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Despedida IV° Medio


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2016  •  Reseña  •  2.607 Palabras (11 Páginas)  •  324 Visitas

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Colegio Inmaculada Concepción Puerto Varas

Departamento de Leguaje

Prof. Jacqueline Sánchez Z.

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Discurso público:

Despedida IV° Medio

Nombre: Daniel Zamora Chávez

Curso: IV°A

Fecha:14 de Junio del 2016

Monseñor Cristian Caro Cordero, Presidente de la Fundación

Jorge Contreras Godoy, Director Colegio Inmaculada Concepción

Luis Valencia Vivanco, Subdirector Colegio Inmaculada Concepción

Padres, familiares, apoderados, amigos y compañeros.

Autoridades varias.

Tengan todos ustedes, muy buenas tardes.

Siempre me he considerado alguien desordenado, alguien que debe tomarse un momento para pensar y comenzar a andar nuevamente, alguien que debe pensar fríamente sus decisiones, que le cuesta hacerse entender y organizarse, mis ideas siempre están dispersas en mi cabeza como una coladera, por lo tanto deben servirse antes de ser presentadas y expuestas, por eso cuando se nos encomendó la tarea de llevar a cabo un discurso público, con motivo de nuestra despedida del colegio, al principio me alteré, ¿Cómo iba a hacer un discurso que resumiera una vida?¿Cómo iba a sintetizar todo lo que he conocido, admirado, reído, llorado e incluso temido?, debería tener unas mil páginas y probablemente 500 serían hablando de mí, pero aquí vengo con mi humilde mulita a intentar hacerlo en dos planas y algo más.

        Al principio se me vinieron muchas ideas a la mente, tirar chistes, reírme de mi mismo o reírme de otros, por ejemplo imaginándome la cara que tendrán cuando estemos caminando hacia afuera de esas puertas por última vez, donde nos miraremos, nos despediremos, prometeremos llamarnos todos los días (cosa que no durará ni una semana), y nos iremos por caminos separados, probablemente la mayoría olvidándonos, y dejando todos estos momentos en los pasillos de nuestro colegio. Donde me saqué mi primer rojo, me retaron por ponerle mucho pegamento a mis guías, aquellos tiempos donde yo era un pequeño chaparrito que buscaba encajar, en un colegio donde me pude dar cuenta de que era la lluvia realmente, y de que esta no era lluvia ácida que te corroía la ropa y te producía alergias atrofiantes, sé que claramente es una exacerbación de los hechos pero me encanta exagerar todo y la verdad que a esa edad donde mi imaginación estaba en su cúspide total me parece algo bastante lógico. Llegué al colegio (en ese tiempo escuela), sin muchas referencias, una más que otra cosa que me había contado mi abuela, como qué era un colegio con tradición y que ella había disfrutado bastante de estudiar allí, claro a esa edad cuando me decían tradición lo primero que se me venía a la mente eran dinosaurios bailando cueca, pero bueno, entré al colegio con esperanza de conocer gente nueva y volverme la nueva celebridad del curso. Llegué sin mucho que demostrar, un 6,7 tranquilo en la prueba de admisión, la cual me permitió quedar en mi actual curso (en aquel entonces el maduro 2° básico A), no me costó acostumbrarme y conocer nueva gente, siempre me consideré alguien sociable, además la acogida fue bastante buena, fui integrado de buena manera por mis compañeros y profesores, o eso era lo que le decía a mi mamá, porque la verdad ni me acuerdo.

        Comenzaron a pasar los años, y a medida que hacía amigos nuevos, también tuve que despedir a otros, de los cuales aún en mi memoria, Matías Mieville, Camila Oyarzo, Jaime, entre los que más recuerdo, pero así como despedía llegaban nuevos, Franco, Samuel, Pato, entre otros, ustedes saben quiénes son. Así con el paso del tiempo, el paso de los cursos, toda va cambiando, mi forma de ver al curso, mi forma de verme a mí mismo, la forma de ver a mis amigos, te comienzas a dar cuenta de que muchos pasan, pocos quedan, y menos están.

        Corría octavo básico y un Daniel regordete estaba en la pasta, por alguna razón se había vuelto depresivo y raro, le gustaba algo a lo que él llamaba ‘‘punk’’, se ponía sus audífonos y no pensaba en nada más que en salir de clases, para llegar a casa y no hacer nada. Sí, ese era yo, pero no me importaba mucho, esperaba que pasaran los días, era esa clase de inmadurez donde no dejas entrar ideas a tu mente y no piensas en el tiempo que pasas con los que quieres. En ese contexto termina Daniel su octavo, sin mucho que ofrecer, ni tampoco entregar. Al final de año todos están muy felices y él aún no entiende porque, todos te dicen que es un gran paso, y es verdad solo que no lo veía, es uno de tus primeros logros, uno de aquellos, que te definirán como persona en un futuro, quienes están a tu lado te moldearán y ayudarán a seguir en esa línea, y hermano estate seguro de que estaré ahí para ti, tal vez no lo veas aún, pero en un futuro podrás ver con claridad la importancia de ese octavo básico que estás pasando y por el cual todos o la mayoría hemos pasado, ese, fue un fin de año distinto para mí y sé que para todos, porque, así más o menos pude vaticinar lo que vendría más adelante, como lo que está aconteciendo ahora, momento tiene una dimensiones muchísimo más grandes de las que uno puede llegar a pensar, un momento en el cual tenemos una personalidad ya mucho más forjada en nosotros, estamos hoy así, a puertas de una salida sin retorno, y de una etapa que por fin se cierra.

Estos cuatro años he podido dilucidar menos de lo que esperaba cuando chico, pero he aprendido, la verdad de nuestro futuro es muy distinta siempre, en mí sí han cambiado muchas cosas. Aprendí a conocer a este curso, porque ver a una persona todos los días no significa conocerla, generalmente vamos por ahí diciendo que somos todos amigos, pero no es así y nunca lo será, somos todos muy distintos, tenemos opiniones, nos respetamos, nos queremos, somos una muestra de esta población a la cual aprendimos a lo largo de los años a llamar familia, para mí el curso, sí es una familia, en el claro sentido de que no te puedes librar de ella fácilmente, no la eliges, debes aprender a quererla y a conocer cómo llegar a ella, ya sea con tu cariño, comprensión, apoyo o una simple palmada en la espalda, estos 12 años hemos estado ahí siempre con todos, la mayoría, tal vez no somos amigos, pero sí somos una familia, una familia la cual, hoy se separa por fin.

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