EL TERRORISMO INTERNACIONAL EN EL PERU

ómo enfrentar al terrorismo

27 FEBRERO 2013 0 COMENTARIOS

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Publicado originalmente en Debate 115, enero – febrero 2002

Por Benedicto Jiménez

El mundo ya no es el mismo desde el 11 de setiembre del 2001. El brutal atentado terrorista que pulverizó las torres gemelas ha tenido consecuencias económicas, psicosociales y políticas difíciles de calcular. Una de ellas, la más visible quizás, ha sido el consenso sobre la imperiosa necesidad de entablar, a escala global, una lucha frontal contra el fantasma del terror. Y en ella estamos todos comprometidos.

La ONU, que había tenido hasta entonces una participación tibia, se puso en la primera línea de ataque. La lucha contra el terror antes del 11-7 había sido fragmentada, regional. Existían estrategias locales para enfrentarlo y también convenios subregionales, pero no una estratagema global, total, de liquidación del mal. Por ello, la resolución 1373 del 28 de setiembre del 2001, patrocinada por Estados Unidos, no tiene precedentes: establece que cualquier acto de terrorismo, donde se ubique, atenta contra la totalidad de la paz mundial.

El nuevo planteamiento de la lucha global requiere de un acuerdo en torno a las causas del terrorismo y a la manera de lidiar con él. Respecto al primer ítem el reto es grande. Siempre hubo grandes diferencias entre el enfoque de los países subdesarrollados (que encontraban las causas en las grandes diferencias económicas y en los desiguales procesos de modernización de las sociedades) y el de las primeras economías del mundo (que veían el asunto desde el lado más normativo, jurídico).

En el segundo aspecto los pasos principales se han dado. Ya en 1999 la ONU había emitido una declaración

–de alguna manera, la madre de la 1373– en la que establece como punto neurálgico de la lucha contra el terrorismo mundial la obliteración de toda fuente de financiamiento. Descontando aspectos de contenido –terrorismos ideológicos, separatistas, religiosos– el nervio urticante de toda la red es el circuito económico que solventa a estos grupos subversivos. Enfrentamos ahora a un terrorismo globalizado que dispone de un soporte financiero que va más allá de sus discursos. En la actualidad hay una conexión casi consanguínea entre terror y narcotráfico, el contrabando y el tráfico de armas. El reto de todos los países del orbe es modificar sus legislaciones a fin de apuntar a estos objetivos centrales.

Todo este tinglado complica nuestro acercamiento al terrorismo de nuestro país. Hace algunos años sabíamos que, de alguna manera, Sendero Luminoso recibía apoyo del narcotráfico, y que esa subvención, como hasta el día de hoy, venía sobre todo del comité central del Huallaga. Sin embargo, la mayor fuente de financiamiento para los gastos de la cúpula en Lima provenía de los fondos de la academia César Vallejo. La ausencia de un marco legal adecuado, y la precariedad de la relación entre el terror y sus fuentes económicas, no nos permitió investigar a fondo esa institución. En el escenario actual tal negligencia sería inadmisible.

Nuestro caso

¿Tienen estos hechos mundiales incidencia en el escenario local? Ciertamente. ¿Conocemos a Sendero Luminoso? Soy un poco escéptico al respecto. Sendero es como la vena en un brazo que tiene que ser pulseada. Pero en estos momentos no estamos en condiciones de hacerlo. Hemos dejado de estudiar a este grupo terrorista por muchos años, y eso no sólo en la parte militar, sino en la ideológica. Ellos han estado haciendo mucho trabajo desde el punto de vista político. Existe la posibilidad, además, de que hayan penetrado organizaciones del Estado. Recuérdese que el sistema senderista preconizó el uso de lo que ellos llamaban el “viejo y caduco Estado” para el beneficio de la revolución. Entonces hay que investigarlos y plantear la estrategia. Lamentablemente, de esa historia contra el terror que vencimos en una instancia, la mayoría de peruanos hemos leído una historia distinta, coronando a muchos “héroes” falsos y durmiéndonos en nuestros laureles; ellos, en cambio, ya sacaron sus conclusiones, hicieron sus evaluaciones, trazaron su balance e internalizaron verdaderas lecciones de aquella derrota.

Antes de los principales triunfos frente al terrorismo, la lucha antisubversiva

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