Desarrollo Del Juicio Profecional
Enviado por ivan30 • 15 de Octubre de 2012 • 1.743 Palabras (7 Páginas) • 497 Visitas
5. DESARROLLO DEL JUICIO PROFESIONAL
Procede preguntarnos cómo se adquiere y afina el buen juicio profesional, pues la
respuesta puede ser la clave para acabar de entender su naturaleza. La cuestión también es
trascendente por sus implicaciones en los métodos para la formación de los ingenieros, tanto
en la escuela como en la práctica. Un indicio al respecto aparece en una observación de
Nietzsche sobre la manera en que ciertos personajes geniales desarrollaron sus capacidades
sobresalientes: “No nos apresuremos a hablar de dones y talentos innatos! Pocos hombres de
reconocida gran maestría fueron especialmente dotados; más bien adquirieron su grandeza y
devinieron geniales ejerciendo capacidades cuyas limitaciones iniciales ya nadie suele
recordar. Todos ellos tuvieron la diligente seriedad de un buen artesano, y antes de atreverse
a hacer una gran obra aprendieron a construir apropiadamente las partes”.18
No es sostenible que el buen juicio profesional sea una capacidad extrarracional, pero
es comprensible que a los ojos de muchos lo parezca, pues es evidente que no todos los
ingenieros tienen buen juicio o llegan a desarrollarlo suficientemente, y algunos de quienes lo
poseen en alto grado suelen ejercerlo de manera tácita; es decir, sin explicar sus procesos y
hasta sin estar plenamente conscientes de los mismos.
Con base en evidencia empírica puede afirmarse que el buen juicio profesional del
ingeniero es un atributo intelectual cualitativamente diferente de la erudición, el
entrenamiento científico, la destreza deductiva y la habilidad matemática o lógica, aunque
guarda con todo esto una conexión muy estrecha. A reserva de explicarlo, puede postularse
que el buen juicio no sólo es distinto de esas otras capacidades, sino que es un atributo de
orden superior derivado de ellas: una especie de destilado que lentamente va surgiendo
conforme se ejercen todas las otras capacidades intelectuales requeridas por la ingeniería. Por
tanto, las capacidades conocimientos primero enumerados, y su uso práctico, son condicion
necesaria para que ulteriormente pueda desarrollarse el buen juicio. Si esto es así, la meta a
alcanzar durante la parte escolarizada de la formación de ingenieros debe ser que los
educandos adquieran un acervo suficiente de conocimientos científicos pertinentes, además
de destreza deductiva y habilidad lógica, para que al graduarse estén en condiciones de
ejercer, con la guía y supervisión de ingenieros experimentados, las funciones de la profesión
con el rigor necesario para ser eficaces integrantes de un equipo de trabajo profesional. Se ha
comprobado que jugar durante cierto tiempo este papel subordinado pero activo en el seno
de un equipo de ingenieros va dando en seguida oportunidad de desarrollar el buen juicio
profesional. Entonces el quid divinum (inspiración propia del genio, según la expresión clásica)
no es tal, sino una educada capacidad que algunos individuos han desarrollado paciente mente
a partir del ejercicio riguroso de su profesión, como apunta Nietzsche. La moderna psicología
experimental tiende a probar esa noción, pues ha encontrado que el buen juicio suele afinarse
con la práctica profesional cuando ésta ocurre de cierta manera que asegure la realimentación;
es decir, la posibilidad de comparar estimaciones teóricas a fin de contrastar sus resultados
contra los de observaciones o mediciones.19
También se sabe que el desarrollo del buen juicio ingenieril mejora si la experiencia
práctica abarca una gama de problemas de amplitud suficiente para a) dar sensibilidad sobre el
límite de validez de hipótesis, teorías y modelos en campos diversos pero relacionados; b)
revelar analogías entre campos diversos, y c) integrar progresivamente una suerte de mapa o
catálogo mental de todo ello que con el tiempo pueda irse enriqueciendo con las experiencias
del propio profesional.
Puede concluirse que la práctica de la ingeniería es condición necesaria para el
desarrollo del juicio profesional de un ingeniero, pero no es suficiente. Se requiere además
que esa práctica incluya expresamente los procesos de realimentación que resultan de hacer
predicciones teóricas y compararlas con la realidad; solamente así se produce aquel destilado
de sensibilidad que llamamos juicio. Debe ser, pues, una práctica basada sistemáticamente en
predecir el comportamiento de los proyectos de ingeniería, luego observarlo (medirlo) durante
la vida útil de los productos terminados, y finalmente cerrar el ciclo comparando predicciones
con observaciones. Esto permite, en el ámbito incierto de la realidad y a plena escala, calibrar
el grado de aproximación con el que las diversas teorías y métodos de análisis predicen el
comportamiento de lo que el ingeniero diseña; la importancia de este ciclo cerrado de
predicción-observación-comparación radica en que constituye una evaluación a la vez integral
y sintética de toda la cadena de métodos, hipótesis y decisiones que el ingeniero adopta
durante el diseño. Los hallazgos más recientes de la psicología experimental constituyen una
confirmación científica de la genial anticipación de Nietzsche20 acerca de que la maestría en
cualquier campo tiene su origen en una diligente laboriosidad y no en dones innatos: hoy los
estudiosos del juicio experto coinciden en que “estructurar tales capacidades en la mente
requiere un enorme esfuerzo, incluso en los casos de niños prodigio como Gauss en
matemáticas, Mozart en música y Bobby Fischer en ajedrez, cuyas respectivas ventajas
consistieron más bien en haber comenzado ese esfuerzo más temprano y haberlo emprendido
con más empeño que otros..21
Es imperativo, pues desde sus comienzos profesionales el ingeniero use una y otra ve
teorías que le permitan predecir cómo se comportará lo que diseña, y luego observe y mida el
comportamiento para compararlo con su predicción teórica. Sin ello, por inercia se tendería a
aceptar a pie juntillas que las teorías tienen capacidad de predicción perfecta, olvidando que
éstas se apoyan en supuestos simplificátorios que nunca se cumplen cabalmente. Hacer la
comparación indicada es la única manera
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