EL DESARROLLO DE LA ESCUELA FRANCESA
Enviado por bmhernandez791 • 29 de Enero de 2013 • 1.697 Palabras (7 Páginas) • 2.561 Visitas
EL DESARROLLO DE LA ESCUELA FRANCESA.
En el siglo XVI la literatura contable francesa fue muy escasa. De un modo parecido a lo que sucedía contemporáneamente en la península ibérica, las clases altas de Francia veían con aversión las tareas del comerciante, considerándolas indignas. Pero la situación fue cambiando al avanzar el fue siglo XVIII. En la larga etapa durante la que Colbert fue Ministro de Hacienda se permitió a los comerciantes acceder a la nobleza, y a los nobles efectuar empresas comerciales. Las consecuencias económicas de este cambio de actitud fueron muy positivas, y dentro del campo estricto de la literatura contable en que nos movemos Francia conoció a finales de siglo una floración de autores que colocaron a la escuela francesa de contabilidad a la cabeza de Europa.
MATTHIEU DE LA PORTE
Este autor, sin duda el más conocido del siglo XVII francés, fue un profesional de la contabilidad que en 1685 editó “Le Guinde des Négociants & Teneurs de Livres”, obra que se mantuvo de actualidad, reeditándose una y otra vez, durante más de un siglo. La edición de 1712 contenía numerosas modificaciones realizadas por el propio De la Porte, entre ellas un nuevo titulo: “La Science des Négociants”.
Aunque De la Porte no pretendió elevarse a gran altura en el estudio de la teoría contable, tiene el mérito de haber intentado una clasificación racional de las cuentas, atendiendo a su sujeto. Distingue así, tres grupos de cuentas: las cuentas “del jefe” (Capital, Pérdidas y Ganancias, etc.), las cuentas “de efectos efectivos” (Caja, Mercaderías, Pagarés etc.) y, finalmente, las cuentas “de corresponsales”.
Otra peculiaridad del libro de De la Porte estriba en que preconiza el paso directo de los asientos de los libros auxiliares al Mayor. Es, pues, un precursor del “sistema centralizador”.
Hasta finales del siglo XVII era costumbre abrir una cuenta en el Mayor para cada acreedor o deudor; uno de los esfuerzos simplificadores de De la Porte consistió en la recomendación de abrir solamente una cuenta de Diversos deudores y otra de Diversos acreedores.
“La Guide” de De La Porte constituyó un libro básico de consulta y enseñanza de la contabilidad a lo largo de todo el siglo XVIII, y su influencia fue muy grande en toda Europa, singularmente en Francia e Italia. Solo fue suplantado en su puesto de cabecera por el libro de Degranges publicó en 1795, del que más adelante se hará mención.
LA ESCUELA FRANCESA EN EL SIGLO XVIII.
Los tratadistas de contabilidad franceses, tan escasos en el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII, pasaron a ocupar en el siglo XVIII un lugar destacado sobre todos los de Europa, desplazado a los italianos – los estados de este país se hallaban en franca decadencia económica- y a los flamencos.
En el Siglo de las Luces los autores franceses fueron leídos a lo largo y ancho de Europa, conocieron múltiples ediciones de sus libros en distintos idiomas, e incluso llegaron a ser imitados por los orgullosos tratadistas italianos.
Samuel y Jean Pierre Ricard. Nacido en 1637 en Castres (Francia), Samuel Ricard emigró a Ámsterdam en su juventud. En esta ciudad holandesa público, en el año 1709, “L ár de bien tenir les livres de Comptes”. Algunos años después de su muerte, en 1724, su hijo Jean – Pierre preparó una nueva edición, mejorada, del tratado.
Es de destacar en el libro de los Ricard el intento de simplificación del Mayor, mediante el empleo de diez “cuentas generales”: Capital, Caja, Bancos, gastos de Banco, Gastos Generales, Comisiones, Pérdidas y ganancias, Mercaderías Generales, Mercaderías Especiales y Balance.
Bertrand- Francois Barréme. Nacido en 1640, el conocido matemático francés fundó en París una escuela de Comercio. Poco después de su muerte, acaecida en 1721, fue editado su tratado de contabilidad. Al igual que Samuel Stevin un siglo antes, Barréme fue un acérrimo defensor de la Partida Doble en las cuentas del Estado.
Con respecto a la cuentas de la empresas comerciales: Barréme distinguía dos tipos: “las cuentas generales”, que son las propias de comerciante que lleva los libros, y las “cuentas particulares” las cuentas abiertas a todos mis corresponsales.
Barréme enseñaba a considerar el balance como un documento independiente, con entidad propia. Pero no le concedió todo el valor que posee en la contabilidad moderna. Ya que insistió en su obtención antes de que se acometiera la realización del inventario; así pues el balance, para nuestro autor, no poseía más utilidad de la de detectar errores en la elaboración de los libros.
EDMOND DEGRANGES. Este célebre autor se sitúa a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Tomó parte activa en la lucha política en el bando girondino durante la inestable etapa revolucionaria de fin siglo. Fue encarcelado y estuvo a punto de ser conducido a la guillotina por sus enemigos políticos. Una vez puesto en libertad consagró sus energías a la temática, quizá menos apasionante pero también menos peligrosa, de los usos del mundo mercantil.
El año 1975 salió de la imprenta su libro “La tenue des livres rendue facile”, que fue reeditado en 1801. tres años más tarde publicó
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