1500 canchas de juego de pelota halladas hasta hoy en 1250 zonas arqueológicas demuestran que, además de ser una práctica deportiva en sí misma, tuvo un papel ritual, político y posiblemente económico que los sitúa en la esfera de poder y de la historia mesoamericana.

Entre los múltiples relieves en piedra; destaca la estela de Tepextlaco, Estado de Veracruz, Sureste de México, la cual s un monumento descriptivo en sí mismo, ya que representa un jugador que se alista para el juego y es ataviado por su ayudante. Se aprecia claramente su vestimenta y por lo elaborado del traje se pude inferir que los jugadores pertenecían a una “elite” dentro de su sociedad que les obligaba a vestir de manera elegante y llamativa, antes o tal vez después de la contienda. Cabe hacer notar que los propios nobles jugaban a la pelota, por lo que la barba del personaje de la estela denota su rango.

Existe todo

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