Educación De Calidad
Enviado por • 30 de Marzo de 2015 • 2.407 Palabras (10 Páginas) • 204 Visitas
Definición de calidad aplicada al ámbito educativo
Precisar definir el concepto de calidad en la educación, cuál es el origen de esta palabra y en qué contextos se ha utilizado, pues la verdad es que no hay una respuesta única, existiendo una variedad de acuerdos y desacuerdos, de ejemplos positivos y negativos, lo que en sí no es nada nuevo, ya que, hace más de dos milenios y medio, los griegos se plantearon la misma pregunta, fraseada como si existía una forma correcta de educar. No sólo no encontraron una respuesta única, sino que al menos nos entregaron dos modelos muy diferentes, el ateniense y el espartano. Para Aristóteles era “una categoría o aquello en virtud de lo cual se dice de algo que es tal y cual” , es decir, desde la filosofía la calidad sería lo que se predica de algo. Según el diccionario de la Real Academia Española puede definirse como: “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor” . Según el diccionario de sinónimos y antónimos esta palabra no presenta un antónimo y sus sinónimos son: clase, categoría, índole . Desde una concepción etimológica, el significado de la palabra calidad está vinculado, en cierto modo, a un elemento referencial de una determinada cosa, en cuyo significado se perciben matices que se vislumbran en categorías.
Desde al menos de la época de Grecia, en lo que se conoce hoy como “occidente” y aún antes en el tiempo sí incorporamos al oriente, con las versiones propias de cada cultura, cada generación intenta su propio ensayo, con el agregado de que lo que se busca en el siglo XXI, coincide con un cambio de enormes proporciones, a la vez cultural, histórico y tecnológico, donde el paradigma que proporcionó la revolución industrial ha sido reemplazado hace ya algunas décadas por el de la sociedad del conocimiento.
Es evidente que la educación no puede entenderse como un producto físico o manufacturado sino como un servicio que se presta a los alumnos. Pero, al igual que ocurre con otros servicios, la naturaleza de este servicio resulta difícil de describir, así como los métodos para evaluar la calidad. La dificultad de definir la calidad educativa seguramente deriva de hechos como los siguientes:
1. La educación es una realidad compleja en sí misma, ya que afecta a la totalidad del ser humano, entidad ciertamente compleja y multidimensional. Por ello, si resulta difícil precisar el resultado que se debe obtener de la educación, no debe extrañarnos que resulte complicado establecer métodos y criterios para determinar el nivel de calidad.
2. Existen notables diferencias entre las ideas o conceptos de lo que debe ser la educación. El resultado son las discrepancias sobre las metas o fines a lograr y sobre los procesos a llevar a cabo para lograrlo. Por ello, no disponemos de una teoría suficientemente consolidada para explicar la eficacia en el ámbito educativo.
3. Los procesos mentales de aprendizaje no son evidentes, y sólo podemos inferirlos a través de los resultados que produce. En consecuencia, no podemos medir la actividad del intelecto de los alumnos, sino las manifestaciones externas de la actividad mental o intelectual.
4. El educador es un ser libre y el motivo último de su comportamiento es siempre su propia decisión, más allá de los modelos en los que se haya formado. Ello hace que la elección sobre el tipo de enseñanza o modelo educativo sea una elección personal, que no siempre se corresponde con la trayectoria o el ideario de la institución educativa.
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A la vez nos parece que es preciso definir a la calidad en cada situación particular, y que no es un valor absoluto. Hay que comprender las situaciones como dependientes de la existencia de múltiples factores. Así se le podrán atribuir a la Calidad diferentes significados que dependerán de la perspectiva desde la cual se la mire, de la realidad social, de los sujetos que la enuncian y desde el lugar en que se hace. Por lo tanto, la definición de calidad de educación conlleva un posicionamiento político, social y cultural frente a lo educativo.
El tema sobre la calidad de la educación está presente en todo el orbe, independientemente de las diferencias en los sistemas políticos y económicos. Lo anterior es entendible, ya que no se duda que la movilidad social, la igualdad de los ciudadanos y la propia ubicación en la escala mundial de los países y sus habitantes, se vincula directamente con su nivel educacional.
Más aún me pregunto ¿podemos realmente hablar de calidad de la educación sin al mismo tiempo preocuparnos de nuestra TV abierta?, la que es un gran problema, considerando su bajo nivel y que los niños y jóvenes pasan muchas horas frente a ella.
Para hablar propiamente de calidad de la educación debemos empezar por los desafíos que nos plantea la era histórica que nos ha tocado vivir:
El primero es cómo lograr que seamos más creativos con la información que se nos entrega.
El segundo es obtener que el aprendizaje (lo nuevo) supere al entrenamiento (lo conocido).
Un tercer desafío para la educación es lograr que vaya más allá de la mera instrucción para proponerse formar también buenos ciudadanos. De ahí la importancia de la gran deuda de la democracia con los jóvenes chilenos: la ausencia de educación cívica, no como un simple ramo sino como un verdadero objetivo del proceso educacional a todo nivel, lo que se hace visible en tantas situaciones, incluyendo marchas y “celebraciones” deportivas, reafirmando la importancia de los hábitos en una educación que quiera considerarse medianamente buena, y reiterando la vieja verdad de que la educación es mucho más que mera instrucción.
En cuarto lugar, el siglo XXI y las tendencias mundiales, nos obligan a replantearnos qué es lo básico en la enseñanza. ¿Es una base mínima de conocimientos o ciertos principios o valores fundamentales? En otras palabras, cómo se educa mejor, ¿enseñando de todo o enseñando lo más importante? ¿Y quién define esto último? Al respecto, lo único seguro es que es mucho mejor que se ensayen distintas respuestas que una sola, es decir, la pluralidad, autonomía y diversidad de proyectos educativos superan con mucho a una sola autoridad central.
Un quinto desafío es cómo lograr integrar la cultura visual que hoy predomina a los programas educativos, es decir, cómo se la vincula a la cultura del libro y se convierte en una nueva alfabetización que no signifique un empobrecimiento banal de la mente del estudiante. O sea, todos necesitamos preguntarnos ¿qué tipo de conocimiento es significativo para educar? además de ¿cuál es la verdadera importancia de un lenguaje de imágenes cada vez más fuerte?
Esta segunda pregunta nos lleva a otras: ¿qué es más
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