Diferentes sistemas educativos: diferentes formas de atender a la diversidad
Enviado por Queralt Burgaya • 24 de Octubre de 2017 • Trabajo • 1.135 Palabras (5 Páginas) • 365 Visitas
Diferentes sistemas educativos: diferentes formas de atender a la diversidad
La educación y las diferencias socioculturales siempre han existido, pero sus relaciones se han intensificado con la globalización y la defensa de la educación universal como un derecho fundamental de la persona humana. Aunque el año 1948 Francia y otros estados miembros adoptaron la “Déclaration universelle des droits de l’homme”, dentro del sistema educativo francés el origen social siempre ha sido un factor determinante para el rendimiento escolar.
Ahora bien, la multiculturalidad también se ha visto como un factor de éxito e igualdad de oportunidades, especialmente para el alumnado desfavorecido. En esta línea, la política de educación prioritaria francesa tiene como objetivo “corregir el impacto de las desigualdades sociales y económicas en el éxito escolar mediante el fortalecimiento de la acción pedagógica y educativa en las escuelas de los territorios que enfrentan dificultades económicas”.
Con este propósito en 2013 se creó la Ley 2013/595, conocida como "Reconstrucción de la Escuela de la República" que, entre otras medidas, propone la creación de los “sécteurs multi-college” con el fin de reforzar la diversidad social y territorial, o mestizaje cultural denominado “mixité”. Esta medida, que está considerada un experimento, se aplica por sectores en los que mezcla a los alumnos de las escuelas de secundaria escogidas, juntando así barrios socialmente diversos. Cada uno de los alumnos depende de dos escuelas y la distribución de los alumnos se puede hacer de dos formas. Una primera posibilidad es que todos los estudiantes de cada curso se junten en la misma escuela, es decir, asistan a la escuela A durante un año y a la escuela B durante el siguiente. Otra posibilidad es que los alumnos se repartan entre las dos escuelas según varios criterios: dirección, deseo de la familia, hermanos, datos sociales…
Con esta medida no sólo se pretende conseguir una escuela justa e inclusiva sino también la anteriormente mencionada “mixité”, una forma extrema de interculturalismo donde se promueve la creación de una nueva identidad cultural por la fusión de otras. A mi parecer, sin embargo, aunque juntar los alumnos sea fundamental en la perspectiva intercultural, no se cumplen los requisitos básicos para que esta se dé plenamente. Por una parte, no se entiende la palabra “inclusión” como un intercambio significativo entre diferentes culturas, sino más bien como una relación entre los distintos grupos culturales mutuamente aceptada, más típica de una lógica integrista. Además, a la práctica los alumnos se separan según su curso o se vuelven a clasificar con criterios poco rigurosos. Por otra parte, si bien es cierto que sólo con el hecho de proponer una medida de estas características se está dando un reconocimiento a las diferencias culturales y se promueven las interacciones entre alumnado con orígenes socioculturales distintos, esta característica no determina per se una lógica inclusista.
De hecho, cuando se habla de interculturalidad se hace referencia no sólo al encuentro entre diferentes culturas, sino a un enriquecimiento de ellas en todos los aspectos que configuran su identidad cultural y esto implica el reconocimiento, con orgullo, de una nación pluricultural. Pero el orgullo francés se sustenta en el lema de la República, y así lo demuestran los grandes principios educativos: gratuidad, laicidad y neutralidad. Por lo tanto, la plena manifestación de las etnoidentidades queda relegada a la esfera privada y el esfuerzo de adaptación recae en las mismas minorías. Estas tienen que adaptarse al savoir-faire francés, más deseable, con el que deben querer asimilarse. Personalmente opino que estamos frente una medida integradora con pretensiones inclusistas dentro de un sistema parcialmente asimilacionista, que incluye a los alumnos pero limita la
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