ENSAYO: LA MUJER DEL SOTANO

LA MUJER DEL SOTANO

En una fría noche de invierno iba conduciendo a mi nueva casa cuando de repente se atravesó una figura humana, por poco y casi atropello a esta persona, no pude ver su rostro a causa de la nieve, deduje que posiblemente era una mujer por el largo cabello color dorado que ondeaba mientras se adentraba en el profundo bosque.

La casa tenía un olor poco agradable, se veía que era muy antigua y que por un buen tiempo no había sido habitada, pero tenía el espacio que buscaba y su precio era bastante cómodo, tuve que mudarme debido a que fui transferida por  mi trabajo, nunca había vivido tan apartada de mi familia y mis amigos, así que prácticamente estaba sola en esta enorme casa, con todas mis cosas empacadas en cajas y en medio de la fría noche. Organizando algunas de mis cosas encontré mi vieja guitarra que me había regalado mi padre, me senté en la cama y me puse a tocar una triste y nostálgica canción, cunado de repente escuché los desesperados gritos  de una mujer que provenían de algún lugar de la casa, pude sentir como el miedo se apoderaba de mí y sentía que el corazón se me iba salir, los gritos no cesaban, así que me puse mis zapatos y me dispuse a buscar el lugar del cual provenían lo que me llevo a las escaleras que conducían al sótano, el foco de luz no funcionaba, al bajar esas escaleras sin ver nada, acercándome cada vez más al origen de esos horribles sonidos me choque con una vieja puerta llena de clavos y llena de cadenas unidas por un candado, no había forma de que pudiera entrar hay y estaba segura que lo que hubiera adentro tampoco podía salir, pero me preguntaba qué era lo que había oculto detrás de esa puerta y que provocaba tan terribles sonidos, no sé cómo conseguí regresar a mi habitación, era tal el pánico que mis piernas estaban tan inestables, me  recosté en mi cama, tome mi celular, conecte los auriculares y le di play a  la lista de reproducción de música para dormir y le subí el volumen hasta que no pudiera escuchar los terribles gritos, cuando desperté  los gritos habían desaparecido.

Pase la mañana subiendo y bajando por esas escaleras, quería saber que había detrás de esa puerta así que me dirigí a la ferretería más cercana y compre la herramienta necesaria para abrir esa puerta, cuando los gritos volvieran a aparecer, abriría esa puerta, es lo que había decidido porque si no fuera así, no sería capaz de vivir en esa casa. Espere la noche e hice lo mismo que la  noche anterior,  empecé a tocar una canción triste con mi guitarra y fue cuando esos horribles y aterradores gritos volvieron a aparecer, no sé si era tal mi curiosidad o intriga que sin dudarlo cogí las herramientas, una linterna y salí corriendo a abrir esa puerta, parecía como si mis miedos y temores hubieran desaparecido, al abrir la puerta  los gritos desaparecieron, al  entrar a ese lugar  tropecé con el cordón de una de mis zapatillas y caí al suelo, tome la linterna y me puse de pie, con la poca luz que aportaba mi linterna pude ver un poco de viejos objetos como un antiguo tocadiscos, una plancha de hierro, muñecas de porcelana cubiertas por el polvo y la suciedad, pero hubo algo que realmente me llamo la atención, sobre una mesa había toda clase de objetos de castigo me dirigía a observar más de cerca cuando escuche un ruido al otro lado de la habitación dirigí la luz de la linterna hacia ese lugar y solo alcance a ver moverse unos mechones de cabello color dorado, nuevamente el miedo se apodero de mí y me dirigía hacia la puerta cuando apareció ante mí una mujer calaverica de cabello largo color dorado de mirada perdida y un rostro  totalmente deforme, esa cosa se abalanzo sobre mí. Al abrir mis ojos me encontraba en medio de la sala.

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