EL LIBRO DE LOS MAL ENTENDIDOS

EL LIBRO DE LOS MAL ENTENDIDOS

Por azar encuentro la siguiente frase de Charles Baudelaire, recogida en una carta de Lezama Lima a su compatriota y vecino del barroco Latinoamericano, Severo Sarduy: “El mundo solo se mueve por el malentendido universal, por el malentendido todo el mundo se pone de acuerdo. Porque si, por desgracia todo el mundo se comprendiera, no podría entenderse jamás”.

Tal vez en la relación entre el Norte y el Sur hay un mal entendido que dura siglos. Un malentendido que, en el caso de la solidaridad internacional, nos ha puesto de acuerdo.

Semejante paradoja da inicio a este libro: reflexión fragmentada y con todo el desorden  con el que ocurren los hechos, en torno a treinta años de ponernos de acuerdo a la sombra de un mal entendido, que ha prefijado el papel que cada uno interpretaríamos.

Lezama Lima, desde su exilio  interior, la Habana que nunca abandono, va más lejos. Recuerda a San Agustín  para quien el triunfo del cristianismo dependía estrechamente de la presencia de herejes, o a Gracian que sentenciaba que “este mundo se concierta de desconciertos”.

En medio de ese ambiente de mal entendidos, han ocurrido vidas humanas concretas, europeos que se han quedado entre nosotros para vivir entre esperanzas e incertidumbres, ”sentados entre dos sillas”, la frase evoca

“Con el culo entre dos sillas”, reza la expresión francesa.

He optado por juntar  diversos testimonios de halla y de acá, emociones personales y ajenas, experiencias políticas y sociales, reunidas en torno a los apuntes de Erika Hanekamp  que marcan, como una conciencia imperceptible. El sentido de la ambigüedad, la presencia del mal entendido, la frescura del debate y de los hechos.

Erika ha conducido durante varios periodos desde sus inicios, la vida del CEP.

La forma misma de este relato es la de un calidoscopio, solamente que el mio, al descomponer las imágenes, las dispersa de modo asimétrico. He buscado, premeditadamente, confrontar episodios y estilos de narración contrastantes.

¿Por qué treinta años?

Por un afán de conmemorar ”onomásticos”, vieja y fea palabra que evoca rituales, festejos, modos de recordar pasados lejanos. Por el afán, entonces, de festejar treinta a los de existencia del Comité Ecuménico de Proyectos, CEP, fundado en 1973 “como consta de actas” que aparecerán en algún momento de estas páginas redactadas y editadas gracias al apoyo de la organización evangélica  de cooperación Pan Para El Mundo.

CEP, esa especie de voyeur que se ha pasado su vida observando el quehacer de los demás y tomando a veces partido. El también, sentado entre dos sillas.

Nada más. Un libro que he procurado que no tenga pies y cabeza, que no se parezca a ningún texto sociológico ni manual político, que busque el menor rigor posible, que no afirme ni niegue rotundamente nada, para dar cuenta de este confuso pero intenso dialogo con el “otro” al que Severo Sarduy llama el “ eco sordo de la alteridad”.

LA PRESENCIA DEL OTRO

...