ELEMENTOS INTERNOS DE LA OBRA
Enviado por andagalvanico • 21 de Julio de 2013 • Tesis • 9.894 Palabras (40 Páginas) • 652 Visitas
I) ELEMENTOS INTERNOS DE LA OBRA
1.1 TÍTULO: Lituma en los Andes
1.2 GÉNERO: Narrativo
1.3 ESPECIE: Novela
1.4 ESCENARIO: Naccos- Sierra central
1.5 PERSONAJES:
1.5.1 PRINCIPALES
Pishtaco
El cabo Lituma:
Miembro de la Guardia Civil (cuerpo policial). Es piurano y había servido previamente en su tierra natal y en Talara. Enviado a la sierra para tomar el mando de un pequeño puesto policial situado en Naccos (Junín), es fiel cumplidor de su deber, pues permanece en su puesto pese a la amenaza de los terroristas, y así se esfuerza en investigar la desaparición de tres personas. Como costeño y criollo le cuesta entender las costumbres e idiosincrasia de los habitantes del lugar, andinos y quechuas.
El guardia Tomás Carreño:
Llamado familiarmente Tomasito o Carreñito, es natural de Sicuani (Cuzco) y quechuahablante, aunque también hablaba muy bien el castellano y parecía criollo. Es de contextura delgada pero maciza, “con unos ojos hondos y vivos, una piel cetrina y unos dientes blancos y protuberantes”. Compañero de Lituma, convive con él en el miserable puesto policial de Naccos, siempre con el temor de ser sorprendidos por los terroristas.
Mercedes:
Bailarina de un cabaret limeño, piurana de origen, quien es mencionada constantemente por Tomasito en sus diálogos nocturnos con Lituma. Tomasito la conoció en Tingo María, a donde Mercedes había ido contratada por un mafioso apodado El Chancho para que le realizara prácticas sadomasoquistas. Tomasito, enamorado de Mercedes, mata a El Chancho; luego huye con ella y por un tiempo viven los dos como enamorados. Sin embargo, Mercedes termina por abandonar a Tomasito, confesándole que en realidad no sentía nada por él. Este abrupto final deja desolado a Tomasito, quien parte a Naccos, sin importarle el riesgo que tal misión suponía; al final de la obra recibe la visita inesperada de Mercedes.
Dionisio:
Cantinero de Naccos, borrachín, gordo y fofo. Era un comerciante de pisco que recorría el país seguido de un alegre cortejo de danzantes, músicos y mujeres. Cantaba, brincaba, tocaba el charango; a su paso enloquecían las mujeres. Se casa con Adriana, a quien enseña las artes adivinatorias, y se instala en Naccos.
Adriana:
Esposa de Dionisio, de entre 40 y 50 años, de rasgos aindiados pero de tez clara, corpulenta y de amplias caderas. Era la bruja o curandera del pueblo; adivinaba mediante la cartomancia y la quiromancia. Ayudaba también a su esposo atendiendo en la cantina a los obreros que laboraban en la construcción de la carretera.
Pedrito Tinoco, el mudito:
Un ser humilde y servicial. Las personas lo veían como un opa (idiota) y evitaban tener relación cercana, según la costumbre andina. Muy niño había sido abandonado en Abancay. Se crió en la parroquia del pueblo. Ya joven se dedicó a ser barrendero, cargador, lustrador de botas, acomodador de circos, entre otros oficios. Un día fue llevado para servir en el ejército pero huyó y se internó en la puna, donde unos pastores lo encontraron casi muerto de hambre y de frío. Se recuperó y aprendió los oficios del campo. Poco después se le encargó la cría de vicuñas (llamas) en un paraje alejado. Un día llegaron senderistas armados, quienes exterminaron a todas las vicuñas, aduciendo que su crianza era uno de los roles que el imperialismo imponía a los pueblos explotados. Quedó desolado ante tal matanza, pero se recuperó y llegó a Naccos, donde consiguió trabajo como sirviente en el puesto policial. Se ganó pronto la confianza de Lituma y Tomasito. Hacía mandados, limpiaba los barracones, lavaba la ropa. Hasta que un día desapareció sin dejar rastro.
El albino Casimiro Huarcaya:
Originario natural de Yauli, era hijo de un tinajero (vendedor de agua). A los 15 años se escapó de su pueblo con un comerciante viajero, con el que recorrió toda la sierra central y sur del Perú, aprendiendo el oficio a bordo de un camión destartalado. Tiempo después se independizó y se compró su propia camioneta. Un día se le acercó una muchacha quien afirmó esperar un hijo suyo .De primer momento no la aceptó pero luego la buscó y trató de resarcirse, visitándola y dándole regalos cada vez que iba al pueblo, pero un día no encontró más a Asunta (como se llamaba la joven), cuya familia no quiso darle su paradero. La anduvo buscando por mucho tiempo hasta que un día se encontró con una partida de senderistas, entre los cuales reconoció a Asunta. Lo condenaron a muerte por violador, encargándose de su ejecución la misma Asunta, que al parecer falló intencionadamente al momento de dispararle, dejándolo solo desmayado. Huyendo de los terroristas recaló en Naccos donde consiguió trabajo en la obra de la carretera. En todas partes le llamaban pishtaco, por sus cabellos claros, y él mismo, por fastidiar, empezó a declararse como tal. Un día desapareció, sin cobrar su salario semanal.
Demetrio Chanca:
Era el capataz de la obra de carretera que pasaba por Naccos, cuyo verdadero nombre e identidad, era Medardo Llantac, alcalde de Andamarca, que en una noche escapó de morir a manos de los senderistas. Su salvación lo debió a una pura casualidad, pues en el momento en que los terroristas asaltaron su casa, se hallaba afuera, víctima de una incontenible diarrea. Se ocultó dentro de un sepulcro, hasta que los senderistas se retiraron. Huyó entonces hasta llegar a Naccos, pero al igual que los dos anteriores terminó por desaparecer sin dejar rastro.
1.6 RESUMEN:
Lituma en los Andes cuenta la historia del cabo piurano Lituma, quien, junto con su compañero, el guardia cuzqueño Tomás Carreño, llamado también “Tomasito” o "Carreñito" (ambos pertenecientes a la Guardia Civil), es destinado para servir en un puesto olvidado en Naccos, un pueblito de la sierra central del Perú, en medio de la guerra desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso. Allí se dedican a investigar la misteriosa desaparición de tres personas: el mudito Pedro Tinoco, el albino Casimiro Huarcaya y el capataz de la obra de carretera, Demetrio Chanca (cuyo verdadero nombre y identidad, como después se supo, era Medardo Llantac, alcalde de Andamarca). Esta investigación la realizan bajo la amenaza constante de los senderistas (autodenominados “guerrilleros”), quienes tratan de oponerse al sistema y al gobierno por medios extremadamente violentos y crueles. Las pesquisas sacan a la luz extrañas
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