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Didactica Magna


Enviado por   •  1 de Julio de 2013  •  1.321 Palabras (6 Páginas)  •  426 Visitas

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CAPITULO V

LA NATURALEZA HA PUESTO EN NOSOTROS LA SEMILLA DE LOS ELEMENTOS ANTEDICHOS (ERUDICIÓN, VIRTUD Y RELIGIÓN)

La NATURALEZA es la primera y fundamental constitución, a la que hemos de volver; el hombre es creado para el bien; con el fin de que acordándose de su origen procure asemejarse a DIOS.

Todos pueden regresar al sitio del que han descendido. La providencia universal de Dios es la voz de la naturaleza y su influjo de la bondad que obra en todas las cosas y criaturas para lo que fueron destinadas.

Todo lo que existe está dotado de órganos y elementos necesarios para obtener su determinado fin y va a llegar a él a pesar de los intentos del hombre por evitarlo.

El hombre ha sido creado con aptitud para la inteligencia de las cosas, para el buen orden de las costumbres y para el amor de DIOS sobre todas las cosas. El hombre nace con aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, porque es imagen de Dios y debe representar y reproducir todos los rasgos de su modelo, de otro modo no sería verdadera imagen. La Omnisciencia como una de las cualidades de Dios, aparece en el hombre, quien está colocado en medio de las obras de Dios con su luminoso entendimiento, que es ocupado por las cosas próximas y por las remotas en las que investiga, indaga y revela lo encontrado mostrándose como infinito e ilimitado.

El hombre ha sido llamado por los filósofos microcosmo, compendio del Universo, que encierra en sí cuanto por el mundo aparece esparcido. El hombre no necesita tomar nada del exterior, sino que es preciso tan sólo desarrollar lo que encierra oculto en sí mismo y señalar la intervención de sus elementos.

El hombre esta dotado de ciertos órganos a modo de vigilantes u observadores para que auxilien al alma racional durante su estancia en el cuerpo, a fin de que el alma humana pueda ponerse en relación con el mundo exterior, a través de la vista, oído, olfato, gusto y tacto, y así nada escape a su conocimiento, ya que en el mundo visible nada existe que no se pueda ver u oír, oler, gustar o tocar, y, por tanto, conocer.

Aristóteles comparó el alma del hombre a una tabla raza, en la que nada hay escrito, pero en la que pueden inscribirse muchas cosas y lo que se logre dependerá del tamaño de la tabla; mientras que en el entendimiento por mas que se escriba o grave en el entendimiento jamás se hallará el término, porque es ilimitado.

El entendimiento humano ha sido comparado con la cera, ya que admite toda clase de formas ypermite ser conformado y transformado del modo que se quiera, recibir las imágenes de todas las cosas, recibe cuanto contiene el universo entero; estas se reciben, representan y retienen de un modo distinto. Esto permite conocer de un modo claro qué es el pensamiento y qué es la ciencia.

La insondable sabiduría de la omnipotencia divina es la que permite que la reducida masa que es el cerebro humano sea capaz de recibir tantos miles de millones de imágenes vistas, oídas, leídas, experimentadas, etc. Y que además se multiplican casi hasta lo infinito con algo nuevo cada día.

El entendimiento humano es entonces mayor al mundo, está sediento de objetos, los desea con ansia, trata siempre de investigar, recibe y devora, todas las cosas; siempre infatigable.

La armonía agrada al hombre y se empeña por alcanzarla; la valora en lo que hay en su contexto, lo admira en otros y la ama en sí mismo; entonces existen en el hombre mismo, las raíces de toda armonía tanto en el cuerpo como en el alma.

La rueda principal en los movimientos del alma es la voluntad; las pesas que la mueven son los deseos y afectos que la inducen hacia uno u otro lado. La razón es el muelle que la detiene o impide el movimiento y regula y determina qué, adónde y en qué medida

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