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Diario Del Apocalipsis


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  6.128 Palabras (25 Páginas)  •  290 Visitas

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Diario de Alexander Green

13 de agosto, 20…

No sé por qué estoy haciendo esto me parece ridículo tener que explicarme a un pedazo de papel solo por la recomendación de un loquerillo fanfarrón y prepotente (que me fue impuesto por mi idiota jefe), que cree saberlo todo sobre mi, aun así espero que esto me ayude en algo.

14 de agosto, 20…

No me considero un desequilibrado mental, solo soy una persona común y corriente que intenta vivir su vida y que es obstaculizado y malinterpretado por las personas con quien esta forzado a convivir,… estúpidas personas con quien estoy forzado a convivir.

Tengo un salario muy acomedido a los gastos que un soltero de 45 años puede permitirse, no vivo en un departamento, ni conduzco un automóvil ultimo modelo, ni mucho menos tengo una vida exótica y repleta de lujos constantes como lo creen las chicas que conozco en internet cuando menciono la palabra “soltero”.

He vivido en la misma casa donde crecí junto a mi madre que me crio soltera debido a un embarazo descuidado, lo que según mi loquero es la causa de mi comportamiento. Se podría decir que soy un típico hombre de los suburbios, de jardines verdes y reja blanca, algo que me gusta mucho puesto que siempre quise formar parte de una familia y tener una vida alegre de juegos de soccer, fiestas de cumpleaños aniversarios, y predecible sexo todos los sábados en la noche después de leer un tedioso libro de superación personal y de cómo ser un padre amoroso y esas estupideces que me resultan encantadoras, quizás, por que quisiera tener la normalidad de la vida de un esposo y padre que no tuve como un niño y adolecente introvertido.

En cuanto a mi trabajo supongo que esta bien, no tengo problemas con nadie, me agrada mi jefe y nunca me aburo de lo que hago, aunque “supongo” significase estoy seguro, “esta bien” es lo odio, “no tengo problemas con nadie” que soy el bufoncillo de la oficina a quien le hacen estúpidos chistes de toc-toc con predecibles finales atacando mi virilidad, “me agrada mi jefe” es que odio a ese infeliz dictador que pone su pie sobre mi rostro cada ves que tengo que vérmelas con el, y “nunca me aburro de lo que hago” es que llevo todos los días la misma rasposa camisa blanca y la misma apretada corbata y mismos pantalones cafés que uso para llenar la misma silla incomoda en el mismo cubículo de uno y medio metros por uno y medio metros todos los días en donde me ocupo pasando números insignificantes de un monitor a un hoja de papel cuadriculada.

Pienso que estas actividades me molestan, no porque sean aburridas, sino por esa sensación en mí que me dice que lo estoy haciendo a medias, que lo que me falta para ser feliz seria esa compañía y ese amor hogareño que llenaría el vacío y que estoy seguro me aria una persona agradecida con la vida.

2 de octubre, 20…

Hace tiempo que no hacia esto y es que tenía que expresar mis dudas de alguna forma aunque sé que por este medio nadie me responderá.

Pasa que desde hace tiempo he notado anomalías en la empresa farmacéutica en la que trabajo y que a pesar de que no me gusta trabajar allí eso no significa que no tome enserio mi desempeño.

Aparentemente fondos que deberían ser enviados a distribuidoras han sido depositados en cuentas para el financiamiento de laboratorios que me son desconocidos, y no por querer alarmarme a mí mismo, pero un tanto sospechosos

15 de octubre, 20…

Mucha gente ha sido despedida de su trabajo sin ningún motivo, al menos ninguno del que yo me haya percatado, claro.

Aun he notado esos raros números en los monitores y cada vez es más el dinero que es desviado de estas distribuidoras a los laboratorios.

19 de octubre 20…

Hoy en la calle camino al trabajo he visto un vagabundo ¡comiéndose una rata!, no sé si esta escena me fue más repugnante o deprimente, tener que ver a la pobre gente desprotegida llegar a esos extremos por alimentarse.

La forma tan acelerada en que la devoraba, pareciera que no hubiera probado bocado en meses, casi animalesco puesto que se engullía hasta los huesos de este pobre y sucio animal, más me pareció extraño que el pelaje de la rata fuera tan blanquecino y de ojo rojo, me pareció raro para una rata de callejón como lo era esa.

Otra de las cosas que me parecieron raras de ese viaje que normalmente son tan típicos y sin ningún cambio fue que a unas cuadras de haber visto a ese hombre desafortunado y hambriento pude divisar casi por arte de magia una de las direcciones de los laboratorios a los que se les estaba invirtiendo tanto dinero y que recientemente habían abierto puesto que en ninguna ocasión anterior había visto ese sitio de paredes tan blancas, o al menos no hasta ahora.

4 de noviembre, 20…

¡Imposible! En tan solo diez días una farmacéutica de las más importantes en todo el país ha caído en bancarrota total. He perdido mi trabajo junto con otro puñado de cientos de personas. Ahora lo único que puedo hacer es ir a casa e intentar reducir mis gastos aún más.

De regreso a casa tan abatido y desconcertado como lo podría estar cualquier persona después de ser despedido de la empresa que ha trabajado durante tanto tiempo me tope como es usual con mi vecina, una adicta a la heroína narcisista, raquítica y desastrosa, que heredo la casa de sus abuelos ancianos que conocía desde niño y que nunca les dirigí la palabra puesto que era demasiado tímido. Ella me miro de una forma muy extraña esa tarde, que de una forma u otra me despertó la curiosidad, aunque no se por qué lo estoy escribiendo cuando lo que más me preocupaba era que aria para seguir manteniendo mi patético estilo de vida al que estoy tan acostumbrado.

8 de noviembre, 20…

Hoy pase por la misma calle que utilizaba antes para ir al trabajo pero esta vez la use para ir al supermercado más cercano y más barato. Pasando por ahí llamo mi atención el grito de una mujer que estaba siendo atacada por el mismo vagabundo que se había devorado a ese pobre animal, y después de todo ¿qué podía hacer yo para ayudarle estado encima de mi auto?, y siendo tan cobarde como para detenerlo.

Ya estando de regreso del súper con comida enlatada y cereal únicamente en la parte trasera del auto intente fijarme si ahí en donde había presenciado aquel robo había rastros del criminal o de la policía pero hay no había nadie, de hecho, alrededor de esa pequeña calle no se podía divisar a ninguna persona. No me pareció raro puesto que era hora de cerrar y esa calle estaba mayormente habitada por vendedores y sus puestos caseros de comida y ropa de segunda mano.

No pasa nada, de hecho exceptuando mi situación laboral todo sigue normal en mi tediosa vida.

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