ENSAYO SOBRE CONTRADICCIONES DEL SISTEMA PENITENCIARIO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN DE AREQUIPA

FACULTAD DE DERECHO

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CURSO:

LITERATURA UNIVERSAL Y CONTEMPORÁNEA

DOCENTE:

GERMÁN FIGUEROA

TEMA:

ENSAYO SOBRE CONTRADICCIONES DEL SISTEMA PENITENCIARIO

ALUMNO:

• ERNESTO F. QUICO CALSINA.
• GUSTAVO ARMANDO MAMANI ANAYA.

AREQUIPA-PERÚ

2017

CONTRADICCIONES DEL SISTEMA PENITENCIARIO

“El sistema penitenciario peruano es evidente que ha fracasado, pues la prisión como medida cautelar o pena, no han cubierto las expectativas de la sociedad. Los reclusorios en el Perú se han convertido en cementerios de hombres vivos, donde el hacinamiento alarmante, es parte del paisaje, los penales se han convertido en centros de “profesionalización” e incubadoras  de criminales, donde el delincuente menor se convierte en avezado, por su instinto de sobrevivencia, alimentando un submundo de desgobierno y caos donde lejos de rehabilitar y reeducar, el recluso es encerrado hasta el cumplimiento de su pena y posteriormente es echado a la calle donde se encuentra con un entorno hostil, cerrándole cualquier segunda oportunidad  que lo empuja nuevamente a delinquir”.

La obra de Víctor Hugo “Los Miserables”, es sin duda una de las obras cumbre de la literatura mundial, por su contenido social, pero sobre todo por la forma cómo expone la crueldad del sistema de justicia imperante de ese entonces, basado en un positivismo extremo, es de seguro que todas las crudezas y adversidades por las que paso uno de los personajes principales de la obra Jean Valjean antes y después de su paso por el presidio de Tolón, los siguen sufriendo las poblaciones vulnerables, los reclusos y los exreclusos en nuestro país, pues es innegable que el sistema penitenciario se limita a cumplir un rol evidentemente represor, basado en la confinación.

Para entender esta problemática solo recordemos los motivos por los que Jean Valjean llega al presidio de Tolón, hombre que quedó huérfano a temprana edad, podador de profesión y que frente a la desdicha de su hermana viuda y con siete sobrinos pequeños, se puso al frente de su familia  y que en estado de necesidad, rompió la ventana de la panadería para obtener pan y así alimentar a los hambrientos pequeños, es decir una vida marcada por la desdicha, no suficiente con ello fue condenado a 5 años de prisión, una pena de por sí desproporcionada, esta demás adjetivizar el hecho de que por sus reiterados intentos de fuga pensando en las necesidades por las que estaría pasando su familia, fue “condenado a 19 años de prisión”1, nuestro personaje haciendo un mea culpa aceptaba que merecía un castigo por sustraer el pan, “pero consideraba que ese castigo fue desproporcionado y excesivo”2 , las crudezas de la vida en el presidio hicieron de este hombre un ser miserable y despreciable, con un odio y rencor hacia la sociedad, lo cual lo motivo para aprender a leer y escribir, ejercitando su cuerpo que lo hacía un hombre de temer, lo cual fue ventajoso para enfrentar a sus enemigos, sentimientos  que se irían consolidando con la estigmatización e indiferencia sufrida ya fuera de la prisión, pues todos a quienes acudió no solo le cerraron las puertas, sino que lo menospreciaron, al extremo de hacerlo sentir peor que un animal, pues pese a ofrecer pagar por hospedaje y alimentación en el pueblo de Digne,  todas las puertas se le cerraron, mejor dicho casi todas, el único que le ofreció todo lo que tenía a su alcance fue el monseñor Miryel, no desaprovechando Valjean la oportunidad para en la noche tomar los cubiertos de plata del monseñor y huir, siendo atrapado en su intento, ese acto de bondad del monseñor al indicar a la policía que fue él quien obsequio los cubiertos al ex recluso y que había olvidado llevar los candelabros de plata que también le fueron obsequiados, fueron el punto de quiebre de este personaje, que prometió al monseñor cambiar de vida y hacer el bien por el resto de sus días.

1 VICTOR HUGO, LOS MISERABLES, LA NOCHE DE UN DÍA DE MARCHA, EDIT. PLANETA, PÁG 68-78.

2 VICTOR HUGO, LOS MISERABLES, EL INTERIOR DE LA DESEPERACION, EDIT. PLANETA, PÁG 95-96.

La problemática del sistema penitenciario en nuestro país, así como el sistema judicial, están diseñados para favorecer a los poderosos y fundir en la miseria a los desposeídos, son los delincuentes comunes quienes conforman el gran porcentaje de la población penitenciaria, haciendo una revisión acerca de los antecedentes del delincuente común, es de seguro que encontraremos en su pasado una familia desmembrada, si podría llamarse familia, con un padre o madre alcohólico o drogadicto, que en su niñez fueron víctimas de abandono o maltrato físico psicológico, que pasando hambre, su único camino por instinto de subsistencia ad fortiori fue empezar como pájaro frutero haciendo de esta conducta su modus vivendi en el mundo del hampa, y que una vez aprehendidos, sin tener los recursos para una defensa, fueron a parar a un centro juvenil, mal denominado reformatorio, donde lejos de reeducarse y rehabilitarse, son recluidos junto con otros jóvenes delincuentes de mayor rango, viéndose obligados a “profesionalizarse” para sobrevivir en ese submundo, no es el caso de los delincuentes de cuello blanco, que tuvieron un hogar, oportunidad de educación, de hacerse de una profesión y cuentan con un puesto de trabajo con una remuneración aceptable, pero no contentos con ello condicionan el cumplimiento de sus funciones a prebendas otorgadas por los usuarios o buscando apropiarse de los recursos del estado a través de seudo-empresas, contratan con el estado pese a la prohibición de la legislación especial, valiéndose de artimañas, este tipo de delincuentes gracias a un “buen” abogado que se vale de las deficiencias de los operadores del sistema de justicia y los recursos con los que cuentan, salen bien librados de los procesos y si son condenados, las penas son insignificantes teniendo cárceles doradas, lo cual se demuestra con los datos presentados por el INPE en el año 2015, pudiendo observar que “los reclusos por delitos contra la administración pública(corrupción, colusión, cohecho y otros) se encuentra en otros delitos que equivalen a solo el 7.4 %, siendo otros 92.6% reclusos por delitos comunes”3, son estas contradicciones del sistema de justicia y penitenciario que llevan a que la población erga omnes de  manera justificada, tenga un concepto totalmente negativo de los operadores del sistema de justicia, sobre todo de la policía y del poder judicial.

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